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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 16 de febrero de 2019.- En las instalaciones del Colegio de San Luis (Colsan) se llevó a cabo la mesa de diálogo “Los dilemas de la cuarta transformación” en la que se contó con la participación del doctor John Ackerman y el periodista y activista Javier Sicilia, en el que se habló sobre el desempeño del presidente Andrés Manuel hasta el momento, los cambios que han ocurrido durante su presidencia y proyectos como la Guardia Nacional y el Tren Maya.
Durante su primera intervención, Ackerman indicó que con la llegada de López Obrador al poder se ha sacudido el sistema político de forma positiva. Cuando ocurren las elecciones en julio del año pasado se rompe con una práctica social, política y económica llamado neoliberalismo en la que el presidente habla de ello como una cuestión política de clase y corrupción, abuso de poder, separación del gobierno y la sociedad; establece el combate político contra el viejo régimen.
Para hablar de la cuarta transformación, Ackerman indicó que se debe reconocer y aceptar que existieron 3 anteriores, “no cualquier país ha tenido tres trasformaciones históricas coordinadas del poder económico, social y político”, aunque el cambio de régimen aún no ha ocurrido, el resultado del primero de julio implica una exigencia social mexicana para un verdadero cambio.
Sicilia, por su parte, indicó que el tema de la cuarta transformación es algo muy delicado, pues López Obrador hereda todos los problemas y se enfrenta a un país “destrozado, desgarrado, saturado de crimen o de víctimas”.
El periodista indicó que el neoliberalismo es un nombre más, mientras que el problema de fondo es la lógica económica. El presidente de México, como todos los gobernantes del mundo, está cimbrado en la crisis de lo económico, además de que él mismo cuenta con elementos neoliberales al reducir el Estado y, por otra parte, hace desarrollos como el Tren Maya.
Andrés Manuel y la cuarta transformación, se enfrentan a una crisis civilizatoria, en la que este modelo económico que se desarrolló entra en una nueva fase sistémica; mientras que las ideas políticas que trata de rearticular ya se desfundaron, en lo que se olvida que las instituciones y la economía son construcciones históricas fabricadas por seres humanos “nacen, crecen, entran en crisis”.
Los elementos que funcionaron en el pasado, dejaron de funcionar y se volvieron contraproducentes, pues el estado ya no defiende, la justicia no produce paz y la economía genera problemas de pobreza y despojo. Mientras que el presidente quiere reconformar estructuras despojadas cuando se necesita algo diferente.
Sicilia no discute las buenas intenciones del presidente, sino que las condiciones del suelo y la problemática mundial permita que los problemas se vuelvan a rearticular. Añadió que se esta centralizando la figura del mandatario, “las instituciones ya no son suficientes y Andrés Manuel se vuelve el depositario de un milagro que no va a suceder”.
Ackerman coincide con Sicilia en que actualmente el mundo se enfrenta a una crisis civilizatoria, aunque añade que esta va más allá de lo económico, pues también es ideológica, social y moral, lo que ha llevado a actos radicales, en la que figuras como Donald Trump o Jair Bolsonaro pregonan la intolerancia.
Por otra parte, con López Obrador se obtiene una salida a la crisis de una forma democrática y pacífica, que retoma lo mejor de nuestras tradiciones políticas mexicanas sincréticas y dinámicas en un momento que suceden las grandes disputas “quizás es el mismo Andrés Manuel no lo logra visualizar como tal, pero México hoy, se vuelve una apertura para innovar en materia democrática como ningún otro país en el mundo”.
Aunque aclaró que no se trata de idealizar a una persona, sino avalarse como mexicanos, lo que se logró el primero de junio y lo que está por venir, de dar una lección al mundo. Puso como ejemplo el posicionamiento del país respecto a la situación de Venezuela “hoy está salvando vidas, sino fuera por la verdadera neutralidad de México ya tendríamos hoy derramamiento de sangre”.
En cuanto a situaciones concretos como el Tren Maya, Sicilia indicó que el conflicto con los zapatistas respecto a este proyecto es que el valor de uso será derruido y se someterá una cultura milenaria, ancestral y que tiene sus propias formas en la economía.
En su intervención, señaló que este proyecto es una “falacia” en igual manera que el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, que criticó el presidente, que incluso puede dañar en peor manera porque destruiría zonas intocadas.
A su consideración, el presidente es una suma de contradicciones que pone en crisis valores y propuestas que tratan de dar salida a lo indefendible, “el proceso económico es el destructor de culturas y medio ambiente y por otro lado tratando de salvar una abstracción llamada pueblo”. Observa en su figura una mezcla de Benito Juárez y Maximiliano de Habsburgo, la suma imposible de todas las diferencias, es decir nada y caos, y hoy se siente traicionado, “veo a un hombre ocurrente”, un hombre al que nadie se atreve decir no.
Añade que su gabinete se le debe juzgar por alta traición, pues no se le dice al presidente en dónde se equivoca, dónde miente y dónde se traiciona a si mismo y a lo demás, “donde tiene que corregir, porque la Cuarta Transformación es importante, y si fracasa Andrés Manuel, fracasamos todos”, por lo que solicita a su gabinete que lo frenen ya que el país no está para grandes entusiasmos, sino de correcciones.
Para Ackerman, la idea de que el mandatario sería un adversario a las causas populares y de desarrollo nacional, le parece un error. Para él, las fantasías de la llegada del autoritarismo siguen siendo eso, fantasías, pues el día de hoy se cuenta con libertad de expresión, división de poderes y un presidente que toma en cuenta, corrige y cambia, “a cada rato está modificando sus decisiones en respuesta a las exigencias públicas y sociales”.
Señaló que no se debe tener miedo a un liderazgo y tampoco exigirle demasiado al mismo, por muy grande e importante que sea; López Obrador abre un boquete histórico para que los mismos mexicanos realicen su trabajo, “en el sexenio anterior, ningún oxigeno teníamos”.
Respecto a la Guardia Nacional, estaría de acuerdo de quitar a los militares de una sola vez a la fuerza militar, sin embargo, comprende no se puede de ser un día para otro, sino que conlleva un proceso “es si estamos caminando en el sentido correcto o incorrecto; estamos caminando a la mayor militarización o hacía la ciudanización del trabajo de paz y seguridad”, desde su punto de vista se camina hacía este último.
En cuanto a la situación política, señaló que la vectoria nacional que se presenta en la actualidad es lo que se necesitaba, pues no se había tenido la posibilidad de escalar a niveles más altos, por lo que se abre el espacio democrático nacional, en el que se cuenta con mayores posibilidades de desarrollar orgánicamente, los procesos políticos democráticos transformadores locales.