Trump, ¡uy que miedo!
Sólo silencio desde CONACYT ante la vacante que ha persistido en la dirección del Sistema Nacional de Investigadores, SNI; nada oficial, ni se anunció la renuncia del anterior director ni se ha formalizado quién podría ocupar esa silla.
Me dicen que hay humo blanco para que se ocupe tan sensible posición.
Se menciona a una persona con un bajo perfil científico, investigadora de la Facultad de Economía en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, BUAP; de la misma entidad donde se le otorgó el doctorado honoris causa a la pareja sentimental del ocupante de Palacio Nacional.
La persona mencionada para la dirección del SNI ostenta los grados de Maestría y Doctorado en Sociología; grados que obtuvo en la misma BUAP, con clara delineación de endogamia académica.
En su página institucional sólo reporta dos artículos, uno en 2011 y otro en 2012; es decir no tiene una alta productividad que digamos.
En resumen, artículos científicos publicados en revistas de bajo índices, autoría en un libro con editorial de marginal relevancia, membresía desde 2011 al SNI mismo y quien presume reconocimientos que tienen decenas de miles de profesores en otras instituciones: Perfil PROMEP y pertenencia a un cuerpo académico.
Eso sí, es medio tocaya de la Directora General del CONACYT.
Esto es consistente con que se “prefiere lealtad a capacidad” y experiencia añado; dicho arraigado en la voz de Huey Tlatoani.
El ocupante anterior de la dirección del SNI ilustró algo; sin experiencia esa clase de puesto tan sensible sólo traen desaseo y desorden.
Ese hecho impacta en el ánimo del principal activo de la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI: sus investigadoras e investigadores.
Otro punto ilustrado es que la comunidad CTI en México es muy sensible al prestigio científico; no es el caso de la investigadora de la BUAP.
Hay un mal vaticinio de confirmarse esta premisa, la investigadora que podría ocupar la dirección del SNI carece de tablas, en poco ayudaría a rectificar, recomponer o tener algún rumbo siquiera.
Mientras el SNI continua con retrasos muy importantes en el ejercicio de su principal, único, programa, desde la rienda del director anterior; ni siquiera hay convocatoria este año.
Hecho que tiene estresada y decepcionada a la comunidad científica; lo cual no ayuda al principal proyecto de Palacio Nacional, quizá el único que les interesa, ya que, dadas las tendencias, cualquier punto o fracción porcentual ayudaría a mejorar el resultado del gran evento en los próximos días.
Todavía más porque la austeridad franciscana ha llegado a la convocatoria del Tecnológico Nacional de México, TNM; instancia de la SEP que agrupa y regula a 254 institutos tecnológicos en todo el país, mayormente dedicados a impartición de licenciaturas y con algo de investigación en CTI.
No sobra decir que la política de austeridad no ha afectado la obsesión de Huey Tlatoani hacia la producción de petrolíferos fósiles como gasolina, diésel y turbosina; esa que ha llevado de promover la adquisición del segundo 50% de una refinería, el primer 50% lo adquirió su acérrimo adversario en 1993.
Pero regreso a la convocatoria del TNM a los profesores-investigadores para que este año concursen por estímulos a la productividad.
La convocatoria establece que este año el máximo de UMAS será 5 y no 9 como en las convocatorias anteriores; esto sin importar cuánto hayan producido en el periodo a evaluar ni la calidad de los productos.
Sin ingenuidad, quizá esta situación también, ya que estamos a días del 6 de Junio, podría tener impacto en el ánimo de ese segmento de electorado.
Flaco favor le hacen a “ya saben quién”, como dicen en sus campañas; ¿será vaivén de la espada de Damocles?
Doy un paso más hacia atrás en esta entrega, desde el inicio del programa de becas del SNI la comunidad CTI se encaminó hacia una consolidación.
Una decisión equivocada para la dirección del SNI traerá efectos desfavorables a la salud social e institucional de la CTI mexicana; deben pensarlo con cuidado.