Economía en sentido contrario: Banamex
Ya desde 2009 se han anunciado existencia de relevantes yacimientos de litio, Li, en México (https://www.bbc.com/mundo/economia/2009/10/091008_0024_mexico_litio_gm); metal en salmueras y roca dura. Esa información de los yacimientos se confirmó en 2014, (https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/5554/pm_litio_2014.pdf).
Este elemento químico es de la mayor importancia para la transición energética mundial ya que constituye la base de las baterías en autos eléctricos y sistemas de almacenamiento en la generación sustentable de energía; por ejemplo, la fotovoltaica.
Los yacimientos mexicanos han sido calificados de enormes y en diversas entidades federativas de México; Sonora, San Luis Potosí y Zacatecas se han destacado. Estos pronunciamientos son de la mayor importancia por dos razones.
La primera trata con la huella de carbono. Es decir, toda vez que las mayores reservas mundiales de Li se hallan en Atacama, Chile, y en el desierto de Salar de Uyum, en Bolivia, el metal debe ser extraído, beneficiado y transportado a las fábricas de baterías, de ahí a las armadoras automotrices y, después, ya en lo vehículos eléctricos, hasta donde esté el consumidor. Entre traslados, transformaciones químicas y fabricaciones la huella de carbono incrementa considerablemente, creando una paradoja con la motivación ambiental y generacional para los autos eléctricos.
La segunda relaciona las cantidades de Li. En los yacimientos sudamericanos de Bolivia y Chile aún existen varios millones de toneladas de Li sin beneficiar. Así, pero, ya para 2009 se reportó en México que, sólo en Zacatecas y San Luis Potosí, el yacimiento mide 36.679 hectáreas y en la primera etapa de explotación produciría 2.5 millones de toneladas de Li. Como referencia, según el USGS, para 2009, ese mismo año, el mercado era de 17.500 toneladas al año; éste ha crecido interesantemente.
En complemento, la gobernadora de Sonora ha anunciado en fechas recientes que la planta de beneficio de Li inicia su operación en 2020; la inversión de 420 mdd y el cliente es Tesla Motors. El proyecto se encuentra ubicado a 180 kilómetros al noreste de Hermosillo; en el municipio de Bacadéhuachi, Sonora. En este estado, el Li se obtiene de roca dura y dos horizontes de arcillas.
Una ventaja competitiva para México es la posición geográfica, donde se puede argumentar disminución de huella de carbono, sin ser lo más atractivo, y así contraer bonos de carbonos: instrumento financiero interesante.
No estorba tener en mente que el yacimiento de roca dura para Li se halla en una región muy sonada por violencia a unas familias. Relativamente cerca de la frontera del norte mexicano. La violencia, toda, en todo el territorio, es hecho por demás lamentable y que impone responsabilidad al estado mexicano para resolverla. Pero el tamaño del yacimiento de Li en esa región del norte-noroeste puede ser un factor para tanto interés norteamericano en el asunto.
Entretanto, Pemex anuncia un yacimiento de petróleo en Tabasco, el asunto tiene interés económico marginal ya que ni es tan grande ni está en las filas de la prospección financiera. De hecho, sin dejar de ser importantes, los combustibles fósiles no cuentan con las intenciones económicas y tendencias adquisitivas de las generaciones milenials ni centenials; es un horizonte de mediano plazo para el petróleo.
Además, allá, en el sur mexicano, también hay violencia, y mucha, revisen las cifras en Coatzacoalcos. Pero el interés espontáneo de nuestro vecino no ha sido dado a conocer. Entiendo que el proyecto petrolero nacional actual impulsa la nota, pero hay que leer la historia completa.
Mientras la competitividad económica de la tecnología del futuro y su impacto ambiental forman parte del discurso, otros factores la enrarecen. Las capacidades de negociación y el oficio político en el alto nivel mexicano se han hecho presentes, enhorabuena.
Luego, entonces, tenemos contrastes de yacimientos de Li versus los de petróleo; así como sus complejidades político-económicas.