Preparativos para una amenaza llamada Trump
Esta semana se ha dado a conocer que el Fiscal General de la República, FGR, será miembro del Sistema Nacional de Investigadores, SNI, del CONACYT en su nivel más alto.
Lo anterior luego que la Directora General del CONACYT, tras litigio y negociaciones bajo la mesa, conformara una comisión especial a modo para justificar el inmerecido nombramiento.
Una búsqueda en las bases de datos internacionales con documentos sobre contribuciones al conocimiento deja claro que el titular de la FGR no ha hecho trabajo científico; ninguno, menos para el nivel 3 del SNI que ahora ostenta.
Entretanto, la comunidad nacional de la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, experimenta gran preocupación; temen perder la beca a pesar de tener productividad científica, puesto que el nuevo reglamento del SNI fija condiciones absurdas y ridículas.
Un ejemplo, el área VIII del SNI pide entre otras pocas opciones:
(i) 2 proyectos como investigador principal de desarrollo tecnológico (madurez tecnológica 4 en adelante).
(ii) Al menos 2 proyectos de vinculación academia-industria. Demostrar al menos una colaboración internacional en temas de innovación, propiedad intelectual, licenciamiento o transferencia de tecnología.
(iii) 2 proyectos como investigador principal, de transferencia de tecnología que hayan generado propiedad intelectual de su propia autoría (contar con la titularidad de los derechos).
(iv) Haber participado como parte de un grupo para el desarrollo y/o creación de al menos una empresa nacional de base científica y tecnológica. Presentar evidencia de la propiedad intelectual y del impacto de su participación como tecnólogo en el desarrollo de empresas nacionales.
El primer numeral es limitante puesto que las convocatorias son escazas, tardías, de ministración retardada; todo ello sin que la persona tenga control sobre los eventos puesto que CONACYT es la instancia ineficiente.
Por ello es casi imposible tener en un periodo de evaluación dos proyectos como investigador principal; más aún cuando, incluso, las convocatorias de CONACYT limitan que no se tenga responsabilidad vigente en otro proyecto a fin de solicitar uno adicional.
En relación a los proyectos de vinculación academia-industria, debo decir que, si bien esta columna opina que es deseable, en general no hay condiciones institucionales para que este requisito sea satisfecho; lo digo con la experiencia que tengo en decenas de proyectos academia-industria y desarrollos tecnológicos resultado de la vinculación con sector productivo privado, es absurdo.
El numeral tres es ridículo y violatorio de ley.
Cuando cualquier profesional de la CTI es empleado en institución alguna, pública o privada, la titularidad sobre los derechos de propiedad intelectual es de la institución contratante no de la persona; la persona sólo tiene el derecho de la autoría intelectual salvo convenio específico con la institución.
Es el caso de la comunidad CTI en México, cada persona, el o la autora, no es titular de los derechos de patente por invención, de hacerlo sin convenio sería robo en perjuicio de la institución; que si fuera institución pública incluso podría ser daño patrimonial.
En verdad que no entienden nada en CONACYT o quieren al SNI para sus amigos como el fiscal general, entre otros, y no para las y los científicos con productividad probada, quuienes se truenan los dedos.
Los comentarios sobre el numeral (iv) de esta lista corta se traslapan con los anteriores; sólo resta añadir que también podría ser violatorio de los convenios de confidencialidad signados entre las instituciones, los grupos de trabajo CTI y las empresas, ¡en qué cabeza cabe! … en una ignorante.
El titular de la FGR materializa el engaño a una comunidad que no tardará en ser señalada por el dedo acusador desde Palacio Nacional.
Un funcionario de muy alto nivel posicionado para recibir una inmerecida beca de un programa público; beca asociada a un nombramiento sin productividad que se le exige a los demás, ilustrativo.