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Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Las ciencias médicas, entre otras, han propiciado el incremento en la esperanza de vida media. Equipamiento, marcadores biomoleculares, medicamentos novedosos y algoritmos matemáticos han asistido al diagnóstico, seguimiento, monitoreo en línea y terapia de diversos padecimientos.
Todo ello producto de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, CTI. Como ejemplos podríamos listar muchos. Aquí selecciono la historia de la radiología, desde los Rayos X hasta tomografía tridimensional por Resonancia Magnética Nuclear, que ha asistido en diagnósticos. También incluyo que eventos en embarazos pueden ser previstos mediante ecografías espacio-temporales, llamadas en 4 dimensiones -tres del espacio y otra el tiempo-. Además de tecnologías recientes y sobresalientes para monitoreo y tratamiento de diabetes mellitus con base en la aplicación de matemáticas. En fin, podríamos escribir extensos tratados al respecto.
El asunto es que hay implicaciones favorables, siempre, que son expuestas, vividas y comentadas incluso en la sobremesa. La certeza del diagnóstico o la alegría familiar de ver la imagen ecográfica del próximo miembro de una familia, etcétera.
Pero una implicación se ha perdido de vista.
Al incrementar la esperanza de vida media el traslape generacional incrementa. Dicho coloquialmente, los abuelos, en vida y posiblemente con calidad de vida, hasta pueden disfrutar de bisnietos y, quizá, de tataranietos.
La situación se complica cuando personas de generaciones mayores compiten, por necesidad sucederá, con personas de generaciones posteriores por posiciones laborales, por servicios públicos y por bienes de consumo. Esto es lo perdido de vista.
Detallemos el asunto, usaré el ámbito laboral para exponer mi punto.
La distribución de población en posiciones líderes en empresas y gobiernos marca que están, mayormente, entre los 45 y 65 años de vida. Si bien hay excepciones, Zuckemberg tiene alrededor de 35 y Trump alrededor de 75, dicha distribución implica que la mayor probabilidad de hallar a un alto ejecutivo o dirigente está en el intervalo de 45 a 65 años.
En veinte años, con la tendencia en mejora de calidad de vida e incremento en la esperanza de vida media las generaciones entre 45 y 65 seguirán activan, mientras que las subsiguientes, entre 25 y 45, estarán ejerciendo presión por puestos.
Luego, este hecho afecta a todas las posiciones laborales. De facto, si pensamos que el sistema de pensiones mexicano tendrá presión financiera, ya por falta de ahorro o plan personal de retiro o ya por proyección financiera y económica global, sucederá que la edad de jubilación voluntaria incrementará, personas sanas y con calidad de vida buscarán ocupar posiciones al igual que generaciones subsiguientes.
Hasta la misma comunidad de CTI está implicada. No es raro saber de científicos que no se retiran de instituciones sino con los pies por delante mientras jóvenes recién graduados empujan por posiciones con productividad.
Así, esta implicación directa se pierde de vista entre tanto ruido, ya por rifas de aeronaves o modificaciones a la ley de amparo en el Senado de México, ya por violencia ya por la inoperatividad de INSABI; o bien por manifestaciones diversas y variadas.
Sin embargo, este caso muestra algo que es más que obvio: Las ciencias humanísticas en conjunto con las naturales y exactas deben abordar temáticas en sus traslapes; sin artilugios de políticas públicas forzadas.
La interacción transdisciplinaria es para atender problemas actuales o por venir; problemas concretos y reales que tienen efectos en la población.
Ya hace algunos decenios se hablaba en el mundo de la guerra de los sexos; ahora hay conflictos con normas hechas sobre las rodillas; sin programas públicos que provean seguridad a la población. Aún estamos en oportunidad de normar; ahora que todavía son jóvenes los tratados sobre la guerra de las generaciones.
Lo aquí expuesto no trata con dejar de avanzar en CTI para mejorar la salud de la población, con la implicación de mejor y mayor vida, sino de reconocer un tema a investigar y normar con claridad en beneficio de la población; así como lo dice nuestra constitución política.