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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 20 de junio de 2024.- Este viernes, Sanjuana Maldonado Amaya se reencontró con el equipo jurídico de la organización Perteneces, que llevó su caso para lograr el indulto otorgado por el Congreso del Estado en la sesión del 20 de junio.
Además, pudo charlar por primera vez con los medios de comunicación sobre su experiencia en torno al proceso de liberación, reconociendo el apoyo de diferentes organizaciones de la sociedad civil.
Acompañada de su madre y cuñada, Sanjuana Maldonado ingresó al local que ocupa la Defensoría de los derechos humanos en el Centro Histórico. Fue recibida con aplausos y vítores por parte del equipo jurídico y al grito de «¡Sanjuana libre!», habló sobre los 15 años de reclusión por un delito que asegura no haber cometido.
Sobre su experiencia, señaló: “Me arrepiento de no haber podido alzar la voz en ese momento cuando se requería. Eso es lo que lamento.”
Además, profundizó al mencionar que durante su encarcelamiento se aferró a su religión. Aprovechando las oportunidades de capacitación que se le presentaron, a pesar de la deficiente defensa y la mala fortuna de su caso, se encomendó a su fe.
Maldonado Amaya agregó: “Siempre mantuve mi determinación trabajando para mejorar, estudiando los cursos disponibles y participando en programas como Alcohólicos Anónimos y otras dependencias que ofrecían. Esto fue fundamental para sobrellevar la situación, apoyar a mi familia y mantener una conducta ejemplar, como siempre lo he hecho gracias a Dios, mientras seguía fortaleciendo mi fe.”
Agradeció a quienes la apoyaron en los momentos más difíciles y enfatizó que su libertad es el mejor regalo que Dios le ha dado tras 15 años. “Regresar a ver a mi familia, a mi madre, mi cuñada, mis hijos y hermanos que me esperaban y me apoyaron, fue mi fortaleza para seguir adelante y un impulso para mantener la lucha y la esperanza, confiando en Dios.”
Consciente de la dura realidad del sistema penitenciario, señaló: “Hay muchas historias de compañeras que, por amor o por malas influencias, terminaron en prisión. Nadie está exento de enfrentar problemas así. Muchas personas quedan atrapadas por falta de una buena defensa o recursos económicos para un buen abogado, y pasan mucho tiempo allí.”
Finalmente, reflexionó sobre el perdón y la resiliencia que ha tenido que demostrar: “Reconocer los errores de las autoridades en mi caso fue un proceso de construcción personal. Decidí enfocarme en qué hacer con mi vida, trabajé y estudié lo que pude. Siento que regreso preparada y renovada, una nueva persona con decisiones más sabias, siempre acompañada por Dios durante estos 15 años.”