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Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
El presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador, dejará una marca significativa en la habilidad de manipular la información en un país de 130 millones de personas. Este monero reconoce el esfuerzo amplio para mantener este hilo de comunicación unilateral, aunque no lo aplauda ni apoye, ya que en la práctica parece más perjudicial que beneficioso.
La tarea de informar diariamente durante dos horas es monumental, tanto para él como para su equipo; ningún presidente lo había hecho antes. Sin embargo, esto plantea la duda de si alguien más continuará con esta práctica. Claudia Sheinbaum ha expresado su disposición a mantener las mañaneras si gana la presidencia, lo que genera preocupaciones para los próximos seis años.
Este ejercicio único no tomó a todos por sorpresa. Se pueden hacer comparaciones con figuras como Fidel Castro en Cuba o el programa de Hugo Chávez en Venezuela, que tenían emisiones semanales más manejables. La mañanera se estableció como una forma de comunicación sin intermediarios con la prensa, pero presenta fallas, como el abuso de poder y la creación de un culto a la personalidad del presidente.
El acceso restringido de reporteros, analistas y políticos a las mañaneras refuerza la percepción de un monólogo. Además, la presencia de personajes absurdos y payasos, como el caso del famoso Lord Molécula, añade un tono burlesco al espectáculo.
Desde la propuesta global de transparencia y gobierno abierto en los años setenta, se buscaba que los gobiernos trataran con respeto y seriedad a la población, proporcionando acceso a la información. Sin embargo, la creación del INAI marcó un momento crucial en México sobre este tema. Aunque las mañaneras han intentado sustituir esta institución, la función del INAI como fuente de información clave ha sido vital en la revelación de escándalos como la Casa Blanca y la estafa maestra.
Sustituir un instituto tan trascendental con el discurso unilateral del presidente es inaceptable e incongruente. López Obrador ha cometido abuso de poder al segregar a individuos por su posición política. La plataforma se utiliza para insultar y agredir, lo cual no es correcto desde la más alta tribuna del país, incrementando el daño a la democracia.
Los insultos y señalamientos no han llevado a actos de violencia directa, pero la polarización amenaza a quienes creen en la palabra del presidente. Se han producido hechos de difamación y exposición ilegal de información privada.
La doctora Sheinbaum comete un error al querer continuar tal cual este ejercicio. Carece del carisma maquiavélico de AMLO y en esta segunda temporada los espectadores ya no se tragaran las mentiras y difamaciones con la misma facilidad. Claro, en una proporción menor y con una intensidad disminuida, y por supuesto mejorando la honestidad y el ejercicio correcto de transparencia y rendición de cuentas, podría ser continuado por cualquiera que gane la contienda, tanto Claudia como Xóchitl.