Se abren más espacios de equidad
El ecosistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI, en México se compone de diversos sistemas y diversos vectores de interacción.
Dentro de los sistemas están las universidades públicas, que tienen cobertura federal, como, por ejemplo, UNAM e IPN; está el subsistema de universidades como, tal es el caso, UASLP, UdG, UANL, y mas.
Además, están las dependencias del Instituto Tecnológico Nacional, sectorizado en la SEP, y las universidades politécnicas.
El ecosistema CTI es muy amplio.
Un sistema que tiene gran vulnerabilidad es el de Centros Públicos de Investigación CPIs; algunos sectorizados como los casos del Colegio de México, CONVESTAV en la SEP o INEEL e IMP en SENER.
También están los 26 CPIs que coordina CONACYT; dónde una amenaza ronda a estos últimos.
Para poner en contexto, los CPIs CONACYT tienen tres fuentes de ingresos; que dependen de cada condición específica que guarden.
Una fuente es de recursos federales a través del PEF; ya sea directamente asignados a su presupuesto o por de proyectos que CONACYT les apruebe.
La segunda fuente, cuando existe, es de recursos asignados por los gobiernos locales donde se hallan un CPI en particular; esta fuente suele contribuir muy poco a su ejercicio anualizado.
La tercera fuente es complementaria y es la que ha permitido que los CPIs subsanen déficit presupuestario, que tengan pertinencia en CTI y que logren el grado de consolidación que tengan; les llaman recursos propios y provienen tanto de gobierno, a cualquiera de los tres niveles, o de la iniciativa privada al concretar proyectos de desarrollo tecnológico.
La tercera fuente es muy importante, tanto que dos CPIs tienen cero pesos en el PEF y por ello sobreviven de la tercera.
Reitero, sobre la tercera fuente cierne amenaza a los CPIs CONACYT.
Me dicen que algunos Directores Generales de CPI CONACYT tienen preocupación, pues, tienen instrucciones muy restrictivas para el uso de los recursos propios que consigan.
Cualquier excedente deberá ser integrado a la federación, o sea, que les pasan la charola.
Se dirá que en términos normativos nada se violenta, pero, de hecho los fragilizará al borde de la extinción.
Salvo excepciones, es muy frecuente que los proyectos de CTI requieran más de 12 meses para ejecutar y concretar el desarrollo tecnológico y que incluso requieran reinversión, no siempre salen bien a la primera.
Un ejemplo reciente de amplia cobertura son los lanzamientos de XSpace que han provocado colisiones al despegue, como esos muchos.
Con el pase de charola, los CPIs deberán reintegrar a la federación al cierre del año, pero con el riesgo que los compromisos prevalezcan.
De por sí es complicado contratar inversiones a CTI y logar éxito en ese sentido para añadir complejidad por incremento de riesgo al concretar resultados.
Quizá, diferentes hechos lo sugieren, la idea de la administración federal actual es desaparecer a los CPIs CONACYT, quizá la politización de los CPIs busca ganar lealtad a la usanza de gobiernos centralistas -como aquellos en los que un Estado concentra poder en ente único y controla coactivamente las relaciones sociales bajo una sola ideología oficial-
La politización de CPIs es tal que incluso se está recurriendo a los sindicatos para actos de propaganda institucional; así de grave.
En cualquier caso, el daño al ecosistema de CTI nacional será gravísimo, las afectaciones impactarán a todos los sistemas y subsistemas mencionados arriba.
Una CTI que genere soluciones a necesidades de cualquier país debe tener oportunidad de construir distintas alternativas sin instrucciones, en ese sentido libre.
Así, las fuerzas armadas de México, que tienen recursos para ello, podrían convocar a profesionales de CTI para construir soluciones en colaboración con éstas mismas.
No deben imponerse trabajos si no convocar a la oferta de soluciones, guardada toda secrecía.
De igual manera los recursos propios de los CPIs CONACYT que, ya sin fideicomisos, se han quedado sin herramientas para su sostenibilidad financiera.