Libros de ayer y hoy
Se fatiga el mundo y el virus arremete. Si la primavera estuvo caracterizada por el horror, el otoño se ha convertido en una peligrosa combinación de resignación y miedo; se padece el peor embate de la pandemia a la fecha. La tasa mundial de contagios ha crecido 29 porciento.
La Organización Mundial de la Salud advierte que la temporada invernal empeorará la situación.
Europa supera los diez millones de contagios; vuelve al confinamiento social y económico. El peligro es manifiesto en Estados Unidos, que tiene más casos y muertes conocidas que cualquier otro país.
En México la situación es apremiante. Para mediados de noviembre llegaremos al millón de infectados; rebasaremos los 100 mil muertos, sin considerar el subregistro fúnebre.
Urgen medidas drásticas. Sin embargo, el presidente López Obrador insiste: acá nada por la fuerza, nada de autoritarismo; la gente está informada y es consciente…
No lo creo.
Vea lo que pasó con el comportamiento de la multitud devota a San Judas Tadeo, el santo de las causas imposibles. La fe pudo más que la preocupación por el contagio del virus y el contagio del miedo. Fue un anticipo de lo que podría ocurrir este fin de semana en los panteones o en la Basílica de Guadalupe, el 12 de diciembre.
¿Será que la insoportable levedad de las medidas oficiales es como los llamados a misa?
Sin más rigor, el panorama pinta fatal.