
Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Hace muy pocos días que se anunció con bombo y platillos, hasta se reclamaron aplausos de los presentes, una decisión correcta. Una que parece corregir confrontación que sólo estaba provocando incertidumbre y riesgo de largo plazo.
Sí, me refiero al tema de los gasoductos. No obstante, no pretendo abundar en ese tema dado que este espacio está mas relacionado con Ciencia, Tecnología e Innovación, #CTI, y las políticas públicas asociadas.
Lo que quiero rescatar del tema de los gasoductos es que el pragmatismo político puede llevar a corregir desaciertos.
Respecto de CTI, decisiones controversiales no han sido corregidas ni explicadas o negociadas; por el contrario, se endurece la confrontación.
Es labor de quien tiene el nombramiento hacer propicio el acercamiento.
Comentemos ejemplos, no extensivos sino ilustrativos.
El director del Sistema Nacional de Investigadores, SNI, de CONACYT ha sido cuastionado y fuertemente criticado. Destacadísimos científicos mexicanos, influyentes de alcances internacionales han sido preclaros. El tema ha sido tomado en las revistas de ciencia y tecnología mas importantes a nivel global.
Pero en lugar de propiciar acercamientos se agudizan las diferencias; se hacen comentarios en redes sociales desde el SNI y CONACYT que profundizan los diferendos.
Otro asunto en calma chicha se refiere a las diferencias entre el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología, FCCyT, y CONACYT. Diferencias argumentadas desde la plataforma de la Ley de Ciencia y Tecnología, pero que lucen mas como pugnas y pujas políticas. El asunto es mas profundo.
Solo son dos ejemplos, pero hay una pléyade de temas documentados en prensa de todas las filias.
Cabe decir, que la coordinadora del FCCyT y la directora de CONACYT, son ambas científicas de la UNAM; también el destacado biólogo que ha sido asertivo en críticas respecto del SNI. ¿será que han sido trasladadas las pugnas de esa casa de estudios al ámbito nacional?
Entretanto el año 2019 se perdió para la CTI en México; al menos en lo que respecta al financiamiento público.
En días recientes se publicaron convocatorias, pero no alcanzará 2019 para enviar la propuesta, que sea evaluada, y las que resulten aceptadas sean turnadas a procesos administrativos, se firmen convenios con las instituciones, se asignen los recursos y, después del calvario, se ministre el financiamiento.
No hay otra, ya se perdió el año 2019. Esto es muy delicado y grave para la CTI mexicana.
Insistir en desaciertos, sin capacidad para resaltar los intereses comunes mas que las diferencias, hacer política en favor de la CTI, es ignorar el ejemplo que desde la presidencia de México se ha dado en el caso de los gasoductos.
Además de ello, debo decir que el ecosistema científico en México ha cambiado y continúa en ello. Ya no sólo es la UNAM, está el sistema CINVESTAV, la universidades estatales, tan lastimadas por unas pocas malas decisiones, las privadas y los Centros Públicos de Investigación.
Las cifras en productividad científica muestran que no debe trasladarse el conflicto interno desde el sur de la CDMX al país entero.