No eran médicos, son «activistas cubanos»
Ha habido movimientos estudiantiles en la historia de las instituciones de educación superior, IES, mexicanas.
De todos ellos, la mayoría gestados en IES públicas, los menos en privadas, se han destacado liderazgos, unos con relevancia otros insulsos, unos trascendentes otros pasajeros, unos arraigados otros olvidados.
Ejemplos hay varios, está el clásico de 1968, mismo que a milenials y centenials no les dice nada, aunque sus abuelos, algunos, lo recuerdan como un gran evento histórico, en sus remembranzas fue casi la transformación social previa a la 4T, algo como la 3.X, pues.
Está ese otro de donde surge la actual jefa de gobierno de la CDMX, también emergido en la UNAM, la preferida de Huey Tlatoani hacia el 2024 fue activa entonces.
Otro movimiento estudiantil reciente se detonó hace menos de un decenio; cuando el expresidente de alto copete fue increpado por estudiantes en la Ibero, allá en Santa Fe de la CDMX, ahí resultaron liderazgos insulsos, hasta ridículos, así que ahí lo dejaré para regresar al punto.
De aquel donde la Jefa de la CDMX se apuntala, se va a estudiar al extranjero, se doctora, regresa a la UNAM e inicia su actividad política luego de una muy mediana carrera científica, resulta su misma tendencia política, que podría dar seguimiento, según su discurso de tercer informe, y continuidad al proyecto del actual habitante de Palacio Nacional.
Entonces, por lo menos es indicio de ello, su silencio en el efecto CIDE y desastres en CONACYT, en todo sentido, permite entrever lo que sería su actuar en materia de Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI.
El desastre de CONACYT ha sido en los tres años de esta administración y en es todo acto de ese consejo: Convocatorias, Procesos del SNI –dónde el fiscal general es una piedra mas en el zapato-, Centros Públicos de Investigación, CPIs – no sólo el CIDE-, la extinción de fideicomisos –sobre los que ASF tiene observaciones- y varios etcéteras.
Esos desastres, en plural, de CONACYT podrían ser mitigados o atenuados ya que ella, Claudia, tiene el oído de Huey Tlatoani, pero ha hecho mutis, muy a su conveniencia y pretensión; es claro que le desinteresa el conocimiento aun cuando defendió a la UNAM, como estudiante, desde esa perspectiva incipiente, y construyó medianita carrera en CTI.
Su desinterés, prudencia política pensarán algunos, político-electoral sería más preciso, luce más como desdén; en particular porque dice tener cuadros en CTI, como en su secretaria del gobierno local en esa materia, otrora directora de la facultad de ciencias en la UNAM.
Digo, podría hablar en corto, no necesariamente hacer declaraciones públicas que despierten susceptibilidad tlatoánica, se notaría; podría mandar mensajes en sus declaraciones, de esos con los que se comunican las y los políticos, se sabría; podría proponer a alguien de su equipo para ocupar la DG del CONACYT, hay varios actos para mejorar la percepción que la comunidad en CTI tiene de Claudia y mas aún quizá proyectarse mas como estadista que como simple preferida de Palacio Nacional.
En ese contexto, una proyección simple, como escenario posible, es que la Jefa de la CDMX en el futuro despache en el edificio en contraesquina de su actual oficia, ahí mismo en el zócalo, depende, primero, que sus contrincantes partidarios no le rebasen en su carrera y en segundo lugar que se construya una oposición electoralmente competitiva –situación que se antoja, ante la condición actual, muy complicada.
Por ejemplo, ¿qué opina Claudia de la posible futura autonomía constitucional de las IES, CONACYT y los CPIs?, otra, ¿propondría cambio en CONACYT?
Veremos si liderazgos estudiantes se quedan cortos; Es temprano para saberlo, la carrera inició anticipadamente quizá porque Huey Tlatoani ve venir el vació de poder y pretende asegurar continuidad de proyecto, aunque el canciller mexicano tiene actos internacionales que le permiten destacar y el líder del Senado dice “o sí o sí estaré en la boleta” mientras hace alianzas cada día.