Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Hace un par de meses que un amigo me dijo entre refresco de cebada, partido de fútbol, en la pantalla, y conversación amena, – Yo quiero hacer proyectos con impacto social, pero no se cómo, – mientras veíamos de reojo a él y a la pantalla, continuó – Tú tienes experiencia en proyectos industriales, pero ¿cómo le hago para hacer uno de impacto social? –
Mi amigo es un buen matemático dedicado a lo que se conoce como sistemas dinámicos. Con contribuciones, por ejemplo, en redes de reacción bioquímica; que son los mecanismos por los cuales suceden cosas en las células como, por ejemplo, la metabolización. Con formación de recursos humanos aceptable, donde cuenta en su haber el caso de una doctora que trabaja de tiempo completo en una institución educativa del Estado de Oaxaca; ahí ya hay impacto social.
Pero mi amigo se refería, eso intuí pues no lo dijo exactamente así, a que sus resultados estuvieran orientados a una necesidad localizada, una demanda específica de su conocimiento.
En lo que a este espacio respecta, esa charla me motiva a compartirles hechos transversales. La Ciencia, Tecnología e Innovación (#CTI) no dejará estimular la capacidad de asombro, de abrir nichos de inversión con réditos atractivos para quien tenga visión y además de propiciar soluciones sociales. Como la carrera espacial que, aunque lo dude la directora de CONACYT, ha traído conocimiento y tecnología impresionante: monitoreo de biota y cambio climático mediante satélites, por citar algo.
Pero me refiero al caso de las realidades aumentada y virtual.
Estas herramientas se hallan entre inteligencia artificial, redes complejas, matemáticas, nanotecnología, y otras áreas, e impulsa un nuevo paso para atender necesidades sociales.
Una idea es que equipos multidisciplinarios de médicos tengan acceso a visualizar al paciente durante una cirugía explotando la realidad aumentada (https://apoqlar.com/). La visualización podría incluir imágenes de resonancia magnética, angiografías y muchos análisis mas que permitan tomar decisión en el momento mismo de la cirugía. Esta plataforma permitirá tener el siguiente nivel de cirugías en calidad y frecuencia tal que el número de intervenciones hospitalarias sea mas eficiente y eficaz. Aquí también hay impacto social.
También en el arte se hallan oportunidades (https://www.youtube.com/c/AnnaDreamBrush). Se pueden tomar elementos volumétricos virtuales, tridimensionales para proyectar el lienzo. Sería impresionante lo que habrían logrado cubistas, impresionistas o surrealistas con esta herramienta. Si bien no será el arte por sí mismo lo que resuelva las necesidades sociales, sino el conocimiento y desarrollo tecnológico, es innegable el valor social del arte. Ahí también hay impacto.
Trasladar o traducir el conocimiento como solución a necesidades es una capacidad desarrollada, aprendida. De ahí la inquietud de mi amigo y de otros, desafortunadamente muy pocos, colegas.
Durante las primeras cinco décadas de #CONACYT, y sus esfuerzos en formación de científicos, no se ha incluido la componente formativa de traducir una necesidad en un problema científico y las respuestas científicas en una solución.
Cuando hay voluntad, como en el caso de mi amigo, así como incluir acciones en la currícula de estudiantes de posgrado, no es suficiente. La inversión tanto pública como privada es necesaria.
Lo que hace falta es la combinación de lo necesario con lo suficiente para hallar soluciones y que México sea competitivo y sustentable.
Suficiente y necesario, combinación matemática de pruebas contundentes. Científicos dispuestos a hacer mas que aquello que les gusta, o aprendieron, y recursos financieros para construir equipos de trabajo de largo aliento.