
Auxilia Guardia Civil de Soledad a mujer en labor de parto
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 10 de noviembre de 2018.- El nacimiento de su primera nieta fue algo providencial para María del Consuelo Carmona Salas y ocurrió mientras ella rendía protesta como diputada local en el Congreso del Estado, el pasado 14 de septiembre.
Originaria de Matehuala, San Luis Potosí, Consuelo llegó aquel día al salón de plenos “Ponciano Arriaga Leija”, con una mezcolanza de emociones, el alumbramiento de su hija, protestas contra legisladores salientes, protocolo, burocracia, discurso, abrazos sinceros y otros no tanto (…) fue ensordecedor.
De pronto –sin que nadie lo notara- lograba enajenarse de ese ambiente frívolo para recordar a qué llego ahí, luego de que hace apenas dos años su voz estuvo a punto de apagarse y ahora no sólo hablará por ella, sino por cientos de mujeres que padecen el terrible mal, la enfermedad del miedo, la que mata sin piedad y amenazó también su vida: es sobreviviente de cáncer de mama.
Había entregado su vida a la formación educativa en escuelas primarias de su municipio, en noviembre del año 2008 –hace justo una década- estaba a seis meses de jubilarse, sus planes a los 45 años eran perfectos (…) en verdad lo eran.
Detectó un abultamiento en su seno izquierdo y aunque fue desestimado por el médico, prefirió insistir y luego de practicar la biopsia vendría el diagnóstico que nadie quiere escuchar: “Pues sí Consuelo, efectivamente, tienes cáncer, ¿qué van a hacer?” (…) ella enmudeció.
-“Como paciente nunca esperas eso, mi esposo habló por mí (…) entré en shock, él le dijo: nosotros no veníamos a que nos dijera eso y su respuesta fue que pensáramos que hacer, dónde me iba a operar, si en San Luis, México, Guadalajara, Monterrey; tenía mis planes de vida, mis proyectos definidos y todo se derrumbó. Uno piensa que ahí acaba todo”.
La advertencia fatalista taladraba su mente, si en un mes no era sometida a cirugía podría morir; camino a casa su mente le traicionaba, rompía en llanto, su esposo le alentaba a buscar alternativas y al mismo tiempo, no sabía cómo informar a sus hijos la trágica noticia.
Pese al escenario adverso, no admitió operarse y transcurrieron más de dos años para tomar esta decisión, entre tanto conoció una alternativa que –asegura- la rescató del socavón emocional en el que cayo. Le llaman Nueva Medicina Germánica.
La teoría de estos métodos estriba en que toda enfermedad se genera a partir de choques emocionales y fue creada por Ryke Geerd Hamer, médico alemán que de hecho quedó inhabilitado por sus críticas a la medicina basada en evidencias científicas; su técnica promete un muy elevado porcentaje de éxito en la cura del cáncer, así como cualquier tipo de enfermedad.
– “Consiste en que nosotros tengamos la capacidad de ir a fondo en nuestro interior, saber qué pasó en mi vida, me afectó o qué problema fue el que desató la enfermedad, sobre todo se puede prevenir si uno se analiza; a veces debemos dejar que el mundo ruede y nos ahorramos enfermedades, pero sobre todo teniendo mucha fe en Dios”.
Cuando el miedo llegó
Esperó dos años antes de aventurarse a la cirugía, cuando llegó el día se sintió invadida por un gran temor y éste se alimentaba despacio en cada sesión de quimioterapia, mientras recibía el tratamiento conocía historias estremecedoras, desenlaces fatales (…) ya no recuerda cuántas mujeres quedaron en el camino.
Los estragos de cada quimio y radioterapia –seis y 25, respectivamente- eran tan intensos que le genera escozor recordar; cómo es que un semblante puede alterarse a ese grado (…) perder lentamente el cabello, cejas y uñas, sentir que la vida se apaga despacio.
-“Muchas se quedaron, murieron (…) a veces digo ¡Ay Dios! me sigues dejando aquí por algo, me das la oportunidad de seguir y tengo que aprovechar en agradecimiento que Dios me deja, me da la oportunidad de estar aquí, por ellas”.
La partida de Rosario –su vecina- fue una de las más dolorosas para ella, un cáncer detectado en fase avanzada le quitó el aliento quince días después de haberla visitado para darle ánimos; pero Consuelo siguió, no desistió en su esfuerzo por continuar viviendo.
Tras un par de años de lucha Consuelo se declaró ganadora, al fin podría continuar sus planes en pausa, pero además emprender otra guerra en la vida política -un par de años después- como integrante del Cabildo en el municipio de Matehuala.
Fue una ironía, formaba parte de la comisión de salud en la administración 2015/2018, cuando el miedo tocó la puerta nuevamente.
Metástasis… ¿emocional?
Apenas había transcurrido el primer año de gestión como regidora cuando empezó a sentir molestias al comer, enseguida fue un problema respirar, caminar y su voz, de pronto enmudecía (…) el cáncer hizo metástasis, según su teoría, por otro factor emocional.
-“Para la medicina germánica no existe la metástasis, yo creo que fue otro problema personal que ocurrió lo que genera la segunda etapa del cáncer y si se fijan, las mujeres somos quienes más lo padecemos, porque somos muy aprehensivas (…) cargamos con todo”.
Esta vez el miedo anidó entre la caja torácica y tráquea, un tumor que por su dimensión era inoperable y entonces la película de horror se repetía, pero ahora en proporciones distintas; igual que en la primera ocasión, recibió la atención médica en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Actualmente sigue en proceso de recuperación y el suministro de fármacos cada 21 días permite su mejoría, el segundo round tampoco fue traba para escalar en la función pública, ahora forma parte de la LXII Legislatura Local en San Luis Potosí y fue nombrada vocal en la Comisión de Salud y (…) ahí no hay más silencio, el estruendo de su voz cimbra la tribuna (…) habla por aquellas que callaron para siempre.
Pobreza, condena de muerte
El apoyo de la familia, mantenerse activas y solidarizarse con otras madres de familia, hijas, jóvenes, hermanas y amigas, fue una catarsis para Consuelo, después de una década en medio del maremágnum emocional, entre vida y muerte (…) entre miedo y esperanza.
La organización civil Regalando Sonrisas, es parte del ejercicio fraterno que tomó en sus manos desde la función pública, una agrupación que no recibe aportaciones oficiales y sobrevive con rifas, festivales y caridad pública.
-“Yo fui afortunada, hay gente que vive en extrema pobreza y pierde la vida porque no tienen dinero ni siquiera para alimentarse bien cuando enferman; me tocó el caso de una ancianita de la zona huasteca, tenían que alimentarla con sonda y sólo podría comer frutas, verduras (…) ni para eso tenía recursos”, comentó.
Para la legisladora, miles de mujeres pierden la lucha en condiciones inhumanas por falta de acceso a medicamentos costosos, clínicas y los cuidados mínimos en sus hogares (…) se van en terribles condiciones físicas, en medio de estertores que sus seres queridos no pueden evitarles.
-“Pues sí, la gente tiene ISSSTE o IMSS, pero no una buena alimentación ni calidad de vida, se deterioran totalmente, las familias quedan gastadas y endeudadas aunque al final su ser amado no logra sobrevivir, se nos parte el alma y es una gran pena”.
Está del otro lado
Consuelo, la sobreviviente, alberga una gran esperanza de cambio para las mujeres diagnosticadas, ahora no le basta sólo hablar por ellas, sino hacer uso de su facultad legislativa para generar condiciones de acceso a tratamientos de calidad, que garanticen la vida a más mujeres.
No quiere más madres sepultando a sus hijas, niños huérfanos llorando su partida o esposos perdiendo a la compañera de toda una vida; aunque es vital prevenir, tampoco puede negar el hecho de que las instituciones de salud pública se han visto rebasadas y miles de mujeres pierden la vida por carencia económica.
-“Es vital la prevención, auscultarse, la mayoría de nosotras nos podemos dar cuenta si hay algo raro en el seno y detectado a tiempo puedes curarte”.
Ciencia, médicos, brebajes o emociones, cual fuere la causa y camino a seguir, para ella lo más importante radica en mantener una buena actitud y no permitir que malos pensamientos carcoman la vida (…) somos los que pensamos, no hay tiempo para el miedo (…) el miedo te mata.