Refuerza Ayuntamiento seguridad con tecnología en la capital potosina
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 31 de agosto 2020.- «Los extraño, extraño tener que levantarme tan temprano, extraño pelearme con el que se estacionó en mi lugar, extraño regañarte por no haber desayunado y ya estar comprando un cigarro, extraño verte de vuelta a la escuela después de las vacaciones, extraño darme cuenta cómo pasan los años y ahora verte que traes a tus hijos a estudiar, extraño ahora verte dar clases y a ti verte como directora, los extraño y los extrañaré siempre, a cada uno gracias por su tiempo, sus palabras y porque a pesar de los años aún me recuerdas».
Estas fueron las palabras que publicó doña Candy en sus redes sociales y poco a poco la noticia llegó a varios estudiantes y exalumnos de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), que le mostraron su cariño y apoyo.
La vendedora de dulces, convivió con muchas generaciones de la FCA y se despidió después de 33 años de vender sus productos en las afueras de la institución, empujada por el Covid 19.
Doña Candy, como la conocen, platicó a Quadratín SLP que desde hace 33 años, desde las 5:30 de la mañana se levantaba para llegar temprano y no le ganarán el lugar donde se estacionaba para poder vender sus dulces. Recordó que la Facultad de Contaduría y Administración sólo tenía dos edificios, el A y el B, y poco a poco fue creciendo la facultad hasta lo que es ahora.
Doña Candy, la vendedora, compañera y amiga de los alumnos, lamenta que la pandemia del coronavirus la halla forzado a tomar esta decisión.
Una de sus anécdotas es que conoció a la actual directora de Contaduría y Administración en la generación de 1987, así como a algunos actores políticos. También recordó que las manifestaciones de los alumnos eran muy bonitas, ya que había una unión estudiantil, pero en estos tiempos no han cambiado. Señaló que en el primer año de la facultad todos los alumnos ingresaron y ahora es diferente.
«Este mensaje es para agradecer a todos cada uno de los que fueron a mi puesto a los que regañe, por fumar sin que hayan desayunado, porque llegaron tarde, les aconsejaba para su examen profesional y a los que tenían un problema me buscaron para aconsejarles».
Con lágrimas en los ojos señaló que los alumnos indicaron que hasta cuándo dejaría de trabajar, a lo que ella respondió en aquel entonces: «Hasta que ya no pueda y así fue, pero la contingencia vino a cambiar todo».
Como dato curioso, doña Candy no reveló su nombre, ya que esa pequeña motivación servía para que los alumnos se graduaran; era el secreto de doña Candy, no decía su nombre a los alumnos hasta que terminaban sus estudios.
Doña Candy obsequió bolsitas de los dulces que vendía a partir del jueves 27 de agosto en plaza Fiesta, local 42-A, de 11 am a 6:30 pm, porque estaban destinados para ellos.
«Quisiera que las cosas hubieran sido diferentes, pero no lo son y hoy decido decir adiós y gracias por estos 33 años a la facultad”, finalizó.