Reforma en el bachillerato, un paso hacia la modernización educativa
Fuertes y graves declaraciones fueron hechas en días pasados al afirmar que en materia de ciencia México retrocedió. En respuesta, organizaciones de científicos respondieron con sus “otros datos” contenidos en bases internacionales.
La opinión, alimentada desde CONACYT hacia el más alto nivel, pretende de orientar la discusión a que hay ataques infundados a la dirección del consejo nacional cuya vocación debe ser respecto de las políticas públicas en Ciencia, Tecnología e Innovación, CTI.
Como ya se ha comentado en este espacio, es en las autoridades donde debe haber actos de prudencia política y documentación seria, con fines subir a su barco, pues, a grupos con el mayor número posible, en este caso de científicos.
Pero los hechos indican una dirección contraria: La confrontación.
No es que la comunidad científica haga algo para afectar a la directora de CONACYT, ese consejo se pisa al agujetas sólo.
Por ejemplo, recientemente una nueva convocatoria de Fronteras en la Ciencia ha cerrado su llamado. Se puede verificar en el mismo portal de CONAYCT que solo unas pocas semanas, luego de cerrada la convocatoria, serán dados los resultados.
Esa convocatoria abre serias sospechas de un proceso turbio en la asignación de los recursos.
Un proceso serio, dado que las propuestas científicas son muy especializadas, requiere una revisión por pares. Es decir, se conforman comisiones de especialistas por disciplinas científicas quienes, incluso, pueden consultar a individuos de más profunda especialización para que emitan una opinión técnica; una evaluación. Con ésta se elabora un dictamen y, más adelante, se analiza el tamaño de la bolsa en contraste con las mejores propuestas y las prioridades en la convocatoria.
Para quienes trabajamos en CTI este procedimiento es muy común; de hecho, tiene similitudes en el proceso de publicación de resultados científicos.
Ahora además se pide resumen en inglés, lo que no es problema porque abre la puerta a que expertos internacionales emitan su opinión técnica; situación deseable. Pero está con pésima ejecución. Deberán conseguir tales revisiones tan solo unos días, en todas las áreas del conocimiento donde haya Fronteras de la Ciencia. ¿Ya les contactaron?, porque, como todo experto, lo potenciales revisores mexicanos o extranjeros tiene agenda apretada. O bien, ¿cómo lo hicieron si hasta que se tenga el listado completo de las propuestas se saben cuántas revisiones se requieren para cada proyecto?
Luce que las asignaciones ya están predefinidas; quizá unas pocas serán para tapar ojo al macho.
Este proceso lo cito porque es uno emanado desde el seno de CONAYCT, no hay injerencia desde la comunidad científica en la definición de términos para el envío de propuestas y su evaluación, asignación y firma de convenios.
No es por eficiencia que los tiempos en dicha convocatoria les hayan quedado estrechos. De hecho, en vez de concentrarse en convocatorias y procesos, se invirtió el año en buscar cifras para culpar a la comunidad científica misma y a la administración anterior.
Desde el discurso oficial se actúa con descalificaciones y actos arbitrarios. Se equivocan en el manejo que se ha dado a la relación con los científicos mexicanos.
La lista de desencuentros es larga. Declaraciones contradictorias sobre la política CTI respecto de la iniciativa privada. Nombramientos indebidos sin cumplimiento de experiencia en CTI, como el caso del Sistema Nacional de Investigadores. Una Ley de Ciencia y Tecnología estancada en su reforma, que es muy necesaria. Llamados que convocan a la comunidad científica mexicana con agendas que más parecen urgencia de ejercer los recursos que un programa serio; uno con un proceso ausente de dudas.
Todo ello emana de su interior y de las decisiones del CONACYT mismo, ahí no hay injerencia de presuntos ataques.
Pero ahí, en la lista, no está, en mi opinión, la fuente medular de tales discusiones y desencuentros. La lista hace evidente la brecha entre comunidad y autoridad.
Donde se halla tal origen es en la falta de oficio político por parte de quienes realizan actos de autoridad en CTI.
De seguir así, el tono de la confrontación aumentará; el grupo de inconformes crecerá; a ningún miembro de la CTI hecha en México nos es productiva tal situación.
Como ya dije arriba, a las autoridades les corresponde tener prudencia política. Actuar para edificar los puentes de comunicación y no los de la disidencia.
Haber desinformado al más alto nivel ejecutivo tendenciosamente, para encubrirse, no ayuda a una gestión favorable.