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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 8 de noviembre 2020.- Considerado uno de los mayores poetas de la literatura mexicana, Ramón López Velarde dejó una gran huella imborrable en San Luis Potosí, a pesar del poco tiempo que permaneció en el estado.
Nació en Jerez, Zacatecas un 15 de junio de 1888 bajo el nombre de José Ramón Modesto López Velarde Berumen, y llegó a convertirse en el poeta que abrió la puerta a la modernidad literaria en México, de acuerdo con la Enciclopedia de la Literatura de México.
Hijo del abogado José Guadalupe López Velarde y Trinidad Berumen Llamas, creció rodeado de huertos y haciendas, además de ser de gran relevancia la hacienda de la Ciénega, en donde vivió su musa Josefa de los Ríos Fuensanta.
Descrito como reservado y tímido, pero participativo en los momentos de gran seriedad, López Velarde comenzó sus estudios en el Colegio de Morelos, para después pasar por la escuela para niñas de Angelita Díaz Sandy en Aguascalientes, el Colegio de San José y el Seminario Conciliar y Tridentino, en donde obtuvo distinciones por su dedicación y buena conducta.
FUENSANTA, LA MUSA
Sus inicios en la literatura comenzaron en 1903, a la edad de 15 años, cuando empezó a poner por escrito sus sentimientos de amor por Fuensanta, a quien frecuentaba durante sus vacaciones escolares. Para el año siguiente comenzó su colaboración en el semanario El Observador, de la ciudad de Aguascalientes, dirigido por Eduardo J. Correa, quien dio a conocer los textos del poeta y con quien sostuvo una amplia correspondencia a lo largo de los años.
Junto con sus compañeros Enrique Fernández Ledesma, Rafael Sánchez, José Villalobos, Pedro de Alba, entre otros, fundó en 1906 la revista literaria Bohemio, que publicó nueve números y después fue disuelta.
ESTUDIÓ DERECHO EN SLP
A finales de 1907 ingresó al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, actualmente la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), para estudiar la carrera de Derecho y a la par publicó prosas de crítica literaria y cultura en El Observador.
Durante sus estudios en la capital potosina, habitó la casa que hoy es conocida como Casa del poeta Ramón López Velarde, y que actualmente alberga a la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí, así como de la Editorial Ponciano Arriaga.
Para 1910 y aún en San Luis Potosí, el poeta apoyó y recibió a Francisco I. Madero, aunque según la enciclopedia su participación en el movimiento revolucionario es cuestión de controversia, pues por un lado se le califica como simpatizante moderado, y por otro como precursor y activista.
JUEZ EN VENADO
Una vez obtenido su título como Licenciado en Derecho en 1911, comenzó a publicar en El Regional de Guadalajara varias prosas en donde cuestionó con tono irónico al porfirismo. De manera casi inmediata fue nombrado como Juez de Primera Instancia para el municipio de Venado.
Sin embargo, sólo ejerció dicho cargo durante tres meses, pues en marzo de 1912 llegó a la Ciudad de México en compañía de su hermano, Jesús. Esto le permitió reencontrarse con viejas amistades, como el propio Eduardo J. Correa, con quien colaboró en su revista La Nación para publicar textos políticos, de crítica literaria y algunos poemas.
En ese mismo año creció su presencia en los medios impresos, sobre todo en aquellos de crítica literaria y periodismo político, en donde atacó a los gobernadores estatales y a los diputados afines al porfirismo, mientras que celebró las acciones de aquellas personalidades afines a la política anti-reeleccionista.
EL REGRESO EFÍMERO
Aunque se desconoce la fecha exacta de su salida de la Ciudad de México, es sabido que su regreso a San Luis Potosí ocurrió en 1913, después de los hechos acontecidos en la Decena Trágica. Después del asesinato de Madero y Pino Suárez, el poeta se dedicó a combatir a Victoriano Huerta a través de sus textos, al ser del Eco de San Luis su trinchera literaria y escribir colaboraciones con El Regional de Guadalajara. Además otorgaba ayuda a sus amigos en peligro o a quienes continuaban con la lucha constitucionalista.
Aunque existía un ambiente favorable en el estado, la enciclopedia indica que Velarde extrañaba el bullicio citadino y el medio literario que imperaba en la capital del país, por lo que el 1 de enero de 1914 regresó a la Ciudad de México.
Una vez instalado, se da la publicación de su cuenta Luna de miel, en el semanario La Ilustración. Sin embargo, su trabajo literario no le otorgaba ingresos suficientes, por lo que decidió comenzar a desempeñar trabajos burocráticos para, más adelante impartir clases de literatura en la Escuela de Altos Estudios y en la Escuela Nacional Preparatoria.
En 1915 conoce a Margarita Quijano, quien según José Emilio Pacheco es la protagonista del libro Zozobra (1919), que en «la imaginación del poeta, las mujeres se convierten en símbolos de una particular estética». No obstante, la frustración de una posible relación con Quijano, le trae el recuerdo de Fuensanta, fallecida en 1917, por lo que su figura y los paisajes de juventud, persisten en su obra y lo llevan a instalarse por completo en la soledad.
EL ESPLENDOR
1916 fue un año de grandes reconocimientos para el poeta, pues después de aparecer La sangre devota, es invitado a escribir los daños ocasionados por la artillería alemana a la catedral de Reims, en Francia, durante la Primera Guerra Mundial. Como resultado surge La sonrisa de la piedra, crónica que le valió reconocimiento editorial.
Ese año también continuó con una firme participación en diarios y revistas, entre los que destacan El Nacional Bisemanal, Diario Libre de la Noche y Vida Moderna. Para 1917 fundó la revista Pegaso, con Enrique González Martínez y Efrén Rebolledo, pero debido a su nombramiento en el Departamento Jurídico de la Secretaría de Gobernación, su nombre como director de la revista dejó de aparecer.
En 1919 llegó el cenit de su facultad creadora, y «la lucidez de sus análisis literarios de autores contemporáneos lo consagran como crítico», señala la enciclopedia. Sin embargo, también sufrió caídas, pues con el asesinato de Venustiano Carranza el 21 de mayo, el poeta pierde su trabajo y dejó de participar para el gobierno.
En 1921 y con miras a celebrar el aniversario del fin de la Independencia, Velarde crea uno de sus trabajos más conocidos, La suave patria.
BRONCONEUMONÍA LETAL
Una noche, después de realizar una caminata nocturna por la Alameda, la avenida Juárez, el Caballito y el Paseo de la Reforma hasta llegar a su casa en la colonia Roma, el poeta contrajo una severa bronconeumonía debido a las bajas temperaturas. Días después, el 19 de junio de 1921, Ramón López Velarde fallece a causa de la enfermedad.
«Poeta de mitos y enigmas, Ramón López Velarde fue fiel a sus máximas. No le interesaba escribir nada que no saliera de la combustión de sus huesos», explica la enciclopedia.
Gracias a sus creaciones literarias y poéticas, colocó a la poesía creada en México en la antesala de la vanguardia.