Diferencias entre un estúpido y un idiota
Vasco de Quiroga, una de las personalidades más fascinante, modeladora del alma mexicana, llegó a México-Tenochtitlan como abogado, juez y oidor de la Segunda Audiencia, máxima autoridad de Nueva España, en 1531 (año de la primera aparición en el Tepeyac, diez años después de la conquista de Tenochtitlan). En 1532, con recursos propios, funda el Pueblo-Hospital de Santa Fe (desarrollo urbano más moderno de la Cd de México que conserva el mismo nombre y sede de universidad jesuita) para que los indios aprendieran artes y oficios, y doctrina católica, antes de ser bautizados.
Su concepto de hospital (de hostes, huésped) implicaba ofrecer hospedaje a todos los niños abandonados, indios enfermos, o que vagaban o se escondían en las montañas a causa del mal trato que les daban encomenderos españoles.
En 1536, sin ser sacerdote, el Papa Paulo III a petición del Rey Carlos V lo nombra primer Obispo de Michoacán. Su diócesis abarcaba lo que ahora son Michoacán, Colima, parte de Guerrero y de Jalisco -al Pacífico-, casi todo Guanajuato, San Luis Potosí y parte de Tamaulipas, al Golfo.
El sitio donde hoy esta la ciudad de Irapuato fue una enorme laguna llamada Eraitzicutzio, “donde se ve la luna”, a la que desembocaban el “río de Los Chichimecas” (río Guanajuato) y el río Silao, que la rodeaban por el norte, y desaguaba al sur por lo que sería el barrio de Santiago, hacia el “Río Grande” –ahora el Lerma-. Pertenecía al Imperio Tarasco. Alrededor de la laguna diversos sitios fueron ocupados por poblaciones indígenas como chichimecas, pames, guachichiles, otomíes, además de tarascos.
De copia simple de merced atribuida a Carlos V se afirma que la fundación de Irapuato fue por cédula de 15 de febrero de 1547. Otros consideran que merced de “Estancia de ganado mayor” del Virrey Luis de Velasco del 30 de abril de 1557 es documento fundador. Tata Vasco era ya obispo. La previa Cédula Real de Congregaciones, de 1538, ordenaba que los dispersos poblados indígenas se congregaran en lugares previamente designados. La “Estancia de Irapuato” fue escogida para ser Congregación de indígenas circunvecinos.
Allí fundó Tata, Padre, un pueblo-hospital para indios -de los más de doscientos que lograría-, al lado del cual se construyó el Templo de la Misericordia de los Indios Tarascos, conocido hoy como “El Hospitalito”. La vocación primera, ganadera y agrícola, de Irapuato, fue marcada entonces por la naturaleza abundante de recursos hídricos, la que también ha provodado inundaciones repetidas al paso de los siglos; sus viejas calles chuecas, trazadas por ríos y arroyos sobrevivientes de esa laguna. Huertas de varita de nardo y de claveles perfumados aromatizaron ambiente.
Por otro lado, al “Modelo Vasco de Quiroga”, que como lo describe Gabriel Zaid, consiste en confiar en la persona y no suplirla nunca en sus obligaciones (subsidiariedad), no era solamente económico, ni se limitaba a la agricultura y ganadería, sino a producir artesanías con microempresas en pequeñas comunidades; asignaba especialidades de industria ligera: artesanías exportables a pueblos vecinos (Cuerámaro, Acámbaro, Yuriria, Cuitzeo, Pénjamo, Guanajuato); favorecía la especialización y el intercambio entre distintas comunidades (solidaridad).
Esto resultó de su reconocida capacidad para descubrir talentos de cada persona y de cada pueblo, y así encontró aptitudes de los indígenas para un modelo impulsador de iniciativas comunitarias que aun da frutos: la creación de escuelas (el Colegio de San Nicolás, hoy universidad), talleres, curatos, almacenes, instrumentos de labranza (bien común).
Un humanista que llevó a la práctica conceptos fundamentales que aprendió en la Universidad de Salamanca. Tata fue pionero en tierras americanas en hablar de derechos humanos derivados de la dignidad humana; precursor de la Doctrina Social Católica que de modo práctico vivió; hoy en proceso de canonización.
Este 15 de febrero Irapuato celebró su 473ª aniversario fundacional. Acompañamos sus amigos a Emilio Tomé Elías y familia a recibir honrosa distinción, el “Vasco de Quiroga”, por seguir de alguna forma sus huellas. Ese modelo de solidaridad, subsidiariedad y bien común, nos sigue desafiando.