El episcopado ante el ‘segundo piso de la 4T’
Cada 5 de febrero, México conmemora la promulgación de la Constitución de 1917, que ha sido la máxima legislación que nos ha regido desde entonces. Una constitución, como todos sabemos, es el principal conjunto de leyes que gobiernan a un país. Contiene las garantías básicas que promueven los derechos humanos y las normas que regulan al gobierno y a los ciudadanos para cada caso previsto en ella.
A lo largo de sus más de 107 años, la Constitución ha sufrido modificaciones y ha sido ignorada, vejada, y violentada en varias ocasiones, con intentos de modificarla en beneficio de unos pocos en lugar de la nación.
En el año 2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador, a un año de finalizar su mandato, busca realizar nuevas modificaciones, generando una paradoja inquietante. A pesar de burlarse de las leyes y violentar los derechos nacionales, busca alterar la Constitución. La Suprema Corte de Justicia ha detenido algunas transgresiones, generando malestar y deseo de venganza.
Su propuesta de modificar la Constitución en este periodo legislativo, en parte, revela su desesperación ante la pérdida de apoyo futuro. Esto afectará la época electoral, generando caos a tan solo cinco meses de las elecciones. Los escenarios posibles incluyen que la ley no sea aceptada, provocando malestar entre sus seguidores y fortaleciendo la oposición. Sin embargo, la oposición debe mostrar fuerza para detener este avance.
Este monero, aunque no busca la mejor posibilidad para el futuro de México, considera que lo más que podemos aspirar es detener esta caída hacia un infierno inminente. Es crucial que el Congreso de la Unión tenga la suficiente fuerza y conciencia para detener este desastre que está afectando al país. El próximo periodo legislativo requerirá héroes, ya que es difícil tener un porvenir brillante sin un control y regulación efectiva de los presupuestos y emisiones de leyes que definirán el futuro de México.
Es momento de negociar, no solo políticamente, sino buscando el verdadero bien de la nación y un futuro de saneamiento y restitución. Se encomienda a los diputados y senadores proteger y jurar lealtad a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, legislando con conciencia y de acuerdo con su ideología, pero sin fanatismo y buscando el bien colectivo, no el propio ni el del grupo dominante. Este podría ser el milagro que México necesita.
Dedicado a mi sobrino en su cumpleaños NRH, felicidades grandulón!!