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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 4 de diciembre de 2024.- Uno de los más graves ecocidios cometidos en la Huasteca, la tala, quema y drenado de 300 hectáreas de la Ciénega de Cabezas en el municipio de Tamasopo para sembrar caña de azúcar, permanece en total impunidad. Al mismo tiempo, sigue latente el conflicto por tierras entre particulares y ejidatarios de “Emiliano Zapata”, dentro de cuya superficie se encuentra el humedal.
En octubre de 2023, un grupo de cañeros particulares, entre ellos Angélica Sánchez y Martín Pecina, ingresaron a la ciénega con maquinaria pesada, derribaron árboles y prendieron fuego al bosque para abrir surcos y cultivar la gramínea. Sin embargo, el área afectada pertenece al polígono del ejido “Emiliano Zapata”, que fue dotado con 6,000 hectáreas para 600 campesinos mediante un decreto firmado por el presidente Lázaro Cárdenas del Río.
El ejido ha conservado y cuidado la parte correspondiente a la ciénega, que es hábitat de aves migratorias de Canadá y Estados Unidos, venados, jaguares, martuchas, tejones, mapaches y diversas especies de mamíferos. Además, es un santuario para reptiles como cocodrilos, tortugas, serpientes, peces endémicos y aves. La ciénega tiene una superficie de 1,364 hectáreas y está catalogada en el nivel RAMSAR, pero ni esto fue suficiente para evitar el ecocidio.
Haciendo uso de sus derechos de posesión, los ejidatarios cercaron el área para impedir el reingreso de los cañeros, que abastecen al ingenio “Alianza Popular” de Tambaca, municipio de Tamasopo, y pertenecen a la Asociación de Cañeros de la Pequeña Propiedad. A pesar de las amenazas y el acoso de los productores, los campesinos, que presentaron denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa) y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), no han obtenido respuesta. Tampoco se ha procedido con las denuncias ante la Procuraduría Agraria para hacer respetar el polígono de tierras que les corresponde. Hasta ahora, ninguna dependencia ha intervenido, lo que genera un riesgo constante de nuevos ecocidios y tensiones entre los ejidatarios y los cañeros.