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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 24 de abril de 2025.- La historia del arte está plagada de obras que, sin proponérselo, parecen anticipar momentos cruciales. Películas, novelas, canciones que de pronto adquieren un matiz casi profético al coincidir —casual o inquietantemente— con la realidad. Tal es el caso de Cónclave, una producción que hoy adquiere una nueva dimensión tras la reciente muerte del Papa Francisco.
De acuerdo con Miguel Ángel Leija, crítico cinematográfico, esta proyección fue basada en el libro homónimo de Robert Harris, Cónclave y nos invita a mirar detrás de las paredes del Vaticano, donde se reúnen los cardenales para elegir al nuevo líder de la Iglesia Católica.
Lo que podría haberse quedado en una representación solemne de rituales religiosos, se convierte en un retrato profundamente humano de los conflictos internos que moldean estas decisiones: la ambición, la fe, la culpa, la estrategia política. Porque al final, incluso en los espacios más sagrados, siguen habitando los dilemas terrenales.
Aunque la película no está exenta de licencias creativas ni de imprecisiones históricas, su verdadero acierto radica en el subtexto: un reflejo sociológico de nuestra época. En un mundo donde la derecha tradicional resurge con fuerza, ofreciendo certezas en medio del caos, y donde la izquierda parece estancada en promesas de justicia social no cumplidas, la elección de un nuevo Papa deja de ser solo un acto espiritual. Se convierte en un síntoma político.
Cónclave funciona, así, como espejo de una era marcada por el desencanto. En tiempos en los que las figuras religiosas también son actores en el contexto geopolítico, la película cobra una vigencia inesperada. Tal vez no predijo la muerte del Papa Francisco, pero sí anticipó las preguntas que hoy nos hacemos: ¿quién guiará a millones de fieles en este tiempo tan convulso?, ¿cómo se equilibra la tradición con la urgencia de un cambio?, ¿hasta qué punto el poder espiritual es también un poder mundano?
La obra, sin quererlo, se vuelve más que entretenimiento: se transforma en un vehículo para la reflexión colectiva.
Y tú, ¿ya viste Cónclave? Cuéntanos qué lectura te dejó.