Comunidades indígenas en riesgo por servicios de salud en SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 23 de abril de 2019.- Cuando las personas observan perritos de casa o callejeritos, es difícil que se resistan a ignorarlos, hacer una expresión de ternura o acariciarlos. No todos son afortunados de tener una familia, que además de hacerse responsable de sus alimentos, vacunas y ofrecerles un hogar digno, demuestren afecto y cariño.
En México no existen estadísticas sobre mascotas, sin embargo, la Asociación Mexicana de Médicos Veterinarios Especialistas en Pequeñas Especies, indica que existen alrededor de 28 millones y de éstas, cerca del 80% están en situación de calle, a pesar que existen campañas de adopción responsable y casas hogares que las reciben y se encargan de buscarles un hogar.
Pocos animales van directamente de la calle a un hogar, sin tener que pasar por un refugio. La historia de Lolo es diferente, se trata de un pitbull de mediana edad adoptado por trabajadores del departamento de Ecología municipal hace cuatro años y hasta hace poco fue nombrado guardián honorario en el relleno sanitario Base Milpillas.
Hace cuatro años, mientras trabajadores del ayuntamiento hacían labores y recolectaban basura cerca de las instalaciones de la Feria Nacional Potosina (Fenapo); uno de ellos, Juan Ponce, encontró al perro atorado en una cerca, de inmediato lo liberó y en agradecimiento Lolo, llamado así porque “estaba solo”, comenzó a acompañar al empleado durante toda su jornada laboral. Al momento de retirarse, Lolo brincó al camión y los acompañó a la base.
ADOPTADO POR TODOS
Don Ricardo Camacho Aguilar, quien trabaja en la dependencia municipal desde hace 29 años, le ha tomado mucho cariño a Lolo. Recuerda que al principio el can se asustaba cuando los compañeros tomaban sus herramientas de trabajo, de manera específica con las escobas, lo que les hizo sospechar que sufría maltrato.
Señaló que Lolo es muy querido por todos los compañeros de trabajo, incluso su esposa -quien falleció hace dos años- lo procuraba, “cuando ella vivía me echaba mi lonche calientito y aparte al perro, a partir de entonces acostumbro llevarle”.
Una característica de Lolo es que se trata de un perro albino; tener contacto con el sol causó daños a su piel como llagas en sus patitas traseras, dorso y fauces. Jaime Mendieta Rivera, trabajador de la dirección, mencionó que hasta hace unos meses recibió servicios médicos veterinarios y fue vacunado por primera vez.
Según el médico veterinario de Lolo, las lesiones que presentaba no eran sarna -como pensaban sus compañeros-, sino quemaduras por la exposición al sol, por el momento Lolo pasa por un tratamiento y en cuanto se recupere será esterilizado.
VOCERO Y EMPLEADO
Además de ser guardián honorario en la base, Lolo es vocero del programa Bienestar Animal, que difunde a la ciudadanía la adopción consciente y que los dueños de mascotas sean responsables al aplicarles todas sus vacunas.
El pasado 15 de febrero Lolo es nombrado de manera oficial como un trabajador más del ayuntamiento, a partir de esa fecha se prohíbe la entrada de cualquier otro can, con el fin de evitar peleas.
Con cariño los compañeros de Lolo construyeron y regalaron una casita de madera; lo entrenan para que aprenda a usar su correa ya que se acostumbró a correr libremente entre los camiones recolectores, pero debido a su tratamiento debe estar un periodo en la sombra.
Omar Salman, encargado de la base, aseguró que Lolo los escogió a ellos para ser feliz y cambiar la vida de maltrato que llevó en su pasado, a la par se ha vuelto importante para sus compañeros de trabajo, “cuando me preguntan, ¿si tú rencarnaras, en qué te gustaría rencarnar?, yo les contesto ‘en Lolo’, porque es feliz, todos lo queremos, no le falta nada”.
Cada uno de los trabajadores ha encontrado en Lolo al compañero perfecto, le hablan y brindan cariño a su manera y él sabe identificarlos. Los compañeros de Lolo saben que no son el primer caso de trabajadores que adoptan a un perro abandonado, pero planean llevar un proyecto para fomentar la adopción de muchos otros en las empresas.
Pequeños, medianos y grandes, los perritos son más que simples mascotas y Lolo es el ejemplo vivo de tal aseveración.