Inicia con éxito campaña de vacunación contra enfermedades respiratorias
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 19 de noviembre de 2018.- El pasado sábado 17 de noviembre, se cumplieron 72 años de la inauguración del Hospital Central Dr. Ignacio Morones Prieto, considerado la unidad con mayor capacidad resolutiva en el Estado. Con 76 especialidades médicas se ubica como pilar en San Luis Potosí e incluso brinda asistencia a pacientes de estados vecinos.
Además, es reconocido por ser formador de más de 60 generaciones de médicos, pues cuenta con un vínculo académico con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
En 1941, el entonces Secretario de Salubridad y Asistencia, Gustavo Baz visitó la ciudad de San Luis Potosí, donde analizó la necesidad de construir un edificio con la infraestructura para brindar atención adecuada a enfermos y la formación de médicos.
El 30 de noviembre de 1942 se firmó un acta en la que el comisariado ejidal de la comunidad de la Garita de Jalisco dio su consentimiento para iniciar su construcción y fue inaugurado el 17 de noviembre de 1946 por el Doctor Gustavo Baz, en representación del entonces presidente de la República, Manuel Ávila Camacho.
El doctor José de la Luz Enríquez Almanza, trabaja en ese nosocomio desde hace medio siglo y durante ese tiempo lleva 20 años como director del turno de la verpertino.
¿Por qué estudie medicina?
Luego de expresar el dicho que reza: “Dicen que se encuentra lo que se busca y se halla lo inesperado”, el galeno contó que a él le toco lo inesperado en el momento que decidió estudiar medicina, aunque de pequeño solo pasaba por su mente la idea de ser contador, piloto aviador o sacerdote.
Su deseo de ser presbítero fue por lo religioso de su familia y hasta cierto punto “para no irme al infierno”. La contaduría le generó la idea de siempre tener dinero y un día pensó en pilotear una aeronave por que un niño siempre tiene el anhelo de volar.
La idea de convertirse en médico surgió antes de concluir el sexto grado, cuando junto con un amigo imaginaron convertirse en científicos, luego de que atraparon una mosca a la cual le pincharon con un alfiler remojado con alcohol, lo que les aproximo a su especialidad.
La ilusión de Enríquez Almanza se cumplió luego de aprobar el examen de admisión en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en la generación 1966-1972; en el Hospital Central realizó sus prácticas, donde decidió optar por anestesiología como especialidad, lo que “en aquellos entonces no era tan apantallador”, recordó.
¿Cómo llegué a este hospital?
“A este hospital yo siempre lo he considerado como el mal amor”. Después de terminar la especialidad en anestesiología, el doctor Enrique Torres López le consiguió una beca en el Instituto Nacional de Nutrición para entrenar en terapia intensiva e inhaloterapia, con la condición de regresar a ocupar el cargo de la unidad de terapia intensiva.
Por la carencia de recurso el hospital no pudo costear una nueva plaza en la unidad de terapia intensiva y no fue contratado; enseguida se mudó a Querétaro, donde durante dos años presto sus servicios, de manera simultánea, en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y en el Instituto Mexicano del Seguro Social, y ganaba 18 mil pesos al mes.
En 1976 el Centro Médico del Potosí absorbió a médicos del departamento anestesiología del hospital central y el entonces jefe de ese departamento, quien fue maestro del doctor José de la Luz Enríquez Almanza, invitó a este a regresar y hacerse cargo de la unidad de terapia intensiva, con un sueldo de 798 pesos, mucho menos que lo que obtenía de pago en Querétaro. “¿Usted dígame no es una adicción este hospital?”, cuestionó.
¿Qué visión tengo del hospital?
Desde el momento que entró a laborar -Hospital Central- desde el punto de vista sanitario era de los más funcionales y de calidad, y hasta hoy se encuentra en buenas condiciones. “En aquel entonces estuvo diseñado para soportar dos pisos más, pero hoy es de suma importancia la remodelación y como dicen por ahí: “Nos está haciendo justicia la revolución”.
No solo es importante la infraestructura para atender a los enfermos y adecuada para los médicos, pues aseguró que se requiere del factor humano, dispuesto a brindar el servicio.
El doctor recordó que el hospital siempre ha padecido carencias de material y sus estados financieros siempre han sido en números rojos, debido malos manejos administrativos y otros factores, como el escaso apoyo gubernamental.
Sin embargo, destacó, gracias a la buena voluntad de benefactores que han aportado donativos económicos, se ha logrado atender la elevada demanda de sus servicios.