
Los niños que fuimos
Desde unos días he tenido charlas con varios legisladores en torno a la iniciativa de reforma en materia de Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, que se discutirá en Parlamento Abierto esta semana; comparto algunas de mis reflexiones a partir de éstas.
Ha habido diversos proyectos, algunos, por ejemplo, propuestos por colectivos de profesionales de la CTI, en manos de Senadores Independientes, también está la iniciativa lanzada desde la Comisión de CTI en la Cámara de Diputados y la que ha enviado Palacio Nacional.
El proceso legislativo es muy complejo en un entorno común o normal, ahora que está enrarecido, por la polarización oficialista, lo es mucho mas; en dependencia del estatus que alcance y las instancias a las que llegue, un proyecto queda como tal o evoluciona a iniciativa hasta que, de ser el caso, se decreta para ser norma vigente con términos específicos heredados del todo el proceso.
Las iniciativas deben discutirse en comisiones, algunas veces unidas, depende de la materia y alcances, de ahí se envían a diversas instancias del proceso legislativo, como la Coordinación Política u otras, hasta llegar al pleno para su votación.
Una instancia es un Parlamento Abierto, cuya noción corresponde al llamado que el poder legislativo hace a quienes, desde la sociedad, tengan experiencia en la materia de la iniciativa en cuestión; no es una etapa donde el oficialismo en turno se vuelca, cual estampida, con pretenso afán informativo, pero realista intención injerencista.
La semana que corre será el Parlamento Abierto para la iniciativa de reforma en CTI, a la par, como hemos comentado en este espacio, corre el activismo oficialista para impulsar adhesión a la iniciativa presidencial; tienen preocupación y buscan masificar e infundir opinión favorable sobre la iniciativa oficial, cual medicamento a enfermo o temor a devoto.
Desde CONACYT le han llamado a ese ejercicio oficialista Parlamento Abierto, que en realidad es propagada de comunicación social; no es parlamento porque no es la respuesta ciudadana al llamado del legislativo, sino la respuesta de dependencias a la posición del ejecutivo, respuesta, esta última, que debía corresponder a una etapa diferente del proceso y que significa, en este momento, al escaso eco que ha encontrado la iniciativa de CONACYT en la comunidad CTI.
Pese al Parlamento Abierto de esta semana, dada la composición actual de curules en lo que será la cámara origen, hay una predicción fatal, esta columna prevé que tampoco se le moverá ni una coma a esta iniciativa palaciega.
El cuatroteísmo desea votar la iniciativa en CTI en el pleno de la Cámara de Diputados en abril entrante; es decir, sin importar si conclusiones de expertos llevaren a decidir que el texto requiere una revisión profunda, al regreso de las vacaciones de primavera será votada la iniciativa oficial en CTI, ¿cree usted que el Parlamento Abierto y sus conclusiones resultarán en una ley consensuada cuando se votará en pleno a poquísimos días de éste?
La votación legislativa en este sexenio hace prever que no será considerado el Parlamento Abierto, no quiero decir que debe obviarse, sino resalto que es una señal mas que alerta sobre la aplanadora dictada a huestes desde la palaciega homilía mañanera; será palo dado.
Señal como aquella que ha resultado en deplorable quema de imágenes de la ministra presidente de la SCJN, tan graves como los embates en redes contra otro miembro del contrapeso jurídico del Estado Mexicano; incluido el conato de toma del edificio de la SCJN.
Señales tan graves como las decisiones castrenses en aeropuertos de aviación civil, dirección por elementos de fuerzas armadas que resultan en un himno o la imposición de itinerarios de vuelo; cuando la aviación civil debe gobernarse por el mercado, la necesidad y respuesta de los clientes.
A este ritmo, dada una agenda impuesta por ley en CTI, de carácter general, tendremos a militares dirigiendo centros públicos y a CONACYT mismo; el remedio yace en 2024.