
Los niños que fuimos
Se han documentado dichos contradictorios a los hechos por parte de CONACYT; pero, ante la complacencia del Palacio Nacional, se consolidan las preocupaciones de la comunidad en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI.
Ahora CONACYT ha reservado las actas con que fincó la decisión de otorgar al titular de FGR la membresía al Sistema Nacional de Investigadores, con el nivel mas alto.
La reserva consolida las dudas, ya que, si el fiscal general tuviera la productividad de mérito al nombramiento, entonces se acallarían las voces al hacerla pública; pero en ninguna base de literatura científica se halla producto alguno y sus libros han sido criticados de plagiarios, por algo han tomado la decisión de reservar, ¿será nombramiento de compadrazgo?
Luego, vaticinio de otro desastre posible, la reforma energética que ha enviado recientemente el poder ejecutivo al legislativo federal incluye al Litio, Li, como un metal estratégico para el Estado Mexicano; pero nunca ha habido consulta a expertos y tampoco financiamiento para CTI hacia la cadena de producción de este metal para baterías.
A ver, efectivamente hay Li en México, subterráneo y superficial, pero en algunos yacimientos se encuentra químicamente complejado con materiales y minerales de tal forma que el beneficio requiere de la CTI para que sea redituable.
En algunos yacimientos sería mas fácil que en otros.
Es necesaria una política pública en CTI para diseñar procesos masivos en las diferentes formas de existencia de Li en nuestro territorio; desde la exploración, explotación, beneficio, transporte y elaboración de dispositivos de almacenamiento eléctrico tanto para baja como alta potencia.
Todo ello debe, además, considerar el impacto y remediación medioambiental; no hay de otra, deben ser equipos multidisciplinarios en CTI que, incluso, prevean la participación de expertos en ciencias económicas.
Pretender que sólo por estar ahí, el Li se puede tomar y comercializar es tanto como, tal cual lo dijo en propia voz el otrora candidato presidencial hoy titular del ejecutivo federal, explicar que con un hoyo y un popote se pude extraer petróleo de aguas profundas; un absurdo.
Es tanto como el caso de Silicio, Si, elemento que se halla muy abundante en la Tierra; pero no en estado nativo sino en arena, cuarzo, amatista, ágata y otros materiales; no de todos ellos se conoce la tecnología para purificar al Si de manera rentable a la elaboración de procesadores de cómputo.
Ahora inicia una crisis de procesadores en el mundo, el Si será estratégico política y económicamente en el orbe.
La fabricación de procesadores está concentrada, a nivel global, en Taiwán y la siguen, no tan cerca, otros cuantos, pocos, países.
¿Por qué cree usted que otras potencias, como China y EUA, no han podido alcanzar a esa isla oriental en tal tecnología? … pues, porque no son enchiladas.
El caso de Li es paralelo, una política integral de Estado está obligada a incorporar a la CTI; quizá CONACYT no lo promueve porque no es conocimiento de los pueblos originarios, aunque tampoco hay evidencia que conociesen la rueda, ni el acero ni la pólvora (mezcla de nitrato de potasio, carbono y azufre).
Es necesaria la participación de capital privado en estos desarrollos de CTI para Li, casi imprescindible, ya que tenemos otras muchas preocupaciones públicas como seguridad, salud, agua, etcétera; el capital puede ser nacional o internacional, con los cuidados tanto fiscales como normativos del caso, y no es excluyente de la inversión pública.
En lugar de hacer una política pública seria entorno a Li, CONACYT sólo crea incertidumbre en la CTI nacional.
Hace no mucho, leí una columna, en otro medio, con el pronóstico que el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, sería removido del puesto por los resultados y enrarecimiento en Palacio Nacional; a la fecha no ha sucedido a pesar de centenas de miles de muertos por COVID.
Lo anterior sugiere que tampoco habrá cambios en CONACYT, pese a desastre tras otro.