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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 3 de junio de 2019.- En la actualidad los potosinos viven tan ocupados que no reparan en su entorno mientras caminan de prisa en la zona centro, cualquiera corre el riesgo de que le caiga encima una barda; tal peligro es latente en las antiquísimas fincas del centro histórico de San Luis Potosí, sólo en el perímetro A del primer cuadro de la ciudad existen 123 clasificadas como de alto, medio y bajo riesgo.
Algunas de ellas aún se encuentran habitadas y la preocupación de sus dueños es que la propiedad pueda derrumbarse, provocando un daño colateral a los transeúntes. Es el caso de la señora María Guadalupe Ávila Martínez de 62 años, propietaria de la casa ubicada en la esquina de las calles Pascual M. Hernández y Pedro Vallejo.
Hace tres meses se desprendió una parte de la propiedad sobre un vehículo, pagar los daños no resultó barato y por tal motivo la señora Guadalupe piensa que sería preferible que le caiga encima a ella y no a otra persona.
El pasado cinco de abril el ayuntamiento capitalino, coordinado con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), presentó el programa de Fincas en Riesgo del Centro Histórico, con el propósito de realizar un catálogo de las propiedades históricas y las acciones preventivas en los inmuebles que por falta de mantenimiento o abandono podrían ser peligrosos.
El titular de Protección Civil Municipal, Adrián Álvarez Botello, informó que en 2016 existía un total de 140 propiedades en riesgo de derrumbe -en los perímetros A y B- pero actualmente en el perímetro A se han registrado 32 fincas de alto riesgo, 52 de medio y 39 de bajo, dando un total de 123 edificaciones.
Basándose en el material de construcción y una fotografía -tomada aproximadamente en 1920- que proporcionó la señora María Guadalupe, personal del área de arquitectura -a cargo del arquitecto Enrique Milan- considera que vivienda pudo haber sido construida a finales del siglo XIX y en aquel entonces la calle Pascual M. Hernández se llamaba calle de la Alegría, la prueba está en una antigua nomenclatura con el nombre de la vialidad que se encuentra fuera del domicilio.
El adobe de esta propiedad ha sido deteriorado por la humedad que se refleja en la parte alta y baja, propiciada en algunos casos por mantos acuíferos o por las redes de drenaje, además del viento, lluvia y vibraciones provocadas por el paso vehicular.
LAS ENTRAÑAS
María Guadalupe Ávila Martínez, permitió al equipo de Quadratín San Luis Potosí conocer una parte de la finca que durante años fue utilizada como local comercial, recuerda que sus padres rentaban ese espacio para una panadería, desconoce cuánto tiempo duró con ese giro, pues permaneció sin utilizarse un largo tiempo; hasta 1991 una persona rentó el local para abrir un negocio de serigrafía y en 2007 lo cerró, desde hace 12 años permanece abandonado.
Comentó que el resto de la casa no se encuentra tan deteriorada porque sus padres -Ramón Ávila Rodríguez e Ignacia Martínez Martínez- lograron realizar modificaciones para fortalecer la estructura construida por su abuelo, Antonio Martínez Martínez.
«Esta casa la compró mi abuelo y la heredó a mi madre, ella a mí, antes de que la casa pasara a mi familia mi mamá decía que pertenecía a los Alanís», narró.
Por la ubicación, historia y arquitectura el INAH protege esas fincas, la señora Guadalupe asegura que es una casa normal y no cuenta con algo fuera de lo común, sólo los recuerdos de su infancia.
«Aquí están todos mis recuerdos, aquí crecí y aquí se quedó el recuerdo de mi madre quien amaba demasiado este lugar, no lo quería dejar cuando mi padre y yo lo proponíamos irnos a colonias nuevas como la Himno Nacional o el parque Tangamanga… y es que ella creció en otra finca ubicada a unas cuadras de aquí, decía: yo quiero morir en mi recámara y se le concedió», compartió la ama de casa.
El hecho de que la propiedad se ubique en el centro de la ciudad favoreció a la madre de la señora Guadalupe, pues su formación académica se llevó a cabo en planteles cercanos a la vivienda, por ejemplo, el preescolar y los primeros años de la primaria los cursó en el Colegio Inglés ubicado en la calle Hermenegildo Galeana; el resto de su formación la concluyó en la escuela Jesús Valero, también cerca.
El programa Fincas en Riesgo alerta a la población del peligro con señalética preventiva, la idea es disminuir el riesgo a través del acordonamiento y colocación de lonas alusivas del programa, pero también invita al propietario a reparar la estructura, en el caso de Guadalupe ha obtenido un dictamen y permiso de reparación por parte del INAH, en unos días más iniciarán los trabajos.