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Rómulo, baja colateral en la pugna de Américo y Cabeza de Vaca
No hablemos del aeropuerto de Santa Lucía y la ineficiencia que se está gestando en ese proyecto. No hablemos del tren maya, El ecocidio que se prevé y el abuso a comunidades indígenas al propio estilo de don Porfirio con imposiciones y sobornos colectivos de oropel. No hablemos del Pantano de Dos Bocas y la refinería (casi plataforma marítima) que van a tener que construir en ese lugar. No hablemos de la corrupción que se ha descubierto entre su equipo de trabajo y sus propios familiares. No hablemos de la insostenibilidad de su discurso de merolico que se está evidenciando poco a poco y le va dejando de funcionar.
Mejor hablemos de sus cortinas de humo que han costado tanto en capital político, ha costado importante tiempo de trabajo serio para la administración de este país y por supuesto, inevitablemente, ha costado recursos económicos. Esos chantajes y trucos baratos de Espejo y humo que no son dignos ni del nivel más bajo escalón del antiguo sistema priista, me imagino a un presidente municipal del priismo de los 70 tratando de hacer estos malabares ridículos y teniendo después que recurrir al apoyo del partido para salvar el pellejo, si vieron la película “La ley de Herodes” sabrán de qué hablo.
Así es como veo los absurdos esfuerzos del presidente por desviar la atención hacia objetivos que son muy atractivos para los medios y las redes, pero al mismo tiempo fácil de disipar y que intentan encubrir los grandes tropiezos y errores de su administración.
El fallido caso Lozoya, al cual la vieja guardia de dinosaurios y mapaches le crearon un cortafuego que puso a temblar los cimientos del Palacio Nacional, un contraataque llamado Pío López Obrador. La Absurda rifa del avión, que no fue una verdadera rifa, sino una ridícula súplica de coperacha a sus seguidores y que estuvo lejos de conseguir la respuesta obligándose a sí mismo a comprar los boletos y aplicando a los empresarios (vía la manita de puerco complementada con negociaciones oscuras por debajo de la mesa), vendiendo boletos, para recabar los recursos que encauza (ahora sí) a donde debía canalizarlos, que por cierto ya tenían recursos previamente etiquetados. Es decir, recursos para el sector salud, después de que él mismo se lo retiró. Y como último ejemplo de sus grandes regadas, volvió a invocar las emociones desde las entrañas del pueblo, restañando las heridas antiguas al convocar una encuesta para enjuiciar a los expresidentes, que él mismo dice un día apoyar y al otro no. Que no se nos olvide este día en el que el abrió la puerta a este debate sobre el juicio a expresidentes, y que muy probablemente logre que en seis años cierre una reja sobre él, cuando sea un expresidente, como le sucedió a Lula da Silva en Brasil. Dado que AMLO se exilió de las filas del priismo, le faltó la escuela de politiquería y chanchullo que le hubieran dado las mañas necesarias si hubiera seguido militando en ese partido. Y qué bueno que no obtuvo esas mañas, para cualquier ser humano ese tipo de educación debe ser repulsiva. Pero el gran líder de la 4t quiere hacer las cosas con esa misma actitud tramposa y ridícula, creyendo que el pueblo es estúpido. Pero no le sale totalmente bien, porque está jugando a ser un pequeño dinosaurio contra poderosos monstruos de la talla del mismísimo Godzilla. Y él no tiene el peso y la categoría para pelear en este cuadrilátero que es la política.
Para este monero está claro que la otrora brillante y vívida flor de credibilidad y aprobación que vimos a principio de su mandato, se ha ido marchitando de una forma tan patética que el resultado al final de su periodo puede verse claramente. Y estos recursos absurdos con los que está tratando de levantar la opinión parecen más veneno que abono.
Ojalá hiciera las acciones que verdaderamente se necesitan y que podrían ser la salvación de su proyecto de gobierno, el cual pinta más para ser recordado más como el tercer imperio de lo absurdo, qué la cuarta transformación nacional.