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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 10 de octubre de 2018.- La magistrada Yolanda Pedroza Reyes consideró su elección como presidenta del Tribunal Electoral del Estado, como “un escaloncito más” que logra avanzar en su lucha contra la violencia y eso la tiene hoy “muy contenta”, luego de “cuatro años de estar sujeta a sus determinaciones…a lo que ellos dijeran”, dijo en alusión a sus pares Oskar Kalixto Sánchez y Rigoberto Garza de Lira.
Entrevistada en su despacho se mostró consciente de que su elección fue por unanimidad porque sus compañeros “no tenían otra opción” e incluso los notó resignados en la sesión matutina celebrada este lunes.
Con impotencia, mientras enrojecen en tanto sus ojos, habló de lo más difícil para ella en los cuatro años que lleva en ese órgano colegiado: “Los dos primeros años, para que ellos aceptaran que soy su par, igual que ellos y que tengo la misma calidad que ellos, porque mi voto no valía absolutamente nada, mi voto era un voto vacío, votaba para rellenar el pleno porque ellos de antemano se habían puesto de acuerdo”.
Después de la resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, órgano que en marzo de 2016 acreditó que la magistrada fue victima de violencia política por parte de sus pares, “ellos le bajaron…entre comillas”, pero en lo sucesivo “hacían cosas disimuladas por conducto de otras personas para no aparecer ellos”, explicó.
Ahora, al frente ella del tribunal luego de que Rigoberto Garza y Oskar Kalixto alternaron la presidencia durante dos años cada uno, advirtió: “Tengo que tener mucha fortaleza para resistir la intimidación o lo que pueda haber al tomar determinaciones”.
A pregunta de si prevé actos intimidatorios, Yolanda Pedroza respondió de inmediato: “No lo sé, pero debo ser fuerte para no dejarme llevar por las sugerencias de mis compañeros”, a quienes mantiene acusados de ejercicio indebido de la función pública; discriminación; violencia y falsificación de firmas.
Al respecto, añadió, “promoví un amparo que esta por resolverse” para obligar a la Fiscalía General del Estado a pronunciarse. El caso, precisa, “está en un juzgado de distrito. Ellos ya fueron llamados como han visto que no me he dado por vencida, me respetan”.
De mutuo propio, asegura, les concedió una especie de tregua legal a sus pares, pues comprendió que apresurar el caso durante los comicios habría sido “muy complicado, porque le metía un ingrediente político a una situación de por sí complicada, el proceso electoral; si se le metía el conflicto se le habría restado certeza al trabajo del tribunal”.
Convertida la procuraría en fiscalía, con un plan de trabajo “muy novedoso e instrumentos nuevos, espero que mejoren y que le den una buena salida a mi asunto”, confió.
Aseguró no tener ningún animo de venganza con sus compañeros. “Eso es algo personal y eso se lo dejo a un ser superior; todos nuestros actos tienen una consecuencia y tarde o temprano todo lo que hagas se te va a regresar”, opinó.
Su elección para presidir el tribunal lo consideró como un acto reivindicatorio, luego de que en diciembre del año pasado fue ratificada en el Senado de la República para seguir como magistrada otros siete años y ello gracias a la Comisión de Género, porque eso fue lo que “me permitió ahorita ser presidenta”.
A la par, acotó, “eso me va a ayudar a ir saneando e ir revindicando un poco a la gente que fue maltratada en su tiempo por ellos”.
Dijo haber temido no ser electa porque “el magistrado Oskar estaba muy renuente a asistir a las sesiones, se reportaba enfermo y pensé: a lo mejor se enferma y no va… el magistrado Rigoberto no sé qué quiera hacer…como condicionarme su voto a cambio de algo”.
El lunes, relata, llegó a su oficina media hora antes de la diez de la mañana, hora a la que estaba programada la sesión privada. Luego de que su secretaria le reporto los pendientes “bajamos a la sesión y esperamos como 20 minutos a que llegara Oskar Kalixto”.
Instalada la sesión se procedió a la votación por cedula y resulto electa por unanimidad. Sus compañeros la felicitaron. Ella los notó “muy tranquilos, resignados…”.
Enseguida de su elección se declaró un receso de dos minutos, para convocar al personal del tribunal a presenciar su toma de protesta.
Fue una reivindicación, remarca, después de cuatro años “de muchos malos ratos, mucha violencia, discriminación; por ser mujer te infantilizan…creen que tú no tienes las agallas, valor ni talento para llevar a cabo una encomienda de ese tamaño”, finalizó.