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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 8 de julio de 2019.- A cinco años que se dio formal prisión a Filiberto Hernández Martínez, presunto asesino de cinco mujeres del municipio de Tamuín -cuatro de ellas menores de edad-, aun no recibe sentencia y se encuentra recluido en el penal de máxima seguridad del estado de Durango.
El presunto feminicida es originario de la comunidad de Estación Velasco del municipio de Ébano, colindante con Tampico, Tamaulipas; cuando supuestamente violó y mató a sus víctimas radicaba en la colonia Juárez del municipio huasteco de Tamuín.
Durante su aprehensión se presentó como ex Subteniente del Colegio del Aire, ante la Policía Ministerial; también fue catequista.
Filiberto confesó que violó y estranguló a las mujeres para después aventarlas entre monte y cañaverales cercanos a la zona urbana de Tamuín.
Al hombre de 48 años de edad se le siguen los procesos por la muerte de Rosa María Sánchez González, quien tenía 15 años de edad, cuando desapareció el 29 de octubre del 2010; Adriana Martínez Campuzano, de 13 años, desaparecida el 24 de mayo del 2011; Itzel Romany Castillo Torres de 11 años, de la que no se sabía desde el 24 de enero del 2013, así como Dulce Jimena Reyes Rodríguez, de 9 años, a quien vieron por última vez el 11 de abril del 2014, además la muerte de Heliehoenai Chávez Rivera, de 32 años, desaparecida desde el 6 de mayo y con quien entabló una relación sentimental.
La madre de Itzel Romany Castillo Torres -víctima del presunto feminicida- publicó en Facebook un mensaje en el que busca justicia por su hija, así como sensibilizar y reflexionar para que en esta entidad y el país entero, ya no se mate a las mujeres.
Parte del mensaje dice lo siguiente: «Consejo a los padres: no dejen a sus hijos e hijas solos, los masoquistas, violadores y homicidas están a la expectativa hoy en día para cometer los más horribles crímenes… y con este #NuevoSistemaPenalDeJusticia andan como si nada en la calle buscando más víctimas…».
Pese a que el presunto culpable se encuentra recluido en otra entidad, esta madre a la que Filiberto Hernández le arrebató a su hija, exige a las autoridades actuar por la paz y tranquilidad de los potosinos y de los mexicanos, pues al pasar de los años el hecho seguirá conmocionando a todos.
Relató:
“Hoy una fecha que jamás olvidaré… Cinco años y parece que fue ayer… 5 de Julio de 2014 aproximadamente, un poco más de las 5 de la tarde, mi esposo, mi hermano, mi cuñado y un joven salieron en busca de mi hija desaparecida un año y cinco meses atrás… De pronto una llamada de mi esposo me dice: ‘Hay algo que tengo que mostrarte y necesito que seas muy fuerte’… ‘Mi Hija #Any’, pensé… Ahí estaba ella y no precisamente como hubiera querido volver a verla… muy fuerte pero sucedió…”.
La afligida madre añadió que los restos de Any aparecieron frente a ella envueltos en una sábana que meses antes había sido blanca, entre los escombros y sujeta con mecates, sólo se distinguía un tenis y una periquera y muy apenas su color. Había sido violada y estrangulada.
“Meses de búsqueda incansable, de días sin comer y noches sin dormir…”, dijo.
“Al fin la encontré para tenerla junto a mí solo unas horas y tener que despedirla para siempre, con un dolor sin nombre, una rabia que me hacía bufar, con una impotencia que me hacía dudar de mi fuerza porque sentía desfallecer, quería cerrar los ojos junto a ella para no abrirlos más… Sin embargo, su amor por mí me hizo levantarme para luchar y exigir justicia para quien tanto daño le hizo. Y hoy hace cinco años la sepulte…”.
La niña tenía en ese entonces 11 años de edad, hoy estaría cerca de sus 20 primaveras.
“El 24 de enero de 2013 (el asesino serial) la raptó y le arrebató la vida de una manera violenta y ahora, para las autoridades solo es un presunto responsable, aun con pruebas fundamentadas y una confesión sin tortura que sin escrúpulos indicó el lugar donde la tiro… Y fue por eso que fue encontrada porque días antes lo habían aprehendido”.
La mujer, dedicada a labores de seguridad, recordó que no es la única que sufre en estos momentos y todos estos años, sino que hay otras cuatro familias que pasan por la misma situación “y seguramente hay más escondidas en el anonimato por miedo o vergüenza. Dios los bendiga”.