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Universidad Rosario Castellanos recibirá sin costo a 2 mil jóvenes SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 18 de octubre 2020.-Directores de clínicas de rehabilitación para adicciones, así como personal que apoya con los internos tienen un temor constante y que cada día se incrementa, debido a la llegada de droga sintética derivada de la morfina y de la familia de los opiáceos, el fentanilo, sustancia que en Estados Unidos ha cobrado miles de vidas y que es altamente adictivo y peligroso, pues sus efectos van directamente al sistema nervioso central y puede terminar con la vida del consumidor.
De esto hace referencia el director del Centro de Rehabilitación Esfuerzo y Esperanza para Vivir, Dionisio Rentería Guerrero, ubicado en el fraccionamiento Los Limones al norte de la capital potosina.
La clínica tiene año de haberse fundado y con esfuerzo de la comunidad y familiares de los internos ha logrado salir adelante y sacar de la pesadilla de las adicciones a varios jóvenes. Actualmente, sin apoyo de ninguna autoridad, la clínica de rehabilitación tiene más de 40 pacientes que van de los 13 a las 25 años, con historias desgarradoras, mismas que pueden replicarse con el fentanilo en por lo menos un año, según refieren los propios internos del centro.
ABDÍAS, DE AA A ORIENTADOR
Una de las personas que apoya en Esfuerzo y Esperanza para Vivir, Abdías, quien por siete años estuvo en las garras del alcohol, pero gracias al apoyo de grupos de Alcohólicos Anónimos se mantiene sobrio por ya más de 19 años, apoya dentro de la clínica como enlace entre los internos y la dirección, escuchando sus problemas, algunos por los cuales vivió en su momento en carne propia. Día a día ve los estragos que causaron las drogas en los jóvenes y gratamente y con satisfacción observa la recuperación.
«Mi labor es más de orientación hacia los muchachos, trato de apoyarlos y llevo de alguna manera el programa con ellos, aquí los jóvenes llegan con carencias afectivas, nos fijamos mucho en el entorno porque a veces no son buenos y aunado con los problemas que actualmente enfrentan, afuera hace más difícil que se integren».
Abdías recuerda que cuando pasó por la enfermedad de alcoholismo, las circunstancias eran diferentes, ahora los retos y problemáticas que enfrentan los jóvenes, además del riesgo de la drogadicción, son la falta de cariño y valores de las que carecen las familias.
“Ves chavos de 13, 14 y 15 años, ahí está el promedio, hay jóvenes muy dañados, todo se debe al entorno, la sociedad está muy distraída”, afirma.
El temor del personal porque el fentanilo llegue para quedarse en el estado radica en la experiencia del cristal que desplazó al alcohol, la marihuana y la cocaína, debido al fácil acceso, bajo costo y prolongación de sus efectos.
“La gente quiere eso, porque es de las drogas más económicas, antes éramos borrachos, lo más grave era la marihuana, pero ahora todo son drogas sintéticas y cuando se les retira es como quitarle a alguien las emociones porque es lo que generan esas sustancias”, señala Abdías.
“Por los precios, el cristal repuntó porque se consigue fácil, su efecto es inmediato y provoca una alta excitación, pero las consecuencias son muy graves”, advirtió.
El apoyo de los jóvenes internos en la clínica compartió la opinión de las autoridades estatales sobre el aumento de la delincuencia con la llegada del cristal, mismo caso que se reporta en un futuro muy cercano con el fentanilo, pero lo que más trastoca las fibras de quienes reciben a las personas con este problema es el caso de las mujeres, cuyas historias tienen consecuencias más graves que los hombres.
“El adicto, cuando ya está atrapado, sólo vive para conseguir la droga y drogarse, no vive para otra cosa, por eso se detona la delincuencia porque ellos tienen esa necesidad para supuestamente sentirse bien”.
Abdías señala que “lo más triste es ver cómo se denigran las mujeres, las sobajan por conseguir esa droga, un hombre puede librarla más, pero en las mujeres llegan a violaciones y embarazos no deseados y hasta abortos”.
AYUDAN A LA SEGURIDAD
Tanto el director Dionisio Rentería Guerrero y su compañero de lucha y labor Abdías, concordaron en que la satisfacción más grande que alguien puede vivir es precisamente ver cómo quienes ingresan a la clínica en estados críticos, renacen.
Su labor es de suma importancia para la sociedad ya que dentro de todo apoyan a la seguridad, porque evitan delincuencia del fuero común, rehabilitando a alguien que busca conseguir recursos para la droga robando o asaltando.
También quitan clientes potenciales los cárteles del crimen organizado e incluso futuros trabajadores de los mismos, porque en la clínica les enseñan un oficio y sus terapias no son a base de pastillas y mucho menos de violencia, incluso hay dormitorios y talleres en los que la estancia hace que se enfoquen a su recuperación.