Ilegitimo uso de la religión
El mensaje del 3er informe del gobierno federal fue para no aprender; lleno de frases ofensivas, dicharacheras y brabuconas, como cada homilía mañanera.
Verdades a medias dominaron datos económicos y sociales, de desarrollo y crecimiento, todos, para no variar, con el foco puesto en el proceso electoral 2024; en el cuál destaca la preferencia del gran elector a la jefa de gobierno CDMX y el canciller, mas la primera, que estuvo hasta adelante durante el mensaje.
Aspectos esenciales quedaron fuera del discurso de Huey Tlatoani, a fuerza de golpes de realidad, no es el primer titular del ejecutivo federal que deja de lado, por ejemplo, la cultura y la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI.
El desconocimiento de los temas omitidos intencionalmente denota desprecio al quehacer y saber tanto como un interés, únicamente, en lo político-electoral.
Así los titulares constitucionales, y los electos, se muestran ignorantes en la materia.
Algunos ejecutivos electos a gobiernos locales han hecho acercamientos a la CTI; luego de una visita al estado norteamericano de California por algunos, trascendió en redes que el gobernador electo de Nuevo León considera que su entidad tiene condiciones para ser el “silicon valley” en México.
Es cierto que, en estados del bajío mexicano, así como en Jalisco y Nuevo León, hay empresas que comercializan servicios y productos tecnológicos: cómputo, manufactura avanzada de dispositivos, aeronáutica, automotriz y mas.
También lo es que estas entidades tienen un ecosistema instituciones de educación superior y centros públicos de investigación, CPIs; pero están muy lejos de tener condiciones y menos para la competitividad actual en CTI.
El ecosistema es incipiente, las universidades tecnológicas son de educación media superior en la realidad, las politécnicas tienen mas problemas de sostenibilidad financiera que las estatales, las cuales en conjunto con las privadas y las unidades del Tecnológico Nacional tienen su día a día absorto en formación, principalmente, de nivel licenciatura, sin proyección mas allá de los libros de texto en sus bibliotecas vacías.
Sin acceso, como hemos dicho aquí, a revistas científicas; esas que contienen los avances recientes de la generación y aplicación del conocimiento en el mundo.
Los CPIs cuentan apenas con una estructura, delgada en exceso, así como infraestructura y equipamiento que envejece rápido por la falta de presupuesto y financiamiento, tanto público como privado, para mantenimiento y reinversión.
De las universidades promovidas en ese sexenio, bueno, ni personal académico tienen.
El Silicon Valley tiene sus albores a mediados del siglo pasado, se inserta en una carrera espacial y confluye que la CTI de ese momento halla en los transistores la sustitución de tiristores para realizar cálculos, por peso y otros factores técnicos importantes en satélites y naves.
De ahí a la fabricación de obleas para lograr que el Silicio, Si, elemento que da nombre actual al valle de San José, California, pasaron varios decenios.
El Si se posiciona, por sus propiedades y abundancia en La Tierra, como el elemento químico base de los procesadores; con la ironía que hoy por hoy es Taiwán quien domina el mercado mundial, perseguido por China, Japón, Europa y Estados Unidos de América.
Ya para fines del siglo XX se posicionan empresas de Tecnologías de Información, a la vez que Internet y los buscadores detonan un nuevo boom en el Valle del Silicón; ahora con nuevos retos en la mira como autos eléctricos, viajes turísticos espaciales, humanoides autónomos, biomedicina y cibernética, etcétera.
Como una opción, el Litio, Li, el mas ligeros de los metales, éste es centro en la nueva carrera mundial, hay pocos yacimientos probados en el mundo.
México tiene yacimientos de Li superficial y subterráneo; pero a los ejecutivos, los electos y constitucionales, ni por la frente les pasa; podría crecer un “Litium valley” con CTI, “Silicon valley” ya hay, copiar no es desarrollar y tarde menos.