Trump, ¡uy que miedo!
Ahora López Obrador dice “hay que confiar en las instituciones”, confianza en Gertz Manero. La feligresía obradorista una vez más fue engañada.
Le recordaron en Durango lo que reclamó el 6 de enero Andrés Manuel López Obrador al Fiscal General Alejandro Gertz Manero: la impunidad que goza Emilio Lozoya Austin, desde hace once meses extraditado a México, como un huésped impune, en el dorado arresto domiciliario.
“Se detuvo la investigación por el proceso electoral”, cuestionó el reportero duranguense al Presidente, y de inmediato reviró con la perorata de la “gran confianza que tiene en el Fiscal Gertz”, ya que “hay que esperar más tiempo”.
La llegada del ex director de Pemex en julio del 2020, detenido en España, fue la piedra filosofal con la que la Cuarta Transformación convertiría la promesa del combate a la corrupción, en hechos irrefutables y contundentes.
Resultó otra mentira más, con el caso atorado por el pacto de impunidad con el ex presidente Enrique Peña Nieto, ya que las declaraciones de Lozoya apuntaban a sacar un sinnúmero de cadáveres del closet del pasado sexenio, con información muy delicada contra su archienemigo, Luis Videgaray Caso.
Obviamente Videgaray no pagaría en solitario los platos rotos del sexenio más corrupto en la historia de México -este todavía no acaba-, en consecuencia, el escándalo prendería el ventilador frente a montañas de materia fecal para manchar a empresarios clave en el Consejo de López Obrador, y a importantes funcionarios.
Este embarre lo adelantó en su momento quien fuera el abogado principal del ex director de Pemex, Javier Coello Trejo.
Ahora Andrés Manuel pide “paciencia” y “confianza en las instituciones”, una frase en contrasentido de la que provocó grandes daños en el periodo poselectoral frente al Instituto Federal Electoral de Luis Carlos Ugalde, en el anuncio de la victoria a Felipe Calderón Hinojosa por 0.56%.
“Al diablo con sus instituciones”, dijo López Obrador el 6 de septiembre del 2006.
La línea de tiempo en el caso Lozoya dibuja la historia de la demagogia de los nuevos tiempos, y la charlatanería discursiva anticorrupción. El 28 de julio del 2020, el Presidente pidió a los ciudadanos “convertir el caso Lozoya en un Tribunal Ciudadano Popular, que no sea un asunto solamente de tribunales judiciales”.
La arenga es digna de los linchamientos populistas de Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, del coreano Kim Jong-un, Víctor Orbán de Hungría y Racep Erdogan de Turquía.
La farsa llegó al clímax cuando el 20 de agosto del 2020, uno de los periodistas paleros de la mañanera, le ‘sugirió’ al Presidente hacer una historieta del caso Lozoya y las implicaciones de expresidentes y exfuncionarios, para ilustrar “la gran corrupción que imperaba en nuestro país en gobiernos pasados”.
Pero colapsó la escenografía anticorrupción cuando Andrés Manuel reconoció el 20 de febrero del 2020 que NO había investigación alguna contra Peña Nieto, a pesar de que la Dirección General de Pemex es un puesto históricamente clave de los gobiernos mexicanos, seleccionado cuidadosamente por los presidentes de la República.
¿Cómo es posible una investigación a fondo contra el ex director de la petrolera, acusado también de delitos electorales en la campaña presidencial del priista, sin tocar al beneficiario principal..?
Para estos casos donde el Ejecutivo quiere salvar la cara con fundamentos judiciales, no ironiza como usualmente lo hace con el guión de la justicia, para atacar “las actitudes leguleyas”.
¿Qué van a hacer con Lozoya..? cualquier mexicano harto de este desastre contestaría: “se van a hacer pendejos”.
Los espero este martes a las 3:30 en RadioFormula y Teleformula en el programa de Eduardo Ruiz-Healy
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