Presionan colectivos feministas a Congreso de SLP
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 21 de octubre de 2022.- La leyenda de La Maltos es una de las que más terror ha causado en el estado de San Luis Potosí a lo largo de los años.
En la época colonial había una mujer de muchas agallas, conocida como la Maltos, la cual vivía en el sitio que hoy ocupa el magnífico edificio Ipiña, dónde se erigieron diversas construcciones coloniales.
La Maltos salía por las calles de la ciudad a altas horas de la noche en un carro tirado por dos briosos caballos y se sabía que practicaba la brujería, espiritismo y magia negra, actividades prohibidas y perseguidas en esos tiempos, pero a pesar de esto, la mujer llegó a obtener mando de inquisidora, lo que le daba mucho poder, tanto que, si quería perjudicar a alguna persona bastaba que la acusara de alguno de esos delitos tan perseguidos para hundirla, y sin más pruebas que su palabra, al acusado se le deportaba, atormentaba e incluso mataba, en las mazmorras del ahora edificio Ipiña.
Pero un día la Maltos cometió un grave error al sacrificar a dos personas de mucha influencia, por lo que el alto mando inquisidor dio la orden de arrestarla y enviarla a presidio a la Ciudad de México.
El día que fueron a aprehenderla, la mujer pidió un último deseo: realizar un dibujo en uno de los muros del edificio como recuerdo, lo cual le fue concedido. Con el dedo índice de la mano derecha, la Maltos trazó en la pared los contornos de una carroza, luego las ruedas, la portezuela y dos grifos gigantescos que la jalaban. Por último, increíblemente, la carreta salió de la pared y la Maltos subió a ella ágilmente para después atravesar el muro y perderse en un horizonte sin límites.
El pueblo jamás volvió a saber algo de aquella mujer; sin embargo, personas aseguran que en los Arcos de Ipiña suceden hechos paranormales.