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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 31 de enero 2021.- Nacido el 7 de mayo de 1913 en San Luis Potosí, Francisco de la Maza y de la Cuadra se convirtió en uno de los historiadores del arte novohispano más importantes del país, gracias a su pasión por estudiar el arte y las letras del periodo, ferviente admirador de Sor Juana Inés de la Cruz y gran defensor del tesoro artístico del país.
Después de realizar sus primeros estudios en SLP y en Puebla, se trasladó a la Ciudad de México para comenzar su formación como historiador e ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Fue en esta época en la que conoció al también historiador, escritor, académico y filósofo, Justino Fernández García, quien se convertiría en su amigo de toda la vida. Además de ser discípulo de Manuel Toussaint, en ese entonces profesor de Arte Colonial de la Facultad, la cual fundó, y quien lo invitó a integrarse al Instituto de Investigaciones Estéticas.
Después del retiro de don Manuel de la enseñanza, su discípulo lo sustituyó y se convirtió en el titular de la cátedra de Arte Colonial hasta que su salud lo impidió en 1967.
También fue miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid e integrante de número de la Academia Mexicana de la Historia, a la cual ingresó en 1965 para ocupar el sillón número 6.
Entre sus estudios monográficos sobre el arte en diversas ciudades del país, se encuentra San Miguel Allende. Su historia. Sus Monumentos (1939), que sería su primera obra; La ciudad de Durango. Notas de arte (1947), El arte en la ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas (1949) y El arte colonial en San Luis Potosí (1969), escrito en el que celebra la máxima joya de la ciudad:
“El Carmen de San Luis Potosí es uno de los monumentos más espléndidos del arte barroco, a pesar de algunas mutilaciones que la ceguera del neoclásico cometió en él. Es el único templo que lleva retablos de piedra y encierra la portada más rica y fastuosa de América, la Portada de los Arcángeles, que da acceso al Sagrario, que es, también, el Camarín de la Virgen”.
De la Maza cuenta con textos sobre litografía del siglo XIX, sobre aspectos religiosos de la época colonial y se le atribuye la introducción de los estudios iconográficos, como una disciplina auxiliar.
ADMIRADOR DE SOR JUANA
El historiador potosino dedicó páginas a la historia de Catalina de San Juan, personaje del siglo XVII conocida como China Poblana, en su obra Catarina de San Juan. Princesa de la India y visionaria de Puebla (1971, 1990).
Mientras que a sor Juana Inés de la Cruz, le profesó su admiración constante.
La Enciclopedia de la literatura en México (Elem), indica que a lo largo de más de treinta años, de la Maza escribió veintiún artículos, fascículos o libros en los que estudió el convento, la vida conventual y el ambiente artístico de la Décima Musa, así como “los elogios de sus contemporáneos, su tumba, sus proezas, sus turgencias en algún retrato, sus autógrafos, su gusto por la paradoja, la traducción al ruso de algunas de sus obras, sus relaciones con Carlos de Sigüenza y Góngora y ruta de Nepantla a San Jerónimo”.
Entre los estudios dedicados a Sor Juana se encuentran El sepulcro de Sor Juana Inés de la Cruz. Breve crónica del templo de San Jerónimo y de la restauración de sus coros (1967), la recopilación Sor Juana Inés de la Cruz ante la historia (póstuma, 1980).
En la semblanza Recordando a Francisco de la Maza -publicada en la revista Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas en 2004-, la historiadora Elisa Vargaslugo Rangel señala que la formación del potosino en la cultura universal, su amor por el arte y la cultura de la antigüedad clásica, así como su vocación por el estudio barroco, lo llevaron a recorrer diversos caminos, como sus obras Antinoo. El último dios del mundo clásico (1966), La mitología clásica en el arte colonial de México (1968), Antiguas historias de amor (1968) y dejó inédito La erótica homosexual en Grecia y Roma (1985, con prólogo de Salvador Moreno).
“Todos son trabajos que ofrecen aportaciones originales y atisbos lúcidos que deben rescatarse y difundirse”, señala Vargaslugo.
DEFENSA DEL ARTE MEXICANO
La Elem destaca la constante batalla del historiador por defender el arte mexicano, pues en sus cátedras y conferencias, en prensa y mediante gestiones con párrocos y funcionarios, denunciaba robos y falsas atribuciones, además de protestar por aprobaciones arbitrarias de los monumentos, contra los anuncios comerciales y los despropósitos en las nomenclaturas.
Su lucha para lograr la restauración del Altar del Perdón y la sillería del Coro de la Catedral Metropolitana, destruidos en el incendio de 1967, se encuentra entre una de sus batallas más recordadas.
Falleció el 7 de febrero de 1972, a la edad de 58 años, en la Ciudad de México.
AUTOR NATO
Su extensa bibliografía se conforma de cerca de 300 artículos y 24 libros, la mayoría sobre arte colonial.
“Francisco de la Maza fue, pues, el gran historiador del arte novohispano sin rival en sus días; convirtiéndose en el maestro clave, en el eslabón que enlaza a la generación pionera con varios de los que ahora seguimos empeñados en esa tarea”
Elisa Vargaslugo Rangel
Historiadora