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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 1 de febrero 2020.- Este 2020 es un año bisiesto y febrero tendrá un día extra como ocurre cada cuatro años, lo que a su vez agrega un día al calendario haciéndolo de 366 días.
Esto suceso ocurre debido a un ajuste en el año sideral relacionado con el movimiento de rotación de la Tierra, el cual transcurre en 365 días y seis horas (cinco horas, 48 minutos y 56 segundos, para ser exactos), es decir el año civil, como lo explicó el doctor Miguel Aguilar Robledo, especialista en Geografía y director de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades (FCSyH) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
Debido a las seis horas que presenta cada año civil, se van acumulando, por lo que al cuarto año se cuenta un día extra agregado al mes de febrero.
Aguilar Robledo indicó que el ajuste del año bisiesto entre el calendario solar (o astronómico) y civil, viene desde la época de la Antigua Roma con Julio César en el año 45 a. C.
El emperador añadió un día más a cada año que fuera divisible por cuatro, sin embargo, esta modificación generó a la larga un desfase, por lo que el ajuste oficial no ocurrió hasta 1582 con el calendario gregoriano, el cual es utilizado en la mayor parte del mundo, promovido por el papa Gregorio XVIII.
“El año astronómico dura seis horas más que el año civil, entonces desde 1582 se hizo ese ajuste para sumar un día al mes de febrero”, explicó, al tiempo que indicó, no existe una reconstrucción histórica del por qué se suma este día extra a febrero.
MISMO TIEMPO
Por su parte, la maestra Xochizeltzin Castañeda Camacho, quien es doctorante en Geografía en la Universidad de Austin, Texas, comentó que el día extra no tiene algún efecto que modifique los días, las noches o las vidas de las personas.
“Es tratar de hacer un ajuste administrativo para que todo siga funcionando, pero nuestro tiempo sigue siendo el mismo. El tiempo real no ha cambiado, lo que únicamente estamos haciendo es un pequeño ajuste para que todo siga funcionando y tengamos un año de 365 días”, explicó.
Tampoco implica un cambio en las estaciones ni en los procesos de la naturaleza, ya que la temporalidad de luz depende de la cercanía de la Tierra respecto al sol, así como el movimiento de traslación.
Una vez que pasa el año bisiesto, se regresa al año con 365 días para hacer la cuenta regresiva de los cuatro años estableciendo un punto de partida administrativo, como lo calificó la maestra Castañeda Camacho.
“No es que esté cambiando nada en cuanto al tiempo, este es constante, preciso y es simplemente la forma en como nosotros lo medimos, como nos ajustamos para coincidir”, recalcó.