Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Dentro de poco inicia el proceso federal donde los votantes mexicanos elegiremos al titular del ejecutivo, diputados y senadores; también habrá varios procesos en las entidades federativas -incluida la CDMX-, para elegir, junto con los legislativos de éstas, a titulares de gobiernos local, municipal y alcaldías.
En unos 15 meses es el día de la elección, algunos meses antes se dará el registro de candidatos, previo a eso están las precandidaturas y en el ínterin los posibles procesos de impugnación ante autoridades en la materia en cada etapa.
Así quedan, escasamente, pocos meses para que se definan los perfiles que contendrán a un gran número de posiciones de responsabilidad en el ejercicio del poder; queda poco tiempo para incluir planes y proyectos a fin de resolver los grandes retos mexicanos.
La comunidad en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, mexicana está ausente de la intención de aspirantes y de su propia capacidad de gestión y aproximación política.
Una consecuencia es la nula, aún al momento, inclusión por cada aspirante de planes, programas, proyectos o definición de posturas en torno a la CTI; están en otra preocupación, ocupados de ridículas exhibiciones para seguirle los pasos al tiktogober neolonés, situación que se puede entender para el posicionamiento en popularidad, pero que es despropósito para proyectar el ejercicio del poder.
Es claro que cada persona, por ejemplo, que aspira a la candidatura a la Presidencia de la República tiene en mente una meta de 35 millones de votantes a fin de ganar el proceso electoral (esto en consideración a la votación histórica de esa clase de procesos y la población en el padrón); de ahí la labor de sus asesores de imagen y administradores de redes sociales para exhibirles en esos medios.
Pero una gran paradoja se erige, mientras que, si es que por redes llegaran a la meta de votantes, entonces serían similares a los llamados influencers, pero ¿habría plan de gobierno y trabajo?
La estrategia de posicionamiento en redes no les deja tiempo para lo sustantivo a quienes son aspirantes.
Es el caso que en la CTI se encuentra uno de los pilares para las soluciones sostenibles a los grandes problemas de México como generación y distribución de energía, movilidad e inclusión social, salud, agua, medioambiente, etcétera.
Además, desde la CTI se concretan tecnologías para temas de importancia nacional como seguridad e inteligencia pública, impulso de actividades económicas de base tecnológica y base científica y así la competitividad internacional, entre muchas mas.
Sin embrago, ahí la paradoja, los aspirantes no se acercan a la comunidad mexicana en CTI, están ausentes; no se duda conozcan algunos personajes de la CTI, pero no se acercan a la comunidad para comprender cómo integrar las capacidades instaladas hacia soluciones.
La comunidad en CTI tampoco se ha acercado a aspirantes, a excepción de la extitular en una secretaría de la CDMX que ha retornado a la UNAM; hecho que abre la duda si tienen clara la relevancia de la CTI mas allá de decisiones electoreras.
El hecho que miembros de la comunidad no se acerque a políticos obedece mayormente a que profesionales de la CTI no tiene ni experiencia ni formación política, además que su quehacer diario les absorbe.
En contraste, el hecho que quienes son aspirantes a puestos de elección no se acerquen en lo general a la comunidad de CTI obedece mayormente a que ni les interesa ni quieren entender que en la CTI tienen a un fortísimo aliado para resolver problemas de largo plazo, muchos países son ejemplo de aprovechamiento de la CTI para resolver sus problemas.
¿Es labor de profesionales en CTI acercarse a políticos?, en parte sí; ¿la formulación de políticas públicas, en beneficio de la sociedad, es obligación de quienes sean elegidos? Sí, sin duda.
No se sabe de intención para formular políticas públicas en CTI, son pocos meses; sin acercamiento hay riesgo que una vez mas no abordemos el tren del conocimiento, su generación y aplicación.