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Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
No es la primera vez que la humanidad se ve asediada por la peste y la guerra. Pese a que existen opiniones divididas, múltiples historiadores coinciden en que la pandemia de la gripe española fue uno de los motivos que aceleraron el fin de la Primera Guerra Mundial. Habitualmente la peste es posterior a los conflictos bélicos, en donde las poblaciones debilitadas por la hambruna y el hacinamiento son vulnerables a enfermar. No obstante, la emergencia sanitaria por el virus SARS-CoV2 responsable de la COVID-19 (que ha enfermado a 23 millones de personas y le ha arrebatado la vida a 799,000 seres humanos), podría ser el detonador de un conflicto latente entre dos titanes económicos: Estados Unidos de América (EUA) y la República Popular China.
A pesar de que la paz y la salud tienen una profunda conexión, existe poca literatura que describe su interrelación dinámica. La similitud entre la paz y la salud radica en que su equilibrio es muy frágil y sensible. Habitualmente los servicios de salud acompañan y confortan el desarrollo de un conflicto bélico, sin embargo, la pandemia por el virus SARS-CoV2 podría ser la causa de un enfrentamiento de magnitudes inimaginables.
El año 2020 se ha caracterizado por ser un año vertiginoso debido a sus constantes crisis humanitarias, que comenzó con los incendios forestales de Australia, el terremoto de Turquía y la más reciente fue la explosión en Beirut, Líbano. Muchos aseguran que solo es un “mal año”, sin embargo, 2020 es el resultado de una ecuación que acumula múltiples factores que confluyen en una matriz de desgracias naturales, sociales y económicas en donde la constante es la intervención de la mano del hombre. Pensar que el año 2020 es producto de la casualidad, solo refleja que nuestra sociedad tiene memoria de pez. Es probable que el 2020 sea el primero de varios años de penitencia para una humanidad fragilizada, cuyos recursos naturales y alimenticios se están acabando. La WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) alertó que la Tierra alcanzó el 22 de agosto de 2020 su sobrecapacidad natural, es decir, nos hemos acabado los recursos naturales anuales a poco más de la mitad del año.
El mundo antes de la pandemia comenzaba a experimentar tensión entre varias potencias económicas. Es evidente que EUA y China han permanecido en un torbellino de conflictos económicos y tecnológicos que, al paso del tiempo, incrementan la tonalidad de sus acusaciones y sus efectos trastornan a otras economías, generando recesiones tal como ha sucedió con Alemania, Reino Unido e Italia. Esta tensión ha dictado la agenda geopolítica del 2020, en donde ningún país puede mostrar tibieza eligiendo un bando económico.
Antes de la pandemia, la principal causa de muerte en el mundo era causada por enfermedades cardiovasculares derivadas de malos hábitos alimenticios. Los sistemas de salud estaban encausados a atender enfermedades del orden común y ningún sistema sanitario estaba preparado para una pandemia de dimensiones colosales. El virus SARS-CoV2 ha precipitado las muertes de aquellos que padecían enfermedades crónicas no transmisibles. El desgaste y la enorme atención que el virus SARS-CoV2 ha demandado a todos los sistemas de salud mundiales, provocará que resurjan enfermedades infectocontagiosas olvidadas como el sarampión, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y la rubéola.
En abril de 2020, el Dr. Luc Montagnier, quien obtuviera el Premio Nobel de Medicina en 2008 por el descubrimiento del VIH, aseveró que el virus SARS-CoV2 podría tener un origen artificial, lo cual despertó intrigas sobre el propósito de la COVID-19. Aunado a ello, las acusaciones de la viróloga china Li-Meng Yan, quien habría huido a EUA aseverando que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el gobierno Chino tenían conocimiento de la extraordinaria virulencia del nuevo coronavirus, refuerzan la idea de buscar culpables antes que soluciones. Aunque Zhao Lijian, portavoz del gobierno Chino, desmintió estas acusaciones, Donald Trump suspendió el financiamiento de 500 mdd a la OMS, idea que fue secundada por otros mandatarios como Scott Morrison, primer ministro de Australia, quien declaraba que la OMS requería facultades de “inspector de armas biológicas”, poniendo en tela de juicio la credibilidad del máximo organismo rector de la salud en el mundo.
Hasta el momento la tensión se ha mantenido en bloqueos tecnológicos y económicos, que van desde las afectaciones a Huawei y las recientes amenazas a la red social “Tik Tok”. Pareciera que mantenerse en tensión “prebélica” es la clave para asegurar las elecciones en EUA, dado que ningún Presidente Norteamericano ha perdido elecciones mientras se encuentran durante un conflicto bélico internacional en curso. Por lo pronto, la aplicación masiva de la vacuna anti-coronavirus en noviembre de 2020, apunta a ser la estrategia que busque conquistar votantes ente el paso firme y sólido de Biden, quien por el momento se encuentra como favorito en las encuestas preliminares, noticia que resulta preocupante para los actuales proyectos de México con Trump.
Por lo pronto, el personal de salud del mundo se encuentra exhausto, atrapado en sistemas de sanitarios hondamente debilitados, trincheras que han sido objeto de múltiples ataques y señalamientos. Se estima que cientos de miles de profesionales de la salud padecerán las secuelas psicológicas y emocionales de una pandemia de tiempos modernos, sufriendo depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo y estrés postraumático. Mientras el personal de salud espera estoicamente cualquier desenlace, la ineficiencia de los sistemas de vigilancia epidemiológica del mundo han reducido sus actividades al conteo de muertos y a la contemplación de brotes en lugares insospechados.
Pronóstico.
La enorme necesidad de reactivar rápidamente a la economía mundial puede despertar a viejos demonios armamentísticos, con la enorme diferencia de que hoy, un enfrentamiento puede ser breve y devastador con tecnología nuclear para la humanidad. Los sistemas de salud y su personal están tan debilitados que no podrían acompañar ni subsanar los resultados de una guerra. Si esto llega a suceder, el restablecimiento de la paz social sería prácticamente imposible.
La clave:
Todo está al alcance de un cubrebocas. Cuando lo uses recuerda que no solo cuidas tu salud, ese gesto también promueve la paz. Asimismo, debemos fomentar políticas públicas que promuevan la planificación familiar, pues ya somos demasiados.
«Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande».
Apocalipsis, 6:4.
Fabián Arturo Cabrera Bertoni es Médico cirujano, Maestro en Administración de la Salud y candidato a Doctor en Administración y Políticas Públicas. Obtuvo la Medalla al Mérito en Protección Social en Salud del Gobierno Federal en 2014 y fue galardonado con el Premio Nacional de Salud de la COPARMEX en la categoría empresarial en 2018. Actualmente se desempeña como Conciliador Nacional en Mensa, México, «The High IQ Society».