Regidora del PAN pide presupuesto para Bienestar Animal en SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP, 26 de agosto de 2018.- Con la quietud de una escultura, inmóvil y casi petrificada, las estatuas vivientes que se observan en el Centro Histórico de San Luis Potosí, transportan el pasado a la actualidad y la presentan de una forma mucho más tangible y amigable a potosinos y turistas.
Julio César Barbosa junto a otro amigo, decidió crear algunos personajes y con ellos, llevar su performance a las plazas públicas para convivir con la gente, tomarse fotografías y a la par, generar ganancias para sacar adelante a su familia.
En Plaza de Armas , a lo largo de siete años, los paseantes han podido observar diversos personajes, Julio Cesar relata: «iniciamos con un ferrocarrilero y un manos de tijera, que aún usamos y que tiene bastante aceptación con la gente, luego trajimos un revolucionario, después a Juan del Jarro, un vaquero, un soldado y un catrín».
Sin días de descanso y con largas jornadas bajo el sol, Julio César ha padecido alergias en la piel, producto del maquillaje que utiliza y la exposición al sol, además, deshidratación por pasar muchas horas sin beber líquidos y sin alimentos.
Además de Julio, hay más personajes que día a día se observan en el Centro Histórico, como Sergio Arguello, quién lleva seis años haciendo performance de estatua y que últimamente gusta de vestir como Juan del Jarro.
Para Sergio, la parte complicada siempre es el clima, ya sea cuando llueve o cuando el sol resplandece a plenitud, también a causa de la posición que mantiene por horas suele tener molestias físicas: «A veces nos duelen mucho las piernas, pero eso es lo de menos, a veces el sudor da comezón o incomoda y tenemos que seguir como si nada, pero es parte de esto que tanto nos gusta» afirma.
Julio César y Sergio, dan sustento a su familia con su performance y aunque no siempre les va tan bien, dicen obtener lo suficiente para mantener a la familia, conseguir los vestuarios y maquillajes.
Además de las fotografías que los visitantes se toman con ellos, a cambio de unas monedas, les entregan un pensamiento positivo con el objetivo de alegrarles el día y trascender un poco en este oficio, por el que muchos ya los conocen hasta turistas que regresan por segunda o tercera ocasión a San Luis, los buscan para tomarse una fotografía o simplemente saludarlos.
Tanto Julio César como Sergio dicen estar agradecidos con la gente que a diario les dedica una sonrisa y que seguirán como estatuas vivientes del Centro Histórico hasta que se les acaben las fuerzas, porque es la misma gente la que les inyecta energía.