Libros de ayer y hoy
El Foro Consultivo Científico y Tecnológico A.C, FCCyT, es un órgano autónomo de consulta al Gobierno Federal previsto en la Ley de Ciencia y Tecnología, LCyT, vigente.
Al formar parte de los más altos órganos colegiados, como en el Órgano de Gobierno de CONACYT, el FCCyT ha sido diseñado para tener un canal de comunicación más entre las y los científicos mexicanos con quienes toman decisiones de gobierno.
En el artículo 38 de la LCyT se obliga al CONACYT a financiar la operación del FCCyT sin subordinación alguna del segundo. En litigio, largo por indeseable, se encarnó la brecha irresoluble al entendimiento.
En los recursos financieros se concretó la pugna legal y política de origen mas profundo. Falló la política como herramienta de resolución al conflicto, se perseveró la cerrazón.
Luego de una batalla muy desgastante para la Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, mexicana; el FCCyT se ha quedado acéfalo después de la renuncia de su Coordinadora General; la renuncia se puede verificar el día de hoy en el portal del citado órgano.
No sería sorpresa que ahora CONACYT busque legitimar una nueva coordinación general del FCCyT, una mas a su modo, para impulsar la reforma que se ha atorado en materia de CTI.
No sería sorprendente, pero podría ser madruguete con efectos radicalizados.
La raíz del conflicto se encuentra con dos ramales: Uno el origen de disputa al interior de la UNAM, diferendos entre grupos de académicos que continúan y se han acentuado con la actual administración en CONACYT. El otro en busca del control de la administración federal actual por la CTI nacional; en mi opinión es mal presagio.
En el primer ramal se han concretado y publicitado diferencias cuatroteístas con grupos de académicos de la UNAM; con protagonismo exacerbado por quien es pareja sentimental de la Secretaria de la Función Pública; sí, aquellos de las múltiples propiedades.
La renuncia a la coordinación general se da, según se puede leer en mensaje público, en el contexto del fuerte impulso del Gobierno Federal, en manos de CONACYT, a una reforma a la LCyT.
Diversos colegas han expresado que el FCCyT significó un ejercicio de recurso público sin efectos en la CTI. Eso puede ser, pero en la existencia del FCCyT yace en un baluarte que no puede perderse, sino que debe reforzarse: Una opinión autónoma de efecto sobre políticas públicas en CTI.
Quien hasta el 6 de Julio del presente fungió como Coordinadora General del FCCyT, investigadora de la UNAM, agradeció en su mensaje a sus predecesores. Ella fue la primera mujer en tan alta responsabilidad: Conciliar las opiniones de la comunidad CTI mexicana, sintetizarlas y llevar la síntesis a los niveles de gobierno federal para la toma de decisiones.
Corresponde a la historia evaluar la gestión, aquí mi punto es la relevancia del FCCyT y su autonomía.
Ya he dicho en esta columna que la ruptura al interior de la UNAM ha afectado a toda la CTI nacional; se ha extrapolado fuera de su origen intra-institucional a todo México a cada Institución de Educación Superior y Centro Público de Investigación, sectorizado o no. Éste es un ejemplo mas.
Se promueven desde Avenida Insurgentes Sur, en contra esquina al Teatro de los Insurgentes, ubicación literal muy significativa, unas condiciones de polarización, de por sí existentes, entre las y los científicos mexicanos.
Los diferendos de la comunidad de CTI mexicana con CONACYT se hallan en la parte más arraigada, honda por profunda, onda al ser materializada como el conservadurismo de su Dirección General en el sentido de no querer ni admitir, mucho menos promover, observación, comentario u opinión autónoma alguna.
No es de extrañarse ya que parece el sello de casa; más preciso de Palacio Nacional.
Como fantasía, cierro con la idea de qué habría sucedería si al presidente del país vecino del norte le interesara, repentinamente, por altruismo, ¡já!, la CTI mexicana.
No sucederá, a menos universidades estadounidenses vinieran México, otro gallo cantaría.