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Trump, ¡uy que miedo!
La entropía se define como el desgaste molecular de un sistema en los términos de la ciencia. Pero en términos coloquiales un sistema entrópico viene siendo aquel que se devora así mismo hasta destruirse. En los tiempos modernos la democracia se está convirtiendo, al menos en América Latina en un sistema de esta índole. Ya que por procesos totalmente democráticos están accediendo poderes que van desde populistas hasta tiránicos. Y estos, una vez en el gobierno pretenden introducir cambios en el sistema anteponiendose al propio proceso mediante el cual llegaron legalmente al poder. Es un galimatías, pero es fácil de aclarar pensando en que lo único que quieren es llegar al poder para poder quedarse en él para siempre.
Para todos es bien sabido que han encontrado el “ modo “, los políticos han logrado comprar votos, acceder a vínculos masivos, deshacerse de problemas como tener una mala reputación, incluso haber pasado por un proceso penal, discursos demagógicos insostenibles, y otras Linduras que han sido perfeccionadas por décadas y décadas de abuso a la ciudadanía electoral.
Éstos trucos, estos chapuceos son utilizados hasta ahora porque, por un extraño sistema de honor, los políticos anteriores pretendían que no los conocían o evitaban utilizarlos. Actualmente los nuevos líderes están dispuestos a todo, desde crear vínculos con el crimen organizado hasta aprovecharse de las redes sociales y fabricar tendencias de opinión a la medida. Sin olvidar los trucos básicos que ya existían como la compra de encuestas, el voto corporativo, el espionaje político, la difamación y la extorsión entre facciones.
Todo eso lo hemos visto en el actuar del actual gobierno de la República al mando del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha creado un clima totalmente venenoso, corrupto y como decíamos, entrópico. Una de las muestras más graves de su cruzada negra (que preocuparía a cualquier ciudadano que se detenga un minuto analizar las consecuencias de sus intenciones, de sus verdaderas intenciones, no de las que platica todas las mañanas y que son inconsistentes con sus actos) es haber utilizado la Comisión nacional de derechos humanos para atacar una institución como lo es el INE, el Instituto nacional electoral..
Esta ha sido una de las aberraciones más sorprendentes de todo su mandato en opinión de este monero. De ninguna forma se encuentra dentro de sus funciones, atribuciones y obligaciones emitir un juicio como tal de la presidenta de la comisión contra una institución, aún cuando pudiera tener la razón, pero me apresuro a aclarar, no la tiene.
La señora Piedra Ibarra solamente sigue las instrucciones de su jefe, el presidente, que en su momento debía de mantenerse totalmente independiente de dicha institución que en su momento puede hacer recomendaciones incluso contra él. La misión de la Comisión nacional de derechos humanos de ninguna manera consiste en ser vocero del presidente, ni de sus programas, ni de sus estrategias. Su misión es proteger al pueblo de los abusos de las autoridades. Emitir una opinión debe de hacerse con mucho cuidado, ya que se encuentra en una posición privilegiada en donde perder la credibilidad es garantía de una institución fallida.
La cruzada contra el INE de Andrés Manuel solamente implica el hecho de que ha encontrado una nueva forma de torcer el sistema democrático a favor del poder que detenta o planea detentar en el futuro. Así pues esta institución, que debía de ser sagrada, está en peligro. Y digo sagrada porque nos costó mucho trabajo a quienes la impulsamos y construimos desde cero, desde la ciudadanía, con el trabajo de políticos presionados por el propio pueblo y que nos llevó a destruir el ciclo vergonzoso y terrible que vivimos de la dictadura perfecta del PRI.
Este monero obtuvo su primera credencial para votar del entonces Instituto Federal Electoral cuando ya tenía más de 18 años, era sin fotografía, y por mucho representaba un logro importantísimo. Un logro ciudadano del que estábamos orgullosos. No era de ninguna forma atribuible a algún partido. Y deben de ser los ciudadanos desde su posición civil quienes exijan cualquier cambio para esta institución. Ningún gobierno.
El hecho de que Andrés Manuel López Obrador ahora sí sea un presidente legítimo respaldado por la ley, avalado por esta institución, debe de significar que el INE es bueno para cualquier partido, el hecho de que carguen de forma virulenta contra esta institución es indirectamente una declaración de ilegitimidad para quien ha sido electo y reconocido por este instituto. Entropía pura.
Sin embargo la complejidad de esta historia nos lleva a pensar que independientemente de la entropía evidente provocada por la cuarta transformación del mesiánico AMLO, viene a mostrar que la democracia efectivamente está enferma. Dentro de ella está creciendo un cáncer, donde los chapuceros, mentirosos, estafadores, criminales y hackers se están haciendo del poder a través de las rendijas, grietas, cuarteaduras y puntos ciegos de la ley. Al mismo tiempo que deseo defender al INE y la democracia, me preocupa que han quedado expuestas las llagas y tumores que padece nuestro sistema de gobierno.
El caso es que hemos llegado al punto donde es necesario destruir los pilares y cimientos para reconstruir? Tal vez sí se aplique en este momento una verdadera cuarta transformación histórica, aunque no la que el tiránico y autócrata presidente en turno se ha encaprichado de construir, sino una necesaria como una purga, una extirpación, o incluso una amputación del organismo que conforma la república para salvar a nuestra patria.