
Oposición no regatea la unidad nacional ante llegada de Trump
Una preocupación económica en el mundo es cómo insertar robots con inteligencia artificial, IA, en las actividades económicas, toda vez que son una realidad, pero sin desplazar a humanos en las labores donde tradicionalmente se han empleado a hombre y mujeres.
Empecemos con una breve crónica al respecto.
Hace decenios inició, pero ahora, seguramente, hay muchos mexicanos que han retirado dinero en un cajero automático, o comprado en expendedoras automáticas, o impreso texto e imágenes desde una computadora, o, incluso, programar la cafetera para que esté caliente la bebida al despertar.
Todos esos, y más, son robots; son simples, sin IA, pero son robots y ya están insertados en nuestra vida diaria.
Los robots que vendrán, no hay futuro en el que no suceda en mayor o menor medida, son desde vehículos autónomos, para reparto de bienes y servicios o para transporte de pasajeros; pasando por atención de clientes en establecimientos de servicio, como hoteles, hostales o tiendas de abarrotes y conveniencia; también por robots para la inclusión de personas con capacidades diferentes en sus hogares y su movilidad en ciudades; hasta, robots cooperativos en procesos de manufactura, distribución y transformación industrial de la materia.
Las plataformas y paquetes tecnológicos se hacen convergentes. Internet de las cosas, IoT (por las siglas en inglés), IA y la comunicación móvil 5G son elementos que se proyectan a la vida diaria. La Industria 4.0, I4.0, está repleta de sistemas ciber-físicos automatizados y cooperativos en espacio reducido para ensamblar piezas y partes automotrices: Robots armando robots.
No es ni catastrófico, ni la Armagedón, ni el fin del mundo. Sólo es un hecho, que ya está aquí igual que los robots simples ejemplificados arriba. Estos aun no son tan comunes, lo serán.
De hecho, también hay toda una actividad económica y requerimiento de productos en actividades al aire libre, el turismo para experiencia de vida y contacto con la naturaleza, etcétera. Estas van a coexistir con IoT, IA, 5G y la I4.0.
No son mutuamente excluyentes sino inclusivas. Imaginemos un robot para que alguna persona con dificultades motrices sea asistida en el turismo de experiencia de vida, ya en bosque alto de niebla ya en sierra, desierto o mar; así de simple.
Luego entonces, la preocupación con la que he iniciado esta contribución sólo tiene sentido si no estamos preparados para ese futuro.
La única preocupación con sentido es que autoridades, como el caso de CONACYT, excluyan el porvenir robotizado por política pública. Esta preocupación cobra fuerza con una combinación perversa: presupuesto público reducido, sin proyección de crecimiento, y presupuesto privado prácticamente nulo, sin vocación sino mayormente por servicios y comercio tradicional.
Esa preocupación también cobra fuerza cuando la discusión es un velado conflicto entre la universidad púbica mexicana, CONACYT y los organismos consultivos (FCCyT, entre otros). Parece que son vistos como botines políticos en lugar de instituciones y organismos con dedicación a la proyección futura del desarrollo y crecimiento nacional.
Entretanto en Canal Once, del IPN, se toleran discursos dislocados, fuera de lugar, ni como broma, pues, en el sentido que “la tecnología e innovación deben tomarse un descanso”. Discurso de ignorancia sobre lo que está aquí y lo que vendrá.
IoT, IA, I4.0 y 5G están en el mundo, llegarán a México para insertarse en nuestras vidas; estemos o no de acuerdo con ello; tengamos o no políticas públicas para aprovechar tales hechos a nuestro favor.
La opción, la única, es tomar decisiones que permitan la coexistencia para mejorar la vida de todos y todas las mexicanas. Generemos normas y tomemos decisiones para ello. Sólo así los robots con IA no sustituirán a personas en sus empleos, sino que potenciarán la generación de riqueza.