Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Quien pretenda administrar el Ayuntamiento de la capital potosina siendo elegido por sus habitantes, sabe perfectamente que uno de los grandes problemas que presenta esta ciudad es el eterno ciclo de las lluvias que traen calles anegadas, accesos importantes inundados y posteriormente, al acomodarse los suelos, los mismos baches recurrentes, inaugurados el mismo día que se fundó la ciudad.
Algunos presidentes municipales han hecho avances pequeños y grandes durante sus gestiones, unos podrían considerarse permanentes como lo han sido los colectores pluviales, pero el principal trabajo consiste en mantener corregir y reparar. El permanente desazolve del alcantarillado, el saneamiento y disposición de los desechos urbanos, la reparación de la infraestructura necesaria y la consecuente eliminación de los socavones y hundimientos en las diferentes vialidades.
Para nadie es sorprendente el hecho de que San Luis, dentro de su abanico de contrastes, es una ciudad que un día puede ser tan seco como un beso de la suegra y de pronto caiga un aguacero diluviano, que con sus riadas y charcos nos recuerda cuántas vialidades eran alguna vez verdaderos ríos naturales como las calles y bulevares Reforma, Españita y Santiago. Ya sabemos que es así nuestra casa y aun así nos volvemos locos con las mismas consecuencias cada año.
La ubicación geográfica de la llamada Ciudad de los Jardines hace que nos lleguen los remanentes de huracanes del golfo y del pacífico disminuidos al chocar con las sierras madres. Por lo que no nos podemos quejar de que dichos meteoros nos flagelan, como sucede en ciudades de tierra adentro como Monterrey, que ya ha sufrido severas catástrofes climatológicas. Pero por un lado, como patio norte del Bajío mexicano, debemos reconocer que las lluvias llegan por ambos frentes, y como la puerta del semidesierto, admitir que nuestro suelo siempre está sediento y en constante movimiento mientras haya agua.
O eso debería de suceder cuando algún ciudadano pretende la candidatura para ser alcalde. Entre otros temas como la inseguridad y los problemas viales en tiempos de seca, la época de lluvias que convierte a San Luis en el sueño de los enamorados, puesto que se inunda como los románticos canales de Venecia cuando llueve y después de la lluvia los baches que florecen en nuestras calles nos recuerdan los cráteres de la luna, debería de ser parte de la agenda con propuestas de infraestructura nueva y corrección efectiva y preventiva de los problemas acumulados, además de la reparación, mantenimiento y corrección de los daños que ya antes se han mencionado.
Por su parte, en la opinión de este monero, Xavier Nava parece estar un tanto cuanto romanticón, aunque su coqueteo sea con una candidatura, que si bien está en todo su derecho, se le puede caer si solo se “enfoca” en su magno proyecto de alumbrado público, y deja al garete temas tan importantes como la inseguridad rampante y los antes mencionados asuntos viales y pluviales.
No vaya a ser como su antecesor, que prometió sacar a San Luis del bache, y solo pintó como loco de un color ridículo la ciudad, dejando así un testimonio de su insípida, cuestionable y gris administración, y también como curioso recuerdo de que ahora que según ellos “el futuro es verde”, hubo un pasado de amarillo.
Ya van llegando las lluvias. Otra vez el tunero valle del Tangamanga será la romántica ciudad que se nos olvida que tenemos. Que la memoria de los años pasados sirva para elegir rutas de vialidad alternas y seguras al caer las aguas, que recordemos que la basura que hoy tiramos es la alcantarilla que se tapa mañana, que los baches germinan siempre en el mismo lugar hasta que alguien viene y los soluciona conscientemente y que las autoridades que ayer no hicieron su trabajo correctamente, no merecen nuestro apoyo mañana, por más paraguas que quieran darnos en campaña.