
Alfredo Anaya se diversifica y abre planta de bisulfito de amonio
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 20 de agosto 2020.- La primera en pisar tierras potosinas fue Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, casi le pisaba los talones el titular de Educación Pública federal -con raíces en Ciudad del Maíz- Esteban Moctezuma, un personaje de la vida política nacional que quiere mucho a San Luis, pero no piensa en buscar las riendas de su gobierno estatal en 2021, o al menos eso asintió a reporteros que lo abordaron frente a la recién remodelada terminal aérea Ponciano Arriaga.
A paso lento llegaba detrás el titular del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), Juan Ferrer, quien, amable con las cámaras, se comprometió en diez segundos a atender las demandas de personal médico potosino que protestó dos días antes por las pésimas condiciones laborales en que trabajan.
El barullo de la comitiva potosina que los recibía, guaruras, autos y flashazos, fue interrumpido de pronto por una voz grácil y familiar, era nada menos que el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, el rostro protagonista en México desde febrero pasado que esta vez cubría la delgadez con un cubrebocas verde, que de hecho portó también al día siguiente.
Su primera frase para la prensa fue para ponderar el trabajo del presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores, Juan Manuel Carreras López; pero después no quiso responder nada sobre los conflictos laborales que enfrentan los médicos potosinos.
Eran apenas cuatro personajes de la 4T que llegaban a la capital de San Luis Potosí para participar en la edición LIX de la Conago, pero a la mañana siguiente el poder se concentraría en el Centro de Convenciones con 31 de los 32 gobernadores -excepto el de Chiapas, Rutilio Escandón-, la mayoría de los miembros del Gabinete Legal y Ampliado, y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
CÓNCLAVE OPOSITOR
En el hotel Palacio de San Agustín se concentraron los opositores de la Alianza Federalista a primera hora del miércoles 19 de agosto, desenvainando la espada llegó el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, con el acento y contundencia norteña que lo caracteriza, advirtió que la reunión Conago siempre suele ser “suavecita” para el presidente, horas después se confirmaría su vaticinio, con un revanchismo desinflado en tierras potosinas.
Le siguieron con el mismo discurso los mandatarios de Colima, Coahuila, Michoacán y Jalisco, Enrique Alfaro, que pidió además no distraer el escenario de Conago para proyectar temas tan desgastantes como la corrupción exhibida en el videoescándalo del caso Lozoya, porque vaya que ofende a los mexicanos, pero el asunto merece su propio espacio.
El Centro Histórico ya perdía la tranquilidad por un despliegue operativo de seguridad, camionetas, hombres ataviados en traje negro que corrían a un lado y otro, a la salida de cada mandatario que se dirigía al Centro de Convenciones; el resto de los gobernantes llegaría también al punto de encuentro, donde el diálogo con Olga Sánchez Cordero y otros integrantes del gabinete comenzó pasadas las 10 de la mañana.
¿CUÁL PANDEMIA?
Potosinos afines al Movimiento Nacionalista pro-AMLO acamparon frente al Centro de Convenciones, luego de una confrontación con policías estatales que los desalojaron del estacionamiento; eran los mismos que se ubicaron al principio de las manifestaciones sobre Periférico, de un lado ellos, y del otro los integrantes del Frente Nacional anti AMLO, tundiéndose en una batalla de gritos, mentadas, cuchufletas y claxonazos.
Todo el mundo ahí se olvidó del Covid, en el tercer día del regreso a semáforo naranja en San Luis Potosí, daba la impresión de que aquella tragedia inicial de Wuhan, China, nunca ocurrió; eran no menos de 500 almas pregonando sus penurias en el pavimento ardiente por más de seis horas, todos con la esperanza de que López Obrador arribara en ese tramo para poder abordarlo.
Telefonistas, ferrocarrileros, taxistas con cubrebocas de El Santo, defensores de la Sierra de San Miguelito, transportistas y otros grupos, se mezclaban entre estornudos, gritos del megáfono, humo de cigarrillo, abrazos y hasta besos; para entonces ya ensordecían el escándalo habitual de la obra civil que se erige a un costado del Centro de Convenciones, la dantesca grúa pasó desapercibida, lo mismo que varias retroexcavadoras CAT que hacían lo propio con las entrañas del cerro; algunos cascos de los obreros se distinguían a lo lejos asomados sobre una barda para no perder detalle del episodio.
DE PISA Y CORRE
Todos aguardaban la llegada del mandatario tabasqueño por esa ruta, mientras dentro seguía la reunión entre la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; su homóloga y tocaya, Claudia Pavlovich, 29 gobernadores y un representante del gobernador chiapaneco, Rutilio Escandón Cadenas, quien permaneció en su estado para atender el conflicto de ataques armados en contra de comunidades de indígenas tzotziles en Aldama, los Altos de Chiapas.
Pasado el mediodía aterrizaba un primer helicóptero en el parque Tangamanga I y daban la versión de que López Obrador venía a bordo, nunca se confirmó, pero poco después llegó otra aeronave, y minutos más tarde, el tabasqueño ingresó -lejos de todo el alboroto- al Centro de Convenciones, iba a bordo de una camioneta Suburban negra, y escoltado por dos unidades más.
En su llegada y despedida, Servidores de la Nación -liderados por el delegado de la Secretaría del Bienestar, Gabino Morales- gritaban a todo pulmón el coro que lo vitorea desde su campaña: “¡Es un honor, estar con Obrador!”.
Enterados de la poca posibilidad de ver al mandatario, la mayoría de los manifestantes comenzaron a retirarse cerca de las 2:00 de la tarde; adentro, ya el presidente había sido recibido por el presidente del foro, Juan Manuel Carreras, para participar en el diálogo con los mandatarios; concluida esa tarea, se retiró poco antes de las cuatro de la tarde con la misma dinámica, marcando distancia, para seguir su gira de trabajo por el estado de Zacatecas.
LA CONFERENCIA
Media hora después, más de medio centenar de reporteros locales esperaban pasar el filtro más importante en el acceso principal de una de las salas; ahí tuvieron que hacer fila (sin sana distancia) y pasar saliva para que la asoleada durante 200 metros no incidiera en los grados del termómetro, por lo pronto ya estaban advertidos por uno de los coordinadores: “¡El que venga con más de 38 no entra!”.
Pronto se llenaron las 32 sillas dispuestas en la sala de prensa, separadas apenas por un par de pasos; justo a las 5:30 de la tarde arribaron Olga Sánchez Cordero y Juan Manuel Carreras; el mensaje del mandatario estatal y presidente de la Conago fue triunfalista de principio a fin, pero cedió enseguida la palabra a la secretaria de Gobernación, a quien parecían no hacerle mella los tacones de 10 centímetros.
En cuatro hojas de papel bond resumió los acuerdos y mensajes del Presidente para los gobernadores esa tarde, y al más puro estilo de César Pineda -famoso por el meme viral “vas ir o no vas ir”- vertió los detalles y respondió tres preguntas a los reporteros.
“El Presidente les dijo varias cuestiones que les voy a compartir (…) el gobernador me dijo (…) y yo le dije (…) entonces me dijo (…) y después yo le dije”, y concretó su encomienda después de 25 minutos, con la premura de llegar al aeropuerto para viajar nuevamente a la Ciudad de México.
De nueva cuenta no apareció “Susana” y al despedirse con efusividad de Juan Manuel Carreras, estrechó su mano y dejó un beso haciendo pausa a 30 centímetros de su cara.
Así terminó la maratónica jornada de un día histórico para San Luis Potosí, que según la versión oficial no ocurría desde el siglo XIX; con el gobernador agotado, pero respondiendo algunos cuestionamientos finales a comunicadores potosinos que -de hecho- estaban más ansiosos por pasar a la sala contigua para ver al afamado Dr. Hugo López-Gatell en su conferencia sobre Covid 19.