Diferencias entre un estúpido y un idiota
El ESCENARIO no pintaría tan mal como el título lo refiere, pero la verdad existen ambos ejemplos de personajes políticos, los brillantes que de verdad saben asumir sus responsabilidades y representan a los ciudadanos, y los corruptos que abundan en masas. ¿Todo por qué? Porque no existe una educación de calidad en México digna que garantice una cultura social que nos proyecte hacia una nación de primer mundo. Dónde radica la problemática, en la familia, en los hogares, dónde se crece con la mente estimulada, que para que estudias y te preparas, sin con contactos y dinero puedes llegar a ocupar un alto puesto público y obtener jugosos ingresos hasta para sostener tres generaciones de familia. México es rico, así es, y en 300 años no se lo han podido acabar, pero ya falta poco. Esto me recordó la película “Un día sin mexicanos” (en inglés: A Day Without a Mexican) es una película polémica dirigida por Sergio Arau, que trata acerca de una hipotética desaparición de todos los mexicanos de California, y su efecto sobre el resto de los californianos. Es una coproducción entre Estados Unidos, México y España, y es el último trabajo del actor mexicano Eduardo Palomo, quien murió en noviembre del 2003. La trama, consiste en la misteriosa desaparición de todos los latinos o hispanos en el estado de California en los Estados Unidos de Norteamérica, en la cual se va examinando de cerca a varios personajes que son afectados de diversas formas por el extraño fenómeno. Imaginemos ahora el caso, ¡sin políticos! Realmente terrible por el lado de organización social, pero por el otro lado una posible equidad de poderes. Es una incógnita muy interesante. A lo largo de la trama se puede ver a un senador que ve en la tragedia una magnífica oportunidad para convertirse en gobernador del estado de California al preocuparse y ponerse a investigar sobre las inexplicables desapariciones. El oportunismo y el protagonismo el cual fomentan enormemente para denostar que nos ayudan, cuando realmente es su obligación y son nuestros recursos. El cual en el momento de que se estaba postulando para senador estuvo de acuerdo con la creación de leyes anti-inmigrantes. La película, que tuvo un éxito enorme en México, en los EE.UU. tuvo un suceso mucho menor y se escucha la canción de Molotov llamada «Frijolero». Más bien merece todo el soundtrack del disco “dónde jugarán las niñas”. Cualquiera que vea ‘Un día sin mexicanos’ puede sentirse relacionado, puede preguntarse qué le pasaría en la misma situación, aunque esto suceda a miles de kilómetros de donde viva. El cine es una herramienta que, entre otras cosas, sirve para entender algunas escenas de la vida cotidiana que los medios masivos suelen llamar, genéricamente, realidad. No todo es política, existe más que eso para que la política viva. Generalmente es gente que se ocupa de tareas que no suelen ser valoradas o que algunos evitan hacer. Trabajan de albañiles, mucamas, jardineros, recolectores de basura, enfermeras, chofer, meseros, etc. La película de Sergio Arau los recupera de la invisibilidad, los hace ver y valorar. Existen, emocionan, tienen vidas, tienen proyectos, conforman una parte importante de esa maquinaria un tanto difusa a la que llamamos ‘sociedad’. La película denuncia la hipocresía de una nación que llama “ilegales”, “hispanos” o “indocumentados” a millones de mujeres y hombres que hacen los “trabajos sucios” que “los blancos” (así se llaman a sí mismos) no quieren hacer, y que significan un pilar fundamental de su economía. Sin ellos, nos muestra Arau, buena parte del andamiaje que sostiene a los Estados Unidos se vuele endeble. Pero también va más allá. Arau interpone un recurso que trasciende la denuncia y la lógica documental para atravesar el código de lo real y poner en juego un escenario hipotético, en el que “los latinos”, uno a uno, desaparecen de la faz de la tierra californiana: de sus casas, de los puestos de trabajo, de las pantallas, de las rutas. Y ya no hay quien recoja los frutos de las plantaciones, no hay quien lave la ropa sucia, no hay quien diga el pronóstico del tiempo en la televisión, no hay niñeras, no hay quien sirva en los restaurantes, no hay quien limpie las calles de suciedades. Pero sin esas piezas fundamentales, la sociedad californiana se vuelve un caos y entra en pánico. Más o menos imaginemos ese panorama sin personajes políticos corrupto; es difícil, pero el sueño social (no americano) algún día podría llegar con la creación de un guion cinematográfico que inspire una realidad. En la película, “los blancos” pedían que se vayan todos los mexicanos. Ese era el deseo. Y un día se fueron. Ahora México es su presente, pero también su historia. Es el rock de Molotov y sus canciones de protesta. Es la rebeldía de Alex Lora y su rock urbano. Es la bravura revolucionaria de Emiliano Zapata y su legado. Es el Subcomandante Marcos. Son las letras de José Alfredo Jiménez y sus poemas hechos canciones. Son el porte de Pedro infante y Andrés García. Son el carácter de Doña Sara García y Laura Zapata. Son la belleza de Isela Vega y Lourdes Munguía. Porque los que no estaban, ahora están. Encuéntrame en Facebook: David Álvarez Productor.