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Oposición no regatea la unidad nacional ante llegada de Trump
Son varias semanas que Huey Tlatoani toma de tiempo de homilía para hablar de quienes considera contendientes electorales, aun cuando no debería hacerlo si le importara cumplir la ley, incluso en Palacio pensaban que el presidente de la Cámara de Diputados sería, pero ¡zas!, que brinca la liebre; Huey Tlatoani la ha tomado contra la figura que ha refrescado, en estos días, a la contienda por puestos de elección popular.
Que si ese globo no voló, que si investiguen sus empresas, que si es figura impuesta por hombres, incluidos sus nombres, etcétera; el caso es que si no tuviera preocupación no sería tema de tal recurrencia en la mañanera, no sobra decir que lo que detona a la reciente imagen fresca ha sido la soberbia de Palacio Nacional.
Un dato relevante es que, en 2018, la 4T obtuvo un contundente triunfo, mayormente debido al hartazgo social por escándalos de corrupción e ineficacia en seguridad pública tanto como decisiones en políticas públicas que no impactaron positivamente el bienestar de las personas.
El párrafo anterior parece un déjà vú, quizá el déjà vecú, parece que lo hemos revivido este sexenio, pero se ha agravado el asunto en salud pública; en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI; en exceso de muertes por la pandemia, resultado del pésimo manejo, y la violencia organizada, tanto como muchos hechos mas que demuestran que estamos peor.
Los pocos buenos indicadores se deben a factores externos, como un peso fuerte impulsado por la estrategia económico-monetaria en EUA; la estabilidad en finanzas familiares, consecuencia del enorme flujo mensual por remesas; la amenaza de recesión en las potencias mundiales que impulsa estrategias para reactivar su economía, Alemania se declaró en tal situación, favorece a países como México (por cierto, se ha desaprovechado el llamado nearshoring) y afortunadamente aun no nos ha llegado el turno recesivo.
El proyecto cuatroteísta ya ha demostrado que no ha funcionado para un mejor México, no ha resuelto problemas como seguridad pública, corrupción, telecomunicaciones, energía, salud pública (que cada vez peor), tampoco ha atendido la conservación de la biodiversidad (ahí está el ecocidio por el Tren Maya), ni la consolidación de la CTI, etc.
El valor agrado de la 4T, el único quizá, es poner en la mesa de discusión que urge resolver la condición de pobreza de millones de personas, quien contienda debe incluir esto como meta del proyecto de gobierno.
En ese contexto, no se ve claro que la 4T llegue de nueva cuenta a los treinta y cacho millones de votos del 2018; la oposición tampoco los tiene asegurados.
Saquemos cuentas, sólo para darnos idea, en el padrón seremos cerca de 95 millones, si prevalece una votación típica del 60% del padrón, entonces se podrían contabilizar unos 57 millones de votos (puede ser menor); por ello quienes contiendan van por poco mas de 30 millones, cifra que representaría cerca del 52% de la votación de acuerdo con estas cantidades supuestas, las cifras serán cercanas a las que aquí incluyo y ayudan a fijar metas electorales, pero se sabrán a mediados de 2024.
Entonces ¿en Palacio cunde pánico?, no llega a tanto, pero sí ha estado indebidamente ocupado Huey Tlatoani en el proceso electoral, ya que las corcholatas no levantan y, además, apenas recientemente, una imagen fresca emerge en la oposición, antes no mostraban alguna opción electoral viable; al día de hoy, la oposición ha recobrado bríos por un personaje fresco, porque nomás no se veía cómo podría ser competitiva para alcanzar la meta en votos.
Entre tanto enredo aún no se ve claro ningún elemento estratégico para atender los problemas comentados arriba; para no decirlo las personas aspirantes se retraen a que el tiempo de propuestas será cuando la ley lo permita, como si les hubiera impedido pintar bardas, colocar espectaculares, hacer mítines de proselitismo y demás actos anticipados.
El proceso se calienta, este espacio sigue atento a lo que se diga en CTI y planes de gobierno.