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Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
A finales de la semana pasada el Sistema Nacional de Investigadores, SNI, del CONACYT hizo una convocatoria que luce como un madruguete.
Sin decir agua va, el pasado 17 de junio se lanzó una convocatoria para la posible elección de los miembros en las comisiones dictaminadoras del SNI.
El SNI tiene el tiempo encima, por inacción propia, para que este año pueda cerrar su proceso correctamente; que también fue convocado muy tarde.
El proceso completo implica que la convocatoria es atendida por las y los investigadores, quienes alimentan su productividad a un sistema informático, se conforman comisiones, se evalúan decenas de miles de casos, en diversas áreas del conocimiento, se emiten los dictámenes, luego los casos de inconformidad tendrán unas semanas para solicitar la revisión de sus expedientes, se forman comisiones revisoras de inconformidades, se emiten dictámenes y se firman convenios, todo antes de Enero de 2022.
No van a alcanzar o lo harán sobre las rodillas.
Los primeros resultados de la convocatoria deberán ser publicados a mas tardar en agosto para dar tiempo a los casos de reconsideración, así como a firmar convenios para que la beca inicie con el año siguiente.
Resulta que el cierre de la votación para algunos miembros de comisiones se programó para ayer martes 22 de junio, a solo 4 días naturales, con escasos días hábiles; la comunidad está muy preocupada con tal proceder.
Cabe decir que no todos los miembros de las comisiones son votados, sólo una proporción.
Las quejas brincaron por doquier, estas comisiones son cruciales en la evaluación de la productividad de quienes son profesionales de la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, en México.
De hecho, me reportan a lo largo y ancho del país que al intentar votar emerge un aviso que anuncia “El periodo de votación ya terminó”.
Además, quienes pudieron emitir un voto para seleccionar a algún miembro de las comisiones se vieron sorprendidos cuando el sistema de votación les pide “justificar su voto”; ¿en qué sistema de elección se pide justificar el voto de quienes son elegibles para emitirlo?, quizá en uno que desee controlar las condiciones del voto y a los votantes.
Otra situación de sospecha es que en la lista de posibles miembros para dichas comisiones se hallaban personas fallecidas y jubiladas, profesionales de CTI inactivos, en una clara muestra de lo turbio y desaseado que maneja CONACYT en todos sus procesos y asuntos.
De la condición de tal lista a elegir han dado cuenta diversos medios.
La situación ha sido tal que ayer, martes 22, a las tres de la madrugada, el SNI envió un correo electrónico para decirle a la comunidad en CTI que el periodo de elección se extendía un par de días, al 24.
A pesar del correo electrónico con el comunicado, al intentar emitir su voto se persevera el mismo mensaje “El periodo de votación ya terminó”.
Es otra muestra del manejo turbio y desaseado que acontece en todo proceso de CONACYT, el SNI no es excepción; debía recomponerse todo el proceso y rápido.
En el mejor de los casos significa una profunda inexperiencia, aunque no es pretexto pues ha habido un empeño de CONACYT y el SNI en que la comunidad CTI finque serias dudas.
De hecho, hay un enorme descontento y rechazo al nuevo reglamento del SNI.
¡Cómo no va a ser!, si el artículo 34 del reglamento mismo dice que entrará en vigor al año siguiente de su publicación, es decir en 2022; empero, cuando profesionales de la CTI desean ingresar su solicitud de evaluación, el sistema de CONACYT les condiciona a aceptar el nuevo reglamento y a sujetarse a éste en el mismo año que ha sido publicado, es decir en 2021.
Arbitrariedades, decisiones sin consenso, sin previsión alguna, desaseadas, opacidad, retrasos, desorden y convocatorias amañadas; esa es la lista que caracteriza al CONACYT actual.
Se ha acentuado la distancia que hay entre la comunidad CTI y las intenciones del gobierno federal, cuyo titular ha mostrado que si su proyecto al 2024 se ve afectado, entonces hará cambios.