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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 25 de diciembre de 2018.- En Callejón de López 160, en el barrio de Santiago, se pueden observar como las tradicionales piñatas de estrella invaden la banqueta y, cerca de 20 personas, las decoran de color rosa, verde, amarillo, rojo, azul…
Es el negocio de la familia Guevara: Piñatas de Temporada. Inició hace 15 años, cuando a la señora Verónica Alvarado, le solicitaron en la escuela de su hija que llevara una piñata y le dijeron que las hacía “muy bonitas”. Comenzó entonces a hacer otras 15 y con el paso de los años el número aumento hasta 500.
La producción inicia desde el mes de julio, cuando comienzan a crear las bases para las piñatas de estrella; continúan en noviembre con la elaboración de los picos y, a mediados del mes, los colocan en la base, para a principios de diciembre, emprender el decorado.
La señora Verónica relató que incluso el día 24 de diciembre trabajan hasta las cinco de la tarde, mientras que la cena “andamos a la carrera haciéndola”.
Los pedidos de temporada terminan el Día de Reyes Magos y después de esa fecha hacen para el Día del Niño, el 14 de febrero o el Día de Muertos.
Sus hijos también tienen un papel importante en la creación de piñatas.
Esmeralda, la razón del nacimiento de las Piñatas de Temporada, no recuerda sus inicios, pero no por eso desconoce la historia. Ella observaba la calle llena de piñatas y sintió curiosidad por ello, así que ahora también crea y decora.
Su hermano Cristian, quien ahora es el encargado de hacer las bases de uno de los elementos más tradicionales de la posada, recordó que desde que era niño veía piñatas en la calle. Su mamá le pedía: “Ayúdame a hacer esto a hacer lo otro y poco a poco me fui enseñando”, y aunque al principio le fue complicado hacer las bases porque “se me atoraba la maquina (de cinta) y hacía un despapaye” a los tres día ya sabía cómo manejarla.
Cada persona en la familia tiene asignada una labor, no importa la edad, pues hay pequeñitos como Edgar, quien, con cinco años, ayuda a su mamá a hacer las tiras que cuelgan de los picos y cortando papeles.
También quienes este año comenzaron a decorar, como la señora Ángeles Guevara quien, a pesar de que no le gustaba el negocio, al observar trabajar a los demás captó su curiosidad. “Se entretiene mucho uno; es pura terapia ocupacional”.
Los vecinos también llegan a ayudar, como la señora Nancy quien, junto con sus hijos Fátima y Emmanuel, apoyan con el decorado de las piñatas desde el mes de noviembre.
La señora Candelaria Guevara, quien fundó junto a su cuñada Verónica el negocio familiar, comentó que tardan cerca de 15 minutos en decorar una piñata de tamaño familiar. En el caso de la más grande, de tres metros y medio y que es para naves industriales, toma alrededor de dos horas.
El material es sencillo: periódico, engrudo, cartón metalizado para los picos, papel eléctrico para forrar y papel crepe para decorar, cinta y pegamento; el terminado es el trabajo duro.
Llegan a vender por mayoreo a empresas que hacen encargo, como una en Querétaro que año con año les compran dos piñatas de tres metros, también distribuyen a municipios de Matehuala y Rioverde, y venden a menudeo a quienes quieran una piñata para celebrar la época decembrina.
Las ganancias, así como el trabajo, es repartido entre toda la familia quienes todos los días desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche, participan en la creación de estos objetos que son un símbolo de la cultura y tradición mexicana.