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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 15 de septiembre de 2019.- Desde 2015, el Museo del Ferrocarril Jesús García Corona cuenta de manera permanente en una de sus salas, con la Maqueta Monumental Luis Laurent Jannin, donada por su esposa Alejandra y sus hijos.
Luis Laurent Jannin fue hijo de Federico Laurent, excombatiente y sobreviviente de la Primera Guerra Mundial y de Julieta Jannin, ambos ciudadanos franceses radicados en México y nació en la actual Ciudad de México, un 16 de octubre de 1942.
La historia, el modelismo y la investigación fueron sus temas de interés.
Desde muy pequeño, por influencia de sus padres y sus estudios en St. John’s Military Academy de Wisconsin, desarrolló un gusto especial por las figuras militares y los trenes, lo que cultivó durante toda su vida hasta convertirse en especialista.
Fue una de las primeras personas en traer el ferromodelismo como pasatiempo, ya que durante esa época se encontraba en auge el ferrocarril en México. Además de que muchas de las piezas que tiene la maqueta fueron elaboradas por él, debido a que se dedicaba a la fabricación y comercialización de figuras de plomo a escala, siendo pionero y líder en México.
GRAN DEDICACIÓN
Este gusto por el mundo del ferrocarril, hizo que comenzara a construir desde 1983 y dentro de su propia casa, la maqueta monumental que ahora lleva su nombre, con múltiples tipos y modelos de trenes que funcionaba de manera automatizada.
Se trata de una estructura de 55 metros lineales que le llevó 30 años de su vida, aunque comenzó a partir de dioramas sobre la Revolución Francesa. En esta obra refleja a través de las estaciones, edificios, casas, negocios y ciudades, sus memorias; las personas y acontecimientos que marcaron su vida.
Para traerla a San Luis Potosí se llevó a cabo toda una odisea que llevó a que, lamentablemente, se perdieran alrededor de 30 metros lineales de la obra original.
Gil Alejandro Meza Tescareño, museógrafo del Jesús García Corona y encargado de traer la maqueta monumental, comentó que un principio la esposa de Laurent Jannin contactó al Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos de Puebla para donarla, ya que los nuevos propietarios de la casa donde su fallecido esposo había construido la maqueta, iban a demoler todo.
Sin embargo, en Puebla no contaban con el espacio suficiente para colocar la estructura, por lo que fue canalizado al Museo del Ferrocarril, quienes después de determinar que era posible la transferencia, comenzaron con el proceso para traer la maqueta a su nueva casa en una semana de intensos trabajos.
“En una semana no teníamos el tiempo para cortar vía con vía e ir etiquetando cables. Llegamos directamente a destazar la maqueta porque no teníamos el tiempo para sacarla, era destazar o perderla, lo que fuera menos perdida”, recordó Meza.
Sin desierto ni invierno
Después de transportar la maqueta de Ciudad de México a San Luis Potosí en diciembre de 2013, su montaje no comenzó hasta julio de 2014, ya que el museo debía reunir el recurso necesario para su instalación, trazar el espacio adecuado y reorganizar de diseño, ya que debido a algunas columnas de la sala se cambió el formato de la maqueta.
Originalmente, la maqueta comenzaba con la ciudad, después la casa rodada de los talleres; para seguir con el campo, el puerto, el desierto y el área nevada. Sin embargo, se tuvo que dejar atrás parte de las zonas desértica e invernal.