Exige Marko Cortés a Felipe Calderón explicación sobre Genaro García
AQUISMÓN, SLP., 3 de octubre 2020.- Gregorio Santiago Margarito había crecido en torno a la maravilla natural del Sótano de las Golondrinas, cuya popularidad fue en ascenso desde que el mundo espeleológico lo descubrió en 1966; y que creció notoriamente en la última década, al grado que en los Puentes Vacacionales y la Semana Santa podía llegar a recibir (según estadísticas de la Dirección Municipal de Turismo) de tres mil a cinco mil visitantes.
ATRAÍDO POR EL TURISMO
Con el canto de los gallos a manera de despertador, el arrullo de las aves como la sinfonía de toda la mañana, y el olor a vegetación el resto del día, al joven no le fue difícil sentirse atraído por la tarea que realizaban sus familiares y vecinos cercanos, así que en cuanto tuvo la fortaleza suficiente, se sumó al grupo de guías de Unión de Guadalupe, comunidad perteneciente a Tamapatz -en el municipio de Aquismón- y sede del afamado abismo de más de medio kilómetro de profundidad.
Apoyando en los descensos en rapel -en el primer tiro de 376 metros- y por el cual se cobran hasta cinco mil pesos por persona, el aquismonense encontró un modo de vida, añadido a las propinas que surgían en su tarea como conductor de los paseantes a alguno de los dos miradores, que encima de la boca de la oquedad (de 60 metros de diámetro), servían para observar la salida o la llegada de vencejos de cuello blanco, llamados localmente golondrinas.
DE BONANZA A LA CRISIS
La filmación del remake de la película Punto de quiebre en septiembre de 2014, que derivó en su estreno a principios de 2016, había incrementado el afán de mucha gente por seguir llegando al sitio para conocer el lugar en donde los protagonistas se habían lanzado al vacío, así que el panorama en 2020 no tendría por qué dejar de ser promisorio; excepto por la aparición de una pandemia.
El Puente de la Primavera en la Huasteca Potosina entre el 14 y el 16 de marzo (mientras en San Luis Potosí se habían cancelado eventos y en las cercanas playas de Tamaulipas era cerrado el acceso al público ante el temor del Covid 19), y particularmente en Aquismón y en el Sótano de las Golondrinas, cumplió con el pronóstico, y la enorme afluencia de paseantes tuvo a Gregorio y a sus compañeros en labor constante.
Pero fue lo último que pudieron aprovechar, tras el decreto de la suspensión a partir del 19 de marzo; la detención de actividades empezó a cubrir de incertidumbre al muchacho y a sus colegas. Todavía se guardaba el anhelo que la contingencia pasara pronto y se levantara la prohibición, pero en lugar de eso, el 8 de abril las autoridades sanitarias anunciaron que precisamente Aquismón inauguraba las estadísticas del virus en la región.
SE ALEJARON LAS ESPERANZAS
Con ello, se esfumaron las esperanzas para aprovechar los días importantes de la Semana Santa, del 9 al 12 de abril, y fueron disminuyendo las opciones para que la situación mejorara en poco tiempo, cuando 10 días después este mismo municipio abrió el conteo de defunciones por la enfermedad en la zona. Así pasó mayo, con su Puente del Trabajo, del 1 al 3; y llegaría junio, con la –llamada- Nueva Normalidad.
La mencionada etapa a mitad de año solo benefició al comercio reabierto en las grandes ciudades, porque en la municipalidad y específicamente en Unión de Guadalupe, el trabajo estaba por cumplir un trimestre que se había ido. Con julio se avizoraron las Vacaciones de Verano y con ello crecieron los rumores de una reapertura del turismo, pero todo quedó en eso; la crisis se volvió aguda.
El 19 de agosto en el vecino municipio de Ciudad Valles comenzó a germinar una inconformidad entre prestadores de servicios turísticos por el cierre de los parajes y el colapso económico que provocaba al sector; la exigencia subió de tono y casi un mes después –el 15 de septiembre- forzaría la reapertura de varios lugares, pero para entonces la asamblea comunal de Unión de Guadalupe había tomado su propia decisión:
Basados en el temor de un contagio masivo de Covid 19, que sería difícil de atender con prontitud dadas las condiciones orográficas de la localidad, los pobladores determinaron en su reunión, no autorizar la llegada de visitantes que así como traerían consigo dinero, podrían -eventualmente- acarrear también el virus y el contagio. El mundo laboral cerca de casa iba cerrándose para Gregorio.
LA SOBREVIVENCIA DE ANTAÑO
A mitad de la década, un ejercicio histórico de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ, por sus siglas en ese idioma: Deutsche Gesellschaft für internationale Zusammenarbeit) –en el que este reportero estuvo presente- dio como resultado una compilación de relatos de los antiguos pobladores, donde reseñaban la manera como había sido fundada Unión de Guadalupe, en tiempos de la Revolución Mexicana:
Algunos habitantes de Tamapatz (localidad añeja y por tanto más conocida a donde las gavillas de bandoleros arribaban con frecuencia) empezaron a huir hacia los espacios intrincados en ese fragmento de la espesura de la Sierra Madre Oriental, para ponerse a salvo de los atracos, vejaciones y matanzas; así llegaron a aquel sector circundante, al ahora conocido Sótano de las Golondrinas.
Cortaban lianas y con ellas construían primitivas redes, que les servían para capturar las aves a su salida, y procedían a cocinarlas: Así saciaban su necesidad de alimento; y para cubrir su vacío espiritual se mantuvieron unidos y se encomendaron a la Virgen de Guadalupe, de ahí se construiría el nombre del lugar: Unión de Guadalupe, donde tienen hasta la fecha, a esa divinidad como su Santa Patrona.
UNA TRÁGICA COINCIDENCIA
Pero un siglo después de aquellas acciones de sobrevivencia, la situación era distinta, y las aves son intocables en una zona –de 285 hectáreas- declarada Área Natural Protegida (según decreto del Gobierno del Estado del 15 de marzo de 2001) y vigilada por la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam). En ese entorno de zozobra y necesidad, surgió una invitación para ir a trabajar a Monterrey; fue ahí donde los destinos de Gregorio y Claudio se cruzaron.
Claudio Francisco Martínez tenía 41 años de edad, había nacido un par de décadas antes que Gregorio, y un par de kilómetros abajo, en el Barrio Las Golondrinas. Su padre José Francisco Lucía, recuerda que al dejar truncos sus estudios se dedicó al jornal; Paulino Francisco Martínez, uno de sus hijos mayores (con 20 años de edad), menciona que su padre solía salir a trabajar, “sí se iba fuera la comunidad, pero siempre dentro de la Huasteca”.
Sofía, otra de las parientas de la familia, comenta que dos semanas atrás habían pasado invitando gente para irse a Monterrey a trabajar de albañiles, “a mi esposo (Carolino) también le dijeron, pero no se animó”. Solamente Claudio aceptó, y después los conocidos subieron a Unión de Guadalupe con la misma propuesta, de donde accedieron Gregorio y sus hermanos Jaime y Venancio, también prestadores de servicios turísticos.
Salieron el 14 de septiembre, y 12 días después: La noche del sábado 26, una reunión con alcohol de por medio en el fraccionamiento Villas de Cristal derivó en la presencia de la Fuerza Civil de Monterrey, cuyos elementos –en circunstancias extrañas y no esclarecidas aún- abrieron fuego contra los aquismonenses, causando la muerte de Claudio y Gregorio, y dejando gravemente heridos a los dos consanguíneos de éste último.
DOLOR E INDIGNACIÓN
Valente Francisco Felipa, hermano de Claudio, dice que a él le avisaron sin darle muchos pormenores; por la tragedia viajó de Estados Unidos –donde trabajaba- a la capital de Nuevo León, y de ahí acompañó al funeral hasta Barrio Golondrinas, donde se celebró la noche del 28 de septiembre. A catorce días de su partida, los dos huastecos estaban de regreso en su tierra natal, pero en circunstancias no esperadas ni deseadas.
El dolor y la indignación se apoderaron de una comarca, donde la exigencia de justicia se combinó con las declaraciones de asociaciones civiles de Nuevo León, que acusaron discriminación, equiparando el trato de los elementos policiacos de la capital de ese estado en contra de los indígenas, con el racismo que muestran las corporaciones en Estados Unidos en agravio de afroamericanos y latinos.
La tarde del martes 29 el cortejo avanzó por la carretera desde Barrio Golondrinas hacia el panteón de Unión de Guadalupe, don José arrastraba sus casi 83 años de edad y el sufrimiento de su brazo derecho fracturado, dos condiciones quizá menos dolorosas que ir a dejar a su hijo hasta la morada sin regreso, “por eso quiero que se haga justicia”, exigió. La procesión siguió la misma ruta de tres kilómetros que lleva al famoso abismo y que está pintada en rojo.
Fue ese sendero el que conoció en precarias condiciones el ex presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, cuando en febrero de 2011 descendió al Sótano de las Golondrinas, realizó un promocional para el programa estadounidense The Royal Tour, y al final prometió la pavimentación del camino, concluida meses antes de finalizado su mandato, en 2012. Ahí, sobre ese falso adoquín, Claudio y Gregorio se cruzaron de nuevo, inertes ambos.
SU ÚLTIMO VIAJE
Los ataúdes, con ellos dentro, pasaron bajo el arco de bienvenida de aquel atractivo, que en septiembre de 2007 fuera nominado como una de las 13 maravillas naturales de México; pasaron a lado de las taquillas, acordonadas desde hace más de medio año debido a la contingencia sanitaria, y que en otros tiempos y a esa hora, estarían recibiendo cientos de observadores de aves para bajar a presenciar el retorno de miles de ellas.
Se encaminaron hacia la puerta del pequeño cementerio, a lado justamente de la caseta de recepción, y apenas a unos metros debajo de aquella modesta miscelánea que Gregorio atendía junto con su esposa Leticia y acompañado por su pequeña hija Guadalupe, en donde pocos días antes, en una charla de café -recuerda- el expedicionario vallense Alejandro Aguilar Fernández había hecho planes con él para descender al precipicio:
“Le platicaba cuando Luis Madaria (conductor del programa Meridiano X que se transmitía en red nacional a través del Canal 5 a principios de la década del 2000) se quedó atorado ahí en Golondrinas; y pues sí, estaba desesperado económicamente, porque no había podido terminar su casa, estaba en obra negra ahí donde nos recibió, la estaba haciendo tienda la parte de abajo. Cuando lo vi en la fotografía (por su asesinato), me impactó mucho”.
LAS ETERNAS MORADAS
En aquel panteón rural, donde la ocupación apenas llega al medio centenar de tumbas, los caminos de los dos aquismonenses terminarían, unidos de nuevo: En forma escalonada y cubiertas en cemento, las dos sepulturas albergaron los restos de los dos hombres que únicamente iban al norte en pos de un mejor futuro para sus familias y que ahora las dejaron en la orfandad.
Claudio era padre de seis hijos, tres de ellos menores: Gabriela, de 14 años; Adán, de nueve; y Leslie, de tres; mientras que la bebé de Gregorio no cumple los dos años. Un crucifijo fraguado en el concreto adornó la última morada del primero de ellos, junto con una veladora de San Judas Tadeo, coronas, adornos de limonaria con florecillas silvestres, ramos de crotos, y flores de papel en cuyo envase destaca el exhorto que se estila en estos casos, Descanse en paz.
Fusionado, en esa misma ladera, el sepulcro de Gregorio, con coronas de papel y de (flores) rosas, chenas, conchitas, exofinas y cambrays. A sus pies, el nombre, y 500 metros abajo, el tributo de despedida de la naturaleza, los chillidos de esas aves que tantas veces observó, que parecían fundir sus expresiones con el llanto de los familiares, a quienes un incidente misterioso les destrozó la vida para siempre.
LAS PROMESAS DE JUSTICIA
Al día siguiente, presente en Aquismón en el segundo informe del alcalde Óscar Suárez Mendoza, el Subsecretario de Gobierno del Estado –y paradójicamente oriundo de Aquismón- Aureliano Gama Basarte, ha prometido justicia: “Estamos pidiendo que se haga una investigación a fondo de los hechos, hay contacto ya con la fiscalía de Nuevo León, estaremos sumándonos a las investigaciones”.
Sobre la preocupación de algún proteccionismo a los presuntos homicidas, por tratarse de policías, abundó que “conforme a la ley tendrán que deslindarse responsabilidades en todos los casos y tendrá que hacerse una investigación a fondo”.
Por su parte, el presidente Suárez Mendoza informó que comisionó al oficial mayor del Ayuntamiento, Eligio Villedas Guzmán, para que siga de cerca el caso; “el nueve (de octubre) estaremos en Monterrey”, precisó el funcionario.