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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 28 de junio de 2019.- Eran las nueve de la noche del 17 de mayo de 2015, cuando policías municipales irrumpieron en su casa y “por equivocación” asesinaron a su esposo. Es la historia de Narcisa Herrera Alvarado, quien a cuatro años del homicidio de su cónyuge aún espera justicia.
Aquella noche, el hoy occiso, quien en vida respondía al nombre de Leonardo, habría terminado su jornada laboral en la vulcanizadora que se ubicaba a un costado del hogar que compartía con Narcisa y su hijo, que en ese entonces apenas tenía tres años de edad.
Estaba en el baño, relató la viuda, cuando unas camionetas de policías municipales rodearon su casa asentada sobre la carretera 57 en el municipio de Zaragoza, bajo el argumento de que buscaban a un grupo de jóvenes que minutos antes, los habrían agredido, durante unas carreras de caballos que se llevaban a cabo en el municipio colindante de Villa de Reyes.
Sin una orden judicial ingresaron al domicilio y comenzaron a interrogar a Narcisa y posteriormente a Leonardo; los efectivos querían obligar a la víctima a “culparse” del ataque perpetuado en contra de ellos.
Leonardo jamás se resistió a responder las preguntas de los elementos, pero exigió respeto pues se estaban violando sus garantías individuales, recordó su viuda. Aferrados, los policías sacaron al hoy occiso de su casa y una vez afuera, continuaron tratando de fincarle un delito que no cometió.
Desesperado y molesto, Leonardo logró escapar de los elementos, que para esa hora ya superaban los 40 e ingresó a su casa nuevamente; “fue ahí cuando escuche la orden; dispárenle, dijo algún superior”, platicó Narcisa y estalló en llanto.
La joven madre tomó a su pequeño hijo que estaba aterrado por la escena que protagonizaron los policías, sin imaginar que eso solo era el principio de aquella dolorosa noche que recuerda como si fuera ayer.
Cuando logró cruzar a la recámara donde se resguardó su marido, lo peor ya había pasado. El cuerpo de Leonardo estaba inerte en el suelo, con al menos cuatro disparos de arma de fuego; dos de ellos en el corazón, “me destruyeron la vida”.
Las imágenes desgarradoras llegan a su mente y prosigue la entrevista sin parar de llorar.
“Cuando yo entro a la casa con mi hijo, él estaba despierto escuchando todo y me dijo que tenía mucho miedo. Yo lo estaba tranquilizando cuando se escucharon muchos disparos y enseguida entró mi suegra a donde yo estaba y me dijo que ya lo habían matado”, detalló.
La cuarentena de elementos sitió la vivienda, con un operativo como si se tratase de la captura de un peligroso delincuente. Ahí era sólo el hogar de una humilde familia que se ganaba la vida honradamente.
“Los policías ahí siguieron, le decían a mi suegra que los dejaran entrar, mi suegra les dijo que no, que ya habían hecho lo que querían, que ella ya no iba a hacer nada, se metió y me dijo que pidiera ayuda”.
Continuó: “No saben cuánta falta le hace a mi hijo, todas las mañanas mi hijo se despierta y me dice que extraña a su papá, que le diga a quien tenga que decirle que se lo devuelva, eso no tiene nombre. ¿Por qué no se hace justicia?, otro remedio ya no puede haber”.
Sin el apoyo de alguna autoridad, Narcisa Herrera Alvarado y su familia, llevaron a cabo todo el proceso legal para darle sepultura a Leonardo. El procedimiento siguiente también lo vivió sin acompañamiento de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas, ni de ninguna otra autoridad. Ni su hijo, ni ella tuvieron un apoyo psicológico y lejos de eso, se enfrentó a un proceso legal que no le permitió vivir su duelo.
PEREGRINAR E INDOLENCIA
Cuatro años han pasado desde que Leonardo, en ese entonces de 27 años de edad, fue asesinado a sangre fría por policías municipales de Villa de Reyes. Los efectivos fueron absueltos y Narcisa, que hoy trabaja en el área de limpieza de una fábrica con un sueldo precario y su pequeño que ya cumplió siete años, siguen en espera de justicia.
Al paso de los meses del día de los hechos, un grupo de litigantes conoció el caso de Narcisa y comenzaron el “peregrinar” en busca de la reparación del daño, detalló el abogado, Daniel Chávez Aranda, quien reiteró que hace poco más de un año el Tribunal de Justicia Administrativa falló a favor de su representada, obligando al Ayuntamiento de Villa de Reyes, a pagar la indemnización.
Sin embargo, dos administraciones municipales han pasado y el pago de 2 millones 300 mil pesos no ha sido cubierto en su totalidad. Actualmente, el municipio de Villa de Reyes está encabezado por la alcaldesa Érika Briones, con quien, aseguró el abogado, nunca han tenido contacto.
“Las personas que no costean un abogado particular es muy difícil que puedan lograr un resultado, el mayor inconveniente que nosotros nos encontramos con la impartición de justicia es que muchos procesos administrativos son agotadores. Y si no eres de élite se hace más lento, por alguna razón la justicia no camina”.
Narcisa y su hijo, se mudaron a casa de los padres de ella, a tratar de continuar con su vida y aferrada al recuerdo de su marido, que injustamente fue asesinado, espera que las autoridades respondan por el delito de sus elementos.