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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 19 de noviembre de 2018.- Entre el ir y venir de personas, Manuel Martínez vende nieves, que el mismo prepara, en la esquina norte de Palacio de Gobierno y para atraer a los transeúntes ofrece repetidamente a gritos: “¡Una nieve de limón, de Guayaba una nieve!”.
A pesar de que se aprecia un importante flujo de personas en la plaza de Armas, con motivo de la octava edición del Buen Fin, no todos los comerciantes tuvieron buenas ventas.
Para Manuel Martínez esta ocasión sus ventas fueron bajas, pues por lo regular vende de 300 a 400 vasos diarios. Esta vez, para las 13:00 horas, apenas había vendido unos 45.
Como prueba de las bajas ventas pide observar a personas que salen de las tiendas cercanas con las manos vacías. “Como se dice, era pura gente mirasol”, dice Martínez.
El clima tampoco le es de mucha ayuda, pues el frío disminuye las ventas y para las tres de la tarde tiene que retirarse.
Durante la temporada de primavera-verano suele vender de 300 a 400 vasos en una jornada que comienza a las once de la mañana y en otras, como este lunes, apenas logra poco más de 40. “Nosotros trabajamos con el sol”.
Originario del barrio de Tlaxcala, su padre le enseñó el oficio; aprendió “dándole vueltas al bote y apalear la nieve para que esponje”, recordó el señor Martínez.
Ofrece sabores de diferentes frutas como mango, melón, plátano, galleta, nuez, fresa, guanábana, guayaba y limón, este último el favorito de los clientes. También acompaña sus nieves con chamoy y polvo agridulce.
Después de un día de ventas, el señor Martínez regresa a su casa para elaborar la nieve del día siguiente y cuando ya está lista, la guarda en su congelador. Con hielo y sal de mar la mantiene fría y con la consistencia adecuada.
Sus productos también se adaptan a la temporada, pues cuando inicia la época de invierno vende churros e incluso luces o velas, para decorar adornar las casas con motivos navideños.